A pesar de marchas menos nutridas en las últimas convocatorias, el núcleo duro de los "chalecos amarillos" se manifestó este sábado por 27ª semana consecutiva, continuando con su inédita movilización social que lleva seis meses, a días de las elecciones europeas.
Para esta nueva jornada de protestas, los "chalecos amarillos" que salieron a las calles en Francia eran unos 2,800 a las 14h00 locales (12H00 GMT), de los cuales 1,100 en París, según las cifras del ministerio del Interior, que había anunciado 2,700 a la misma hora la semana pasada.
En Reims (noreste), unas 1,000 personas, según periodistas de la AFP, respondieron al "llamado nacional" ante la prefectura de la ciudad, tras dos sábados marcados por una merma de la movilización, que cayó a su nivel más bajo desde el inicio del movimiento, el pasado 17 de noviembre.
Eran entre 1,300 y 1,400 en Nancy (este), donde se lanzó un llamado similar, según una estimación de la prefectura.
"En las (elecciones) europeas, todo el mundo votará contra Macron aquí", aseguró Annie, de 62 años. "Estos aquí para que termine la farsa Macron", dijo de su lado François-Xavier, de 37, de Châlons-en-Champagne.
La movilización iniciada hace seis meses constituyó la peor crisis a la que se ha enfrentado el presidente Emmanuel Macron desde su llegada al poder, en mayo de 2017, y coincidió con una fuerte pérdida de popularidad del jefe de Estado francés, quien desde entonces ha recuperado un poco de terreno.
Esta nueva jornada de protestas tuvo lugar a una semana de las elecciones europeas del 26 de mayo, en las que la lista presidencial (La República en Marcha, LREM) encabeza los sondeos, prácticamente empatada en el primer puesto con la extrema derecha, la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen.
Si el 1º de mayo había reunido a sindicatos y "chalecos amarillos", el acto 26º del sábado pasado había convocado a 18,600 manifestantes en Francia, según el recuento gubernamental, cuestionado por el movimiento, que hablaba de 37,500 personas en la calle.
