La biografía del Canal de Panamá tiene muchos aspectos por descubrir. En su historia abundan relatos intensos y complejos acerca de su naturaleza geopolítica y su importancia en el ajedrez militar mundial. La propia construcción del Canal, por parte de Estados Unidos, tuvo intenciones militares. Fue realizada por el cuerpo de ingenieros del ejército para facilitar el traslado rápido de los navíos militares estadounidenses entre los océanos Atlántico y Pacífico. La obra canalera ayudó a transformar a Estados Unidos en la gran superpotencia del siglo XX.
El Canal de Panamá siempre fue un quebradero de cabeza para la defensa militar de Estados Unidos. En 1915, a comienzos de la Primera Guerra Mundial, el presidente Woodrow Wilson pudo declarar al Canal de Panamá territorio neutral, pero las presiones políticas y militares lo incentivaron a la militarización de la Zona del Canal. Después de todo, la vía interoceánica era el proyecto más caro hecho hasta esa fecha por el gobierno federal estadounidense. Su construcción había estado justificada no por razones comerciales, sino para que sirviera de atajo marítimo para un solo cliente: la marina de guerra estadounidense.
Para la Primera Guerra Mundial, las fuerzas armadas de Estados Unidos eran relativamente pequeñas frente a su tamaño actual. Tal era el caso, que en 1916, cuando el revolucionario mexicano Pancho Villa y sus guerrilleros “invadieron” territorio estadounidense, las tropas despachadas para perseguirlo provenían de los destacamentos acantonados en la Zona del Canal de Panamá. Entre los oficiales que formaron parte de la persecución iban dos jóvenes tenientes, Dwight Eisenhower y George Patton, quienes alcanzarían su fama en la Segunda Guerra Mundial.
Tan importante era el Canal de Panamá para la geopolítica estadounidense, que en 1919 una quinta parte del presupuesto del espionaje de ese país se gastaba en Panamá. Así, por ejemplo, toda la correspondencia panameña, sobre todo aquella proveniente de Europa y de Asia, era examinada por “inspectores” postales estadounidenses que buscaban cualquier cosa rara o preocupante en el correo internacional.
Muy pronto en el análisis geopolítico, los planificadores militares estadounidenses se percataron de que el Canal de Panamá era muy vulnerable a todo tipo de amenazas, y su respuesta frente a esta realidad fue la de ampliar los emplazamientos fuera de la Zona del Canal, a sitios como Río Hato, para mejorar la defensa aérea y terrestre del Canal. Su influencia fue significativa en las decisiones del Gobierno de Panamá y se favoreció la construcción de una carretera por la cordillera, bordeando cerro Campana, en lugar de una vía costera, ya que esta última favorecería una posible invasión marítima de otra potencia rival de Estados Unidos.
Las amenazas militares, reales o imaginarias, sirvieron de fundamento para que entre los planes de defensa del Canal de Panamá se incluyera el uso de armas químicas, que fueron almacenadas en la Zona del Canal desde 1927. Se guardaron miles de galones de gas mostaza y fosgeno (gas asfixiante, derivado del cloro) con la presunta intención de ser la última arma de defensa del Canal en caso de un ataque militar.
La noche del domingo 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos se agitaba con la noticia del devastador ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor, en Hawái. Incluso antes de que el coloso del norte declarara la guerra oficialmente, ya se había iniciado el patrullaje aéreo de las aguas territoriales de Panamá, como una extensión que fue creciendo hasta alcanzar casi todo el Caribe y el Pacífico oriental.
Para 1942, el Canal de Panamá contaba con vigilancia aérea 24 horas al día, con la idea de servir de alerta temprana a cualquier posible ataque japonés en el Pacífico y alemán en el Caribe. El alcance de ataque de los portaaviones japoneses se estimó en unas 900 millas náuticas (aproximadamente mil 668 kilómetros). Esto significaba que desde las islas Galápagos, en el Pacífico, hasta Trinidad y Tobago en el Caribe, incluyendo gran parte del territorio colombiano y venezolano, se convirtieron en la frontera sur del Canal de Panamá. El límite norte incluía las Antillas mayores, tanto Cuba como Puerto Rico, pasaba por encima de Guatemala y al sur de Baja California, desde donde se dirigía nuevamente hacia el archipiélago de las Galápagos. Una flotilla de aviones de diversas clases, pero principalmente naves del tipo B-17 artilladas, efectuaba la vigilancia constante. Aunque durante la Segunda Guerra Mundial no se registró un combate aéreo o naval directamente vinculado con el Canal de Panamá, las patrullas aéreas sí lograron avistar submarinos alemanes operando en el Caribe.
A partir del año 1942, Estados Unidos negoció con Panamá el establecimiento de 134 sitios de defensa fuera de la Zona del Canal. De esta cantidad, 77 eran pistas aéreas. Panamá se convirtió en un portaaviones terrestre. Para 1939 había acantonados en la Zona del Canal 13 mil 989 miembros de las fuerzas armadas estadounidenses, alcanzando más de 66 mil soldados para 1943.
Igualmente, con la justificación de la necesidad de defender al Canal de Panamá, Estados Unidos negoció otras 12 pistas aéreas con países como Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Nicaragua y Perú.
A pesar de toda esta infraestructura de defensa, el Canal seguía siendo vulnerable. Japón tenía más planes. Se construyeron prototipos de un hidroavión denominado M6A Seirán, que sería cargado dentro de un submarino hasta llegar a aguas próximas a Panamá, desde donde el hidroavión sería catapultado con una bomba de 850 kilos, muy posiblemente en una operación kamikaze. Los analistas militares estadounidenses identificaron a las esclusas de Miraflores, la represa Madden y las esclusas de Gatún como los más probables blancos del ataque japonés. Aunque el avión existía desde 1943, la construcción de los submarinos se retrasó porque su astillero en Nagoya fue muy afectado por un terremoto, el 7 de diciembre de 1944. La inteligencia militar estadounidense descubrió el complot, y el 12 de marzo de 1945 la fuerza aérea bombardeó las instalaciones donde se preparaban los submarinos. Aun así, Japón fue capaz de completar una pequeña flota de submarinos con hidroaviones a bordo para julio de ese año. Para entonces su objetivo militar dejó de ser el Canal de Panamá. El nuevo objetivo fueron los atolones en el Pacífico Sur, desde los cuales los japoneses pensaban que Estados Unidos lanzaría una invasión anfibia a su país. Los submarinos iban en camino cuando el emperador Hirohito firmó la paz, después de que Washington utilizara sendas bombas atómicas contra las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. De esta forma se puso fin a la Segunda Guerra Mundial.
Para finales de 1945, Estados unidos botó el portaaviones USS Midway, que fue entonces el barco más grande del mundo. Desde ese momento la marina de Estados Unidos volvió obsoleto al Canal de Panamá, ya que el USS Midway se convirtió en el primer barco que no podía atravesar el Canal.
El 10 de diciembre de 1947, la Asamblea Nacional de Panamá rechazó el acuerdo Filós-Hines, que prorrogaba la presencia militar de Estados Unidos fuera de la Zona del Canal. El 31 de diciembre de ese año, Estados Unidos abandonó los 134 sitios de defensa que había gestionado durante la Segunda Guerra Mundial.