Las declaraciones del pasado fin de semana del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, han sido un gigantesco doble regalo para Panamá. Sus afirmaciones demuestran un interés directo en procurar alguna transacción con el Estado panameño, ya sea recibir migrantes deportados de los Estados Unidos, disminuir la presencia del gobierno chino en el país, o ambas cosas.
El primer efecto de los comentarios de Trump ha sido fortalecer la posición del presidente José Raúl Mulino. El segundo efecto es la oleada de solidaridad y respaldo internacional que ha recibido Panamá de forma pública y privada de los demás países latinoamericanos y de otros rincones del mundo. El tercer efecto ha sido unir a los panameños y panameñas nuevamente para defender a nuestro Canal.
Más allá de la intensa agenda internacional que debe desarrollar el gobierno del presidente Mulino en los próximos días y semanas, hay que posicionar una agenda nacional renovada.
Mientras las deliberaciones sobre las reformas a la Ley Orgánica de la caja de Seguro Social avanzan en la Asamblea Nacional, el gobierno del presidente Mulino debe coordinar con la Autoridad del Canal de Panamá el inicio de una ambiciosa estrategia dirigida a garantizar el agua para la población panameña y para el propio Canal, así como crear nuevas fuentes de ingresos para la vía interoceánica.
La disyuntiva ahora ya no es río Indio o Bayano, dado que ambos proyectos suman a la capacidad hídrica del Canal. La decisión debe ser la de realizar ambas iniciativas.
El proyecto de Bayano suministra agua equivalente a once tránsitos diarios por el Canal, mientras que río Indio equivale a siete tránsitos diarios. Así que garantizar 18 tránsitos es solo el comienzo. El gobierno panameño debe darle su respaldo a la iniciativa del gasoducto que está en consideración por parte de la Autoridad del Canal de Panamá.
Durante décadas funcionó un oleoducto dentro del Canal para fines de suministrar el combustible necesario para embarcaciones militares y civiles. Así que la idea de mover combustible líquido de una costa a otra no es nueva, Panamá ya lo hizo con el oleoducto Chiriquí-Bocas.
Si esta cartera de proyectos es desarrollada para finales de la presente década, nuestro Canal podrá duplicar sus ingresos, y por lo tanto los aportes al Estado, lo que fortalecerá significativamente las finanzas públicas del país. Por si fuera poco, el desarrollo de estos tres proyectos generará decenas de miles de empleos bien pagados y atraerá más inversión extranjera que a su vez producirá más empleo y más chen-chen.
Esta es la mejor respuesta que Panamá le puede dar a los Mr. Trump de este mundo. Modernizar nuestro Canal, garantizar que tenga toda el agua que necesita, y fortalecer nuestras finanzas públicas son grandes regalos que los panameños y panameñas podremos recibir. La ira y la indignación solo sirven si se usan como inspiración para una acción positiva.
Muchas gracias señor Trump de parte del pueblo panameño por recordarnos lo que tenemos, y por invitarnos a alcanzar mucho más de nuestro potencial.