Han pasado dos semanas de las elecciones generales; ya las familias divididas por la política se vuelven a hablar, y los amigos distanciados se empiezan a juntar. Antes de que se nos olvide cómo se calcula el “residuo” y tengamos que voltear la alcancía para recoger fondos para pagar otra fianza en alguna impugnación, es esencial entender las siguientes 11 conclusiones:
1. El electorado sigue dividido. Desde el año 2014, la ciudadanía está fragmentada en tres grandes bloques, y no se avisora ninguna tendencia que cambie esta situación. El partido Cambio Democrático sigue siendo la segunda fuerza política del país, y el rol de primera fuerza se ha rotado del panameñismo hacia el PRD.
2. Nito Cortizo se convirtió en presidente con los votos del interior. Esos votos están esperando el cierre de la Aupsa y un gran cambio en política agropecuaria. Si hay una alteración o incumplimiento de las promesas electorales, este caudal de votos estará disponible para 2024.
3. La elección fue un referéndum económico sobre el gobierno de Juan Carlos Varela. Nueve de cada diez votos escogieron una opción distinta al oficialismo. Sin embargo, ese sesgo se intensificó en el área metropolitana (el candidato a alcalde panameñista, Adolfo Valderrama recibió más votos en el distrito de Panamá que los recibidos por Blandón en toda la provincia). Lo que parece indicar un minirreferéndum sobre el alcalde Blandón. Esto confirma la tendencia de la era democrática de que las elecciones postgobiernos panameñistas son referendos económicos, y postgobiernos PRD devienen en referendos culturales, es decir, la votación rechaza la propuesta cultural del continuismo del PRD.
4. El bloque de 39% de los votos obtenidos por Juan Carlos Varela en 2014 se dividió en 2019. El 10% se mantuvo con el candidato oficialista, el 19% se fue con Lombana y el 5% con Ana Matilde. El restante porcentaje se quedó en la casa y rechazó las propuestas en la boleta electoral. Esta es la primera vez que el abstencionismo aumenta entre elecciones generales.
5. No hubo tal cosa como un bloque de votos evangélicos. Este bloque que supuestamente sería determinante en seleccionar candidatos conservadores apareció por todas partes. Mientras que Judy Meana, una evangélica, fue parte de la fórmula ganadora del PRD en el distrito de Panamá, ni Cumberbach en San Miguelito ni Nilda de Quijano en la vicepresidencia del panameñismo atrajeron suficientes votos.
6. El cemento no vota, las redes sociales sí. Después de un amplio programa de obras públicas en el gobierno de Martín Torrijos, el PRD perdió las elecciones en 2009. Igualmente, después de un gigantesco ciclo de megaproyectos, el CD perdió en 2014. Finalmente, el panameñismo perdió después de miles de millones de dólares en Metro, aeropuerto, Techos de Esperanza y otras obras. Por su parte, las redes sociales fueron capaces de movilizar a cientos de miles de votantes, pero su alcance no fue mayor por la desigualdad existente en Panamá, que limita la capacidad económica y educativa para interactuar en las redes sociales. En las próximas elecciones, las redes sociales serán fundamentales para la victoria electoral.
7. El votante panameño es más sofisticado de lo que se le da crédito. La derrota del gamonalismo en el interior y el triunfo del #NoAlaRelección en la mayoría de los circuitos así lo demuestra. El problema son los circuitos plurinominales, en los cuales el subsidio de votos de los candidatos populares arrastra a los impopulares. De no ocurrir cambios sustanciales, habrá que pedir el voto selectivo en las próximas elecciones.
8. El votante fue muy estratégico. En el distrito de Panamá ganó el PRD para alcalde, pero el CD para la presidencia, demostrando que el votante diferenció entre el efecto Martinelli y la candidatura de Rómulo Roux. Si Luis Eduardo Camacho y Alma Cortés, ampliamente identificados con el exmandatario, no salieron electos como diputados, fue porque dicho caudal de votos del efecto Martinelli es limitado. Más importantes fueron para el CD los votos obtenidos por Luis Casís, que identificaron la gran necesidad de vocería que requiere una parte importante del pueblo panameño.
9. La ausencia de encuestas públicas a boca de urna nos privó de saber la razón por la cual los electores votaron. Este es el dato más importante de una elección. Sin conocer la motivación, cada partido político interpretará los resultados en su propia plantilla.
10. Esta es la segunda elección consecutiva en la que los panameños rechazan al FAD. El dogmatismo ideológico parece que no tiene cabida en Panamá, además, la gente mantiene un resentimiento por la huelga del año pasado, y hay un gran temor de la afinidad con Venezuela. Deben abrirle espacio a Richard Morales.
11. El maldito crayón debe haber provocado un exceso de votos nulos y de voto plancha por lo difícil de manejarlo. Un lápiz 2B o una pluma punta fina tendría mejores resultados para la democracia. A veces la solución más sencilla es la mejor.