La crisis sanitaria a raíz del Covid-19 ha cambiado las reglas del juego del consumo del entretenimiento mundial. De festivales literarios a bienales de arte, todos han suspendido labores o han cambiado de fechas de inicio o se han pasado al terreno de lo digital.
El innovador es el que apuesta por el cambio. A los productores, programadores y gestores de eventos públicos vinculados con manifestaciones artísticas de masas le ha tocado poner en práctica esa actitud de cambio.
Ese giro de pasarse al digital ha pasado en el istmo con dos de las iniciativas más icónicas: el Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF Panamá, va del 22 de al 26 de mayo) y la Feria Internacional del Libro de Panamá (será a mediados de agosto).
¿Cómo les irá en cuanto a convocatoria? Espero que bien porque son propuestas anuales que merecen continuar sus faenas y porque las dos tienen un público que año tras año ha ido en aumento y han demostrado serles fieles.
¿El público pagará para ver las producciones que conforman la oferta en esta ocasión del IFF Panamá? Espero de corazón que sí, aunque tiene en contra que por 2 meses mucho producto artístico por internet ha sido gratuito para acompañar a una sociedad global protegida en casa (sin olvidar a los que deben salir todos los días a trabajar por distintas dignas razones) y toca recordarle al público que si antes iba primero a la taquilla antes de entrar a una sala de cine, algo parecido tiene que hacer cuando quiera ver las 13 películas (3 de ellas nacionales: Panquiaco, Días de luz y Vocación) que tiene el IFF Panamá en su completa programación de este año.
El resto de las programación de la novena versión del IFF Panamá incluye los títulos Sin señas particulares, Sorry we missed you, Tres veranos, Me llamo Gennet, Santuario, I am not alone, La flor de la vida, La vida invisible, Araña y Así habló el cambiasta.
CONSUMO
El Covid-19 nos ha modificado nuestra manera de consumir, de trabajar y de vivir. A corto y mediano plazo esas costumbres adquiridas a raíz de las medidas de protección nos van a modificar nuestro comportamiento el día que podamos salir y regresar a nuestras casas a la hora que nos dé la gana.
En los meses que faltan para llegar a diciembre y durante la primera mitad de 2020, el entretenimiento de masas va a tener versiones reducidas. Por ejemplo, esos conciertos de miles de personas en un estadio no ocurrirán tan pronto ni en Panamá ni en el resto del planeta.
Quizás, por un tiempo, ni siquiera un sector de los espectadores se animará a ir a las salas de cine o a un restaurante por simple miedo o por una comprensible paranoia, aunque estos sitios cumplan con todas las reglas de cuidados. Espero equivocarme.