Arnulfo Arias y Acción Comunal



Arnulfo Arias se inscribió en Acción Comunal en noviembre de 1930. Mantenía reglas y rituales secretos y defendía un estilo de nacionalismo defensivo que se reflejaba en el lema de su plataforma: “Habla español y cuenta en balboas”.

Con el fin de proteger la identidad nacional, Acción Comunal defendía la puesta en marcha de una serie de medidas: educar a los niños en el amor al país, enseñarles a respetar la bandera, el uso correcto del español, no hacer negocios con establecimientos con letreros en inglés, limitar el número de extranjeros en cargos públicos y abstenerse de comprar en comercios que no fueran de propiedad de panameños o gestionados por ellos.

Acción Comunal defendía también la intervención del Estado en la economía y la necesidad de reemplazar el Tratado de 1903 por un acuerdo que reconociese la soberanía de Panamá y que eliminara la facultad de intervención de los Estados Unidos.

En 1926, durante la presidencia de Rodolfo Chiari, hubo un intento de canalizar esas aspiraciones nacionalistas en un nuevo tratado. En negociaciones secretas lideradas por Ricardo J. Alfaro, Panamá se enfrentó a un intransigente equipo estadounidense. En lugar de hacer concesiones a las aspiraciones nacionalistas de Panamá, el tratado de 1926 contemplaba una alianza militar más cercana con los Estados Unidos. Acción Comunal criticó vehementemente los tratados a través de periódicos, panfletos y foros públicos.

Aunque no era miembro de Acción Comunal, un hermano de Arnulfo, Harmodio, fue portavoz del grupo en la Asamblea Nacional y ejerció influencia en la opinión pública contra el tratado. El rechazo del pacto por parte del Órgano Legislativo consolidó el prestigio de Acción Comunal y situó a Harmodio Arias en el centro de la atención pública.

Asimismo, Acción Comunal intensificó su campaña contra el régimen liberal al final de los años 1920, especialmente durante la caótica presidencia de Florencio Harmodio Arosemena (1928-31). En la madrugada del 2 de enero de 1931, Arnulfo Arias lideró un osado ataque al Palacio de las Garzas, convencido de que la violencia era la única forma de deponer a Arosemena. Aunque el golpe fue cuidadosamente planificado, en el más extremo secreto, el presidente de Acción Comunal, Víctor F. Goytía, intentó abortar el asalto a última hora temiendo una intervención de los Estados Unidos. Incluso el hermano de Arnulfo, Harmodio, retiró su apoyo poco antes.

Temiendo que todo se perdiese si el golpe era cancelado, Arnulfo siguió adelante, confiado en su liderazgo dentro de Acción Comunal. El asalto desembocó en el derrocamiento del presidente Arosemena. La caída del régimen representó un punto de inflexión en la historia de Panamá. Por primera vez desde la independencia, el golpe encabezado por Arnulfo Arias había desalojado violentamente del poder a un gobierno elegido constitucionalmente.

Después del golpe, los acontecimientos políticos se desarrollaron rápidamente. Los Estados Unidos, por su parte, no intentaron salvar el régimen corrupto de Arosemena pero insistieron en que futuros cambios en el sistema político panameño debían realizarse dentro de un marco constitucional. Así, con el propósito de ajustarse al criterio del departamento de Estado de los Estados Unidos, la Corte Suprema, mediante una hábil maniobra constitucional, colocó a Harmodio Arias en la presidencia interinamente, hasta que el ministro plenipotenciario Ricardo J. Alfaro pudiese regresar de Washington y asumir el cargo de Presidente de la República.

La opción de Alfaro era favorecida por los Estados Unidos dado su sobrio estilo diplomático. Sin embargo, para muchos de los más fieles partidarios de Acción Comunal, la caótica búsqueda de un nuevo Presidente después del golpe marcó el momento en que la revolución fue derrotada. De hecho, algunos argumentaron que aquellos que el movimiento pretendía descartar, lo habían secuestrado al designar a Alfaro en la Presidencia. Ricardo J. Alfaro había negociado el repudiado tratado de 1926; nunca había sido militante de Acción Comunal y tampoco fue parte de la trama que derrocó a Arosemena. No obstante, era uno de los abogados más distinguidos de Panamá y recibió el apoyo de los Estados Unidos.

FUENTES

Editor: Ricardo López Arias

Textos: W. F. Robinson. Profesor de historia. Universidad de Vanderbilt.

Fotografías: Colección RLA/AVSU

Comentarios: vivir+@prensa.com

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