Según la Contraloría General de la República el 1 de julio de 2016, alcanzamos la cifra de 4 millones 37 mil 43 habitantes en este territorio. De esta cantidad 50.2% son hombres y 49.8% mujeres. Atrás quedó el mito de las siete mujeres por cada hombre. Hablando en serio, este dato demográfico no ha provocado ni fiestas, celebraciones, campañas mediáticas o debates profundos sobre la importancia social de este hito demográfico. En otras palabras, ha pasado sin pena ni gloria.
El habitante número “4 millones”, posiblemente nació a principios de año. Es probable que fuera un bebé prematuro en la maternidad del Hospital Santo Tomás, hijo de una madre adolescente de esas que no recibió educación sexual. También es muy posible que fuera una bebé nacida en la ribera de una quebrada en algunas de nuestras comarcas, y que pasó varios meses sin que fuera registrada oficialmente, quizás porque los familiares no esperaban que sobreviviera.
Si se fijan utilizo el término “habitante”, y no “ciudadano” porque puede ser que la persona que alcanzó la marca no naciera en Panamá. Me imagino a un chico senegalés que cruzó clandestinamente el Atlántico llegó a Brasil y luego caminó por selvas y desiertos para llegar a Panamá enfermo, asustado y viviendo en la clandestinidad. También puede ser un haitiano disimulado en la masa de colonenses que conviven en la informalidad de asentamientos humanos espontáneos, que cada vez son más permanentes. Quizás, se trate de una chica joven, apenas mayor de edad, de cabellos castaños y unos dulces ojos verdes, que migró por avión desde el eje cafetero colombiano, para prostituirse en los hoteles y clubes nocturnos de nuestra capital. Ella detesta a los panameños, pero los dólares recibidos por sus caricias alimentan a una familia en Manizales.
Pensándolo bien, es posible que hayamos alcanzado los 4 millones hace varios años. El censo de 2010 fue una soberana porquería. Mucha gente se quedó sin censar en sitios tan remotos como la vía Argentina y Costa del Este. En 2011, tuve que usar los mapas censales de la Contraloría para un estudio sobre comunidades pesqueras en Chiriquí y Veraguas. Casi nunca coincidían estos mapas con los datos de campo. Una cantidad importante de pescadores panameños me dijeron que no habían sido censados.
Si el censo fue una catástrofe, también lo ha sido la política migratoria oficial y extraoficial del país, ya que se premió la ilegalidad, se encubrió la trata de seres humanos y no se hizo el más mínimo esfuerzo de asimilación de los nuevos residentes en el país. No solo se les cerró las puertas a decenas de miles de jóvenes panameños a puestos de trabajo de baja calificación, sino que además se mantiene en una clandestinidad y hacinamiento permanente a decenas de miles de extranjeros. Si no se hace un verdadero esfuerzo nacional de asimilación, lo vamos a lamentar más temprano que tarde.
Panamá tiene hoy en día más población que Costa Rica y Uruguay. Uruguay tiene un PIB más alto y un índice de desarrollo humano muchísimo más elevado que Panamá. Costa Rica,por su parte, tiene un PIB más bajo que el nuestro, pero también tiene un índice de desarrollo humano más alto. Ambos países tienen menos delincuencia, menos corrupción, menos analfabetismo y una expectativa de vida más alta que la panameña. Nosotros tenemos más autos que cualquiera de esos dos países, más rascacielos, un Canal Ampliado y un Metro. Uruguay eligió un Presidente que fue ejemplo de frugalidad y modestia. Al mismo tiempo Panamá eligió uno que fue un ejemplo de banalidad y arrogancia. Costa Rica ha juzgado a varios de sus expresidentes por corrupción. Panamá tiene un Canal Ampliado y un Metro.
Con la alta tasa de migración y sin educación sexual, en siete u ocho años llegaremos a 5 millones de habitantes. Esto representa más problemas de basura, falta de agua, escasez de vivienda, aumento del costo de la vida, incremento de los tranques y choques automovilísticos, más inseguridad ciudadana y una mayor sensación de alienación comunitaria, y un envenenamiento de la convivencia y la calidad de vida de todos los que habitamos este territorio.
Prometo que cuando seamos 5 millones, no haré más comparaciones infames con Costa Rica y Uruguay. Espero estar disponible entonces, para hacer las respectivas comparaciones con Irlanda y Singapur. Esa es la verdadera liga de campeones, en la cual deberíamos estar jugando. Espero que entonces no tenga que decir que Panamá tiene un Metro y un Canal Ampliado y que todavía estamos esperando juzgar a un expresidente de la República.
