Al leer la palabra “cáncer” no piense en una sola enfermedad, sino en un cúmulo de varias. Todos los órganos, desde el cerebro hasta la piel, pueden originar cáncer, “y dentro de cada tejido los diferentes tipos celulares pueden dar lugar a diversos tipos de cáncer”.
Así lo plantea el médico y científico argentino Daniel Ciriano, director médico regional de Roche para América Latina, quien concedió una entrevista a La Prensa para profundizar en los avances que la ciencia ha emprendido en materia de detección y tratamiento de este mal, que en 2008 le quitó la vida a 7.6 millones de personas y afectó a 12.7 millones en el planeta, según el documento Estado de la oncología 2013.
Al ser el cáncer un acertijo que busca ser resuelto por un arsenal de investigadores en el mundo, se ha logrado un conocimiento creciente en cuáles son los mecanismos por los que las células sanas se transforman en células malignas o cancerosas, explica el doctor Ciriano.
“Cuando se conoce más detalladamente sobre estos mecanismos, se está en condiciones de saber cuáles son las principales vías de estas células donde uno puede actuar. Si uno entiende estos posibles lugares donde puede actuar como una cerradura y, además, se tiene el conocimiento científico básico para crear y diseñar racionalmente moléculas como si fueran una llave, se va a poder accionar estas cerraduras y modificarlas”.
En este sentido, la inmunoterapia, una línea de investigación novedosa que permite tratar males, como el cáncer, a través de la potenciación o el debilitamiento de mecanismos del sistema inmunológico, juega un papel clave en el abordaje de esta enfermedad. Tanto así que fue uno de los temas estrella divulgados en el pasado congreso anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO).
¿Cómo actúa la inmunoterapia en el organismo del paciente con cáncer?
-Nuestro sistema inmunológico reconoce y ataca las células tumorales, que son lo suficientemente pícaras para escaparse de ese control inmunológico. Entonces, la inmunoterapia bloquea algunos mecanismos por los cuales las células se escapan del control inmunológico, y a la vez refuerza algunos de los mecanismos inmunitarios que atacan a las células cancerígenas con diferentes fármacos. Estamos estudiando algunas series de moléculas para tratar diferentes tipos de tumores.
En la reunión de la ASCO se destacó el valor de la medicina personalizada. En este sentido, ¿cuál es su posición sobre las pruebas para detectar modificaciones en marcadores tumorales?
-La medicina personalizada implica poder identificar –dentro de un grupo grande de pacientes que padecen una determinada enfermedad–, cuál es el subgrupo de pacientes cuyas células expresan en la membrana un receptor llamado HER2 [gen que puede influir en el desarrollo de cáncer de seno].
Un subgrupo puede ser, por ejemplo, que de todas las pacientes con cáncer de mama, existe un 20% que tiene una forma particularmente agresiva.
Poder identificar –analizando el tumor desde el punto de vista anatomopatológico por técnicas de inmunohistoquímica– cuáles de estos tumores de estas pacientes tienen realmente una hiperexpresión de HER2 permite que, en vez de darles el tratamiento a las 100 pacientes, se identifique a las 20 o 25 pacientes que tienen la hiperexpresión, y solo se trate en forma personalizada a aquellas que van a obtener el mejor beneficio del tratamiento.
La tecnología de estas pruebas diagnósticas tiene entre aproximadamente 5 y 10 años de estar disponible. Muchos proyectos en diferentes áreas terapéuticas están avanzando con acompañantes diagnósticos o biomarcadores, que nos van a permitir poder individualizar los grupos de pacientes que van a responder mejor. Por ejemplo, hay variantes de diferentes tipos de tumores que, al expresar o no una determinada proteína, enzima o receptor, son más susceptibles a responder de manera más rápida o más importante a un determinado medicamento.
¿Qué factores son determinantes en la aparición del cáncer? ¿Mutaciones genéticas?
- Una mutación en un gen no necesariamente tiene que condicionar la aparición de un tumor, pero sabemos que puede darse a partir del impacto de un episodio puntual, como la exposición a una radiación o la exposición constante a lo largo del tiempo, así como a un tóxico ambiental.
Ello puede modificar cómo están estructurados los genes o, incluso, alterar qué genes se expresan y cuáles no, y esto da lugar a que un tipo celular empiece a reproducirse y a multiplicarse en forma descontrolada que exceda los límites del tejido donde está contenido, se disperse por el organismo y dé origen a lo que se define como cáncer.
¿Cuál es el tratamiento vigente?
El actual es una combinación de múltiples intervenciones terapéuticas, donde contamos con la cirugía y la quimioterapia. Hoy en día siguen vigentes terapias tradicionales que se aplican hace muchos años, como lo son las quimioterapias plásicas.
Más recientemente se han incorporado productos biotecnológicos y de anticuerpos monoclonales [versiones sintéticas de proteínas del sistema inmunológico diseñadas para atacar un objetivo] en general que ayudan a redondear el armamentario que tenemos.
Si bien tenemos todas estas herramientas para vencer el cáncer, lo que sigue siendo importante es actuar en la prevención cuando se conocen los factores de riesgo y en el diagnóstico precoz cuando es posible. Por ejemplo, en el caso del cáncer de cuello uterino, el diagnóstico precoz permite una intervención quirúrgica pequeña y curativa. Por más que tenemos tratamientos, sigue siendo de primordial importancia la detección precoz y la prevención.
¿Cuánto se ha avanzado desde hace 50 años hasta ahora en el tratamiento del cáncer de mama invasor y metastásico?
-Hace 50 años estas mujeres solo podían tener como solución terapéutica –y en algunos casos cuando estaba indicada– la cirugía, que hace cinco décadas era una cirugía mutilante y radical. Cuando se podía optar por una quimioterapia, se usaba una quimio muy tóxica y muy agresiva. Además, el resultado final de estos tratamientos hace 50 años no era muy alentador; las pacientes realmente terminaban muriendo en forma temprana. La sobrevida era corta.
Luego, surgieron aquellos tratamientos que estaban relacionados con la aparición de algunos receptores hormonales y fue entonces cuando la hormonoterapia se agregó, siendo un beneficio realmente positivo en aquellas mujeres que tenían una hiperexpresión de receptores hormonales.
Recientemente, la aparición de [fármacos] como trastuzumab, hace poco pertuzumab, y luego una combinación de trastuzumab con emtasina (que mezcla un anticuerpo monoclonal con una quimioterapia conjugada en la misma molécula) han agregado en el tratamiento de cáncer de mama HER2 un beneficio clínico.
De esta forma, logramos una sobrevida medida en muchos años y en la que varias de esas pacientes que antes sufrían este tipo de tumores agresivos y que tenían una sobrevida muy corta, hoy vivan muchísimo tiempo.