Cientos de inmigrantes extracontinentales, procedentes de Asia y África, inundaron la oriental provincia de Darién desde la pasada semana, lo que hizo que el Ministerio de Salud (Minsa), Servicio Nacional de Migración (SNM) y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) movilizaran personal para controlar su llegada y se mantuviera la salud y el orden público.
En el refugio temporal de Metetí, conocido como Mashdi (Mi casa, en lengua emberá), se alojan en este momento 120 extranjeros, de los cuales 42 podían apreciarse ayer en el centro de salud de Metetí, donde fueron llevados para ser examinados y conocer su condición física como lo establecen las normas internacionales. Mientras, en Yaviza se mantienen retenidos a otros 60 extranjeros y en Boca de Cupé, a 40 kilómetros de la frontera colombiana, permanecen 80.
Ante las quejas del público usuario, debido a que desde las 11:00 a.m. se suspendió la atención a los moradores del área, la directora regional del Minsa en Darién, Panamá Pérez, explicó que las consultas no se suspendieron, pero sí se restringieron a las urgencias debido a que había que atender en horas de la tarde al contingente de inmigrantes que llegó.
Sin embargo, admitió que el escaso personal médico no se da abasto para atender a tantos visitantes, aunque sea la atención primaria por trato humanitario. En estas últimas semanas, reveló, se han atendido más de 300 extracontinentales, son tantos que se han debido repartir entre los centros de Yaviza, El Real de Santa María y Boca de Cupe.
Frente a las oleadas de recién llegados, los cuales atraviesan la frontera con Colombia, Euclides Cedeño, del SNM, explicó que el Senafront gestionó su atención primaria con el Minsa, para lo cual también dispuso uno de sus médicos y así agilizar la tarea.
Metetí, Darién, a más de 250 kilómetros al este de la ciudad de Panamá, es el último punto de la travesía de cientos de extranjeros que pretenden viajar al norte y lograr el sueño americano.
Hace un mes, cinco hombres de un grupo de 30 ghaneses pereció en las aguas del río Tuquesa, cuando su piragua se volcó, al ser sorprendido por una cabeza de agua. Sus restos descansan en el cementerio de Santa Fe, al no ser reclamados por nadie.