La trama electoral de la crisis ambiental

La trama electoral de la crisis ambiental
El incendio en cerro Patacón se inició el jueves 18 de enero, a las 6:15 de la tarde. LP Agustín Herrera


La ciudad de Panamá amaneció ayer, viernes 19 de enero, decorada por una nube de gas tóxico proveniente de otro incendio del relleno de cerro Patacón. El término “sanitario” lo perdió esa instalación hace varias décadas. Los incendios ocurren por la inapropiada gestión de cerro Patacón, muy posiblemente por la falta de vigilancia de las zonas más inflamables del sitio. Esta fue otra ocasión en la que cientos de miles de habitantes, otros miles de visitantes y −por supuesto− las especies animales del área metropolitana tuvieron que respirar el aire tóxico de la incompetencia, el negociado de la basura y de la irresponsabilidad ambiental.

La noticia del incendio de cerro Patacón desplazó a los reportes de que el Canal de Panamá perderá de 500 a 700 millones de dólares este año por falta de agua, que la industria marítima auxiliar ha visto caer a la mitad sus ingresos por esta misma carencia. La tragedia es más insultante cuando se entiende que desde 1937 el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos había recomendado que cuando se construyera un tercer juego de esclusas en el Canal de Panamá, se debería hacer un embalse con los ríos Indio, Caño Sucio y Coclé del Norte. Que la recomendación haya tenido 87 años, y que luego la ley que la posibilitó en 1999 fuera derogada en el año 2006 por otra ley en la que nada le preguntaron al Canal de Panamá, retrata de cuerpo entero a la clase política panameña.

La trama electoral de la crisis ambiental
Las autoridades sanitarias recomiendan y reiteran a la población que se ubica en áreas aledañas aplicar medidas preventivas, como el uso de la mascarilla. LP Agustín Herrera

La tradición autoritaria

La construcción de embalses para hidroeléctricas y para la operación del propio Canal de Panamá tiene una tradición de despojo de tierras, expulsión de la población y promesas incumplidas. Sin embargo, también existe un modelo de una hidroeléctrica que se hizo con la participación y consentimiento de la población, que es la de “La Yeguada”, en la cual los propios pobladores cercanos hicieron trabajo voluntario para crear una zona de amortiguamiento lleno de hermosos pinos caribea.

Más recientemente, la Autoridad del Canal de Panamá ha desarrollado un exitoso modelo de colaboración comunitaria denominado “Guardianes de la Cuenca” que bien pudiera ser un modelo para el embalse de río Indio. Así, los residentes afectados por la pérdida de sus tierras no solo serían apropiadamente compensados con nuevas tierras, escuelas, centros de salud y caminos de producción, sino que también serían “socios” de la ACP.

Por supuesto que el gorila de 800 libras de los desafíos ambientales inmediatos es el cierre y la restauración de la gran mina de Donoso. Está claro que existen las capacidades a nivel internacional para ayudarnos a convertir ese problema en una oportunidad de prosperidad. Esto es lo que el intelectual panameño Guillermo Castro denomina como el “desenclave”. Si se sanea la mina, se construye una carretera desde Aguadulce hasta Coclesito y de allí se conecta con el puente sobre el Canal en el área de Colón, se estaría creando una nueva ruta logística, que a la vez potenciaría el turismo y la agroexportación.

Panamá es uno de los 8 países del mundo que es “carbono negativo”, (Bután, Comoras, Gabón, Guyana, Madagascar, Niue y Surinam son los otros 7). Esto significa que los bosques panameños absorben más dióxido de carbono CO2 que el que produce nuestra economía. En un planeta en el que el calentamiento global va a definir la supervivencia a largo plazo de la humanidad, la ventaja comparativa de Panamá de ser carbono negativo, debe transformarse en una ventaja competitiva para generar empleos verdes y negocios sostenibles.

Este verano no tendremos agua suficiente para la operación del Canal, y si “El Niño” o el cambio climático aumentan dramáticamente la temperatura, puede que no tengamos suficiente agua potable, y que nuestra endeble infraestructura eléctrica colapse por el aumento en el uso de aires acondicionados.

La mina, el agua, la nube tóxica, y las otras afectaciones ambientales que vienen en las próximas semanas y meses son el recordatorio de que nuestros gobiernos funcionan a espaldas de la realidad que enfrentamos. Un país que fue capaz de construir la ampliación del Canal y que está terminando su tercera línea del Metro es muy capaz de sanear cerro Patacón, acabar con el negociado de la basura, y garantizarle agua limpia a toda la población y en cantidad suficiente para la operación del Canal.

Usted es quién decide. Pregúntele a ese político que pide su voto, que reparte las bolsas de comida, los uniformes para la liga o las bicicletas para los pelaos ¿qué va a hacer para enfrentar el cambio climático?, ¿cómo resolverá el problema de cerro Patacón y la basura, o su equivalente en cualquier provincia?, ¿cómo va a abaratar la energía? y, ¿de dónde vendrán los nuevos empleos que el país necesita? Si su candidata o candidato balbucea ante estas preguntas, si dice lo mismo de siempre, o si evade el tema, entonces usted tiene el deber de evadir el nombre de esta persona el 5 de mayo de 2024.

Ante la apretada realidad de las finanzas públicas producto de la irresponsabilidad de los tres últimos gobiernos, y la mediocre perspectiva económica del país, una economía verde ofrece una gran alternativa, por ejemplo, Panamá podría canjear decenas de miles de millones de dólares de su deuda pública a cambio de un compromiso con rango de convenio internacional para proteger su biodiversidad, desarrollar acción climática o hacer la transición de sectores contaminantes. Nuestro país también tiene la capacidad de emitir miles de millones de dólares en créditos de carbono que se podrían usar para fortalecer la situación financiera de la Caja de Seguro Social, y para darle agua potable a toda la población. El potencial del ecoturismo en Panamá podría contribuir a generar decenas de miles de empleos bien pagados en las comunidades más próximas a los grandes atractivos naturales de este país. La biodiversidad panameña es verdaderamente rica, y esa riqueza se puede transformar en medicamentos contra el cáncer, vacunas contra el sida, cosméticos para eliminar arrugas, y hasta superalimentos para mejorar la dieta de toda la humanidad. Todo esto requiere de más “Ciencia en Panamá”, muchísimo más dinero para la investigación científica y la formación del talento panameño, y menos dinero para la descentralización paralela. Tenemos todo para alcanzar la mejor versión de nosotros mismos.

En las próximas semanas y meses habrán tres debates presidenciales, así como uno para los candidatos a vicepresidentes de la República. Todos estos aspirantes pasarán por entrevistas en periódicos, radio, televisión y redes sociales. Usted puede hacer llegar sus preguntas a todas estas plataformas o dirigirlas directamente a los candidatos y candidatas, y puede obligar a que el tema ambiental sea uno de los principales de esta campaña, así como ya lo es en nuestras vidas cotidianas.

En materia ambiental, Panamá es una gigante dormida. Usemos las elecciones del 5 de mayo de 2024 para despertar y para enrumbar este país hacia su historia de éxito.


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