La cantidad de jóvenes que ni trabajan ni estudian, conocidos como Ninis, y que tampoco reciben una capacitación y actualización en los países de Centroamérica causa desasosiego frente a la necesidad de elevar la productividad y generar mayor riqueza en esta región.
Jaime García, director de Proyectos del Índice de Progreso Social del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (Clacds) del Incae, plantea que en un mundo que avanza a la velocidad de la cuarta revolución industrial, donde la tecnología digital promete un futuro disruptivo en lo social y en lo económico, la región de Centroamérica se encuentra ante un desafío urgente.
La región podría ver limitada su capacidad para generar prosperidad y movilidad social ante las altas tasas de jóvenes que ni estudian ni trabajan.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el Triángulo Norte, Guatemala registra el mayor porcentaje de ninis, al aumentar de 24.67% en 2011 a un alarmante 31.66% en 2022.
En Honduras el fenómeno también se ha incrementado en los últimos 12 años, de 26.53% de jóvenes que ni trabajaban ni estudiaban en 2011, al 31.96% al cierre de 2022.
El Salvador, aunque vio reducido el porcentaje de ninis, del 28.93% en 2011 al 26.74% en 2022, aún mantiene niveles superiores al promedio Latinoamericano.
García comenta que en el resto de la región el fenómeno se ha mantenido estable y por debajo del promedio latinoamericano, pero sigue siendo un reto insertar a los jóvenes en el mercado laboral.
La tasa de ninis en Costa Rica, estaba en 2022 en 20.16%; subió durante la pandemia.
En Panamá, la cantidad de jóvenes que ni trabajan, ni estudian es del 18.4% al cierre de 2022, y mostró una leve mejoría en contraste con la tasa registrada en 2021 de 19.3%.
Por género, la tasa de hombres que ni estudian, ni trabajan en Panamá es de 13.2%, mientras que la tasa de ninis entre las mujeres jóvenes es de 22.2%, por encima del promedio nacional de 16.6%.
“La magnitud de estos datos se hace más clara cuando comparamos con economías más prósperas. Por ejemplo, América del Norte registró un porcentaje del 17.93% en 2022, mientras que el promedio de la OCDE se situó en el 11.12%”.
En el caso de Panamá otro indicador que enciende las alarmas en el mercado laboral es que el número de jóvenes entre los 15 y los 29 años que no tienen empleo se ha incrementado en Panamá.
En 2022 la tasa de desempleo juvenil (15 a 29 años) alcanzó el 19.9%, pero además la tasa de desocupación es mayor entre las mujeres jóvenes con 23%, que en los hombre, que se ubicó en 17.8%.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo, hay un total de 110 mil 139 jóvenes desempleados en este grupo de edad, lo que equivale al 54% del total de desempleados en Panamá. Antes de la pandemia, en el año 2019 el desempleo juvenil en términos porcentuales era mayor, este representaba un 57% del desempleo total en ese año.
El experto del Incae reconoce que un grupo sustancial de personas jóvenes que no estudian ni trabajan implica un potencial sin explotar que, de otro modo, podría estar contribuyendo a la innovación y la productividad.
“Una tasa alta de ninis genera pérdidas económicas significativas en términos de contribuciones al Producto Interno Bruto (PIB) y mayores gastos de asistencia social por una población más pobre”, señala García.
Uno de cada cinco jóvenes del continente, representando más de 20 millones de personas entre 15 y 24 años de edad, ni estudia ni trabaja.
José Ramón Icaza, expresidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá y Presidente del Comité Directivo de Panamá, ¡Cuéntame!, que analizó el tema del mercado laboral, sostuvo que mientras en los países de la OCDE se registran las tasas más bajas de jóvenes de 15 a 24 años que no cursan estudios, no están empleados, ni reciben capacitación como el caso de Islandia (4.9%); Países Bajos (5%) y Suecia (5.1%), en el continente americano las proporciones más bajas en este indicador lo presentan los Estados Unidos (12.2%), Canadá (12.9%), Bolivia (11.0%), Uruguay (14.9%) y Chile (16.3%).
Jaime García, señala que las alianzas multisectoriales son esenciales para reducir las tasas de jóvenes que ni estudian ni trabajan en la región.
“Es fundamental que se creen colaboraciones entre el sector privado, el sector educativo y el gobierno para desarrollar e implementar programas de capacitación vocacional, servicios de orientación profesional y oportunidades educativas que estén en línea con las demandas del mercado laboral”.
Precisa que se debe abordar el problema también con un enfoque de inclusión, específicamente hacia las mujeres, las comunidades indígenas y otros grupos marginados que conforman una gran parte de la población Ninis.
La flexibilidad educativa es otra vía, con la creación de programas educativos flexibles que permitan a los jóvenes trabajar y estudiar al mismo tiempo, o que les ofrezcan una educación a su propio ritmo y según sus propias necesidades, menciona el director del Índice de Progreso Social Clacds del Incae.
Precisa además que herramientas como la promoción del emprendimiento puede generar oportunidades para incluir a los jóvenes en el mercado laboral, con el autoempleo, proporcionándoles las herramientas, recursos y capacitación necesarios para iniciar y mantener negocios exitosos.
García comenta que ante el reto de que muchos jóvenes no tienen experiencia laboral, se tienen que crear y desarrollar programas de inserción laboral a través de pasantías o prácticas en empresas, facilitando que los recién graduados adquieran experiencia laboral relevante.
Y por otro lado, indica que otra herramienta es dar incentivos para la contratación. “El gobierno podría ofrecer incentivos fiscales a las empresas que contraten a jóvenes recién graduados, reduciendo así el riesgo asociado con la falta de experiencia laboral”.
Además de proporcionar educación orientada a la demanda del mercado: A través de alianzas entre instituciones educativas y empresas, se puede asegurar que los programas de estudio estén alineados con las habilidades y conocimientos que el mercado laboral demanda.
Acciones que puede aplicar Panamá
José Ramón Icaza, señaló al presentar el análisis del mercado laboral, que varios especialistas y estudios recomiendan abordar la tasas de desempleo juvenil y para revertir la cantidad de Ninis, creando programas de inserción de este segmento de la población, entre otros:
Implementar con carácter de urgencia nacional, los programas de capacitación técnica y formación profesional enfocados en los jóvenes y mujeres a fin de llevar al mercado laboral, mano de obra calificada.
Acelerar el proyecto de modificación de la Ley de Formación Dual con el compromiso de que las empresas aseguren su contratación.
Impulsar políticas económicas que favorezcan a los jóvenes y mujeres que emprenden.
Ofrecer facilidades de financiamiento para ayudar a los emprendedores y reducir las barreras burocráticas para la creación de Mipymes (Micro, pequeña y mediana empresa), labor que le corresponde a la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Ampyme) ejecutarla.
Mantener un sistema completo de estadísticas del empleo en el sector informal (proyecto Simel, Sistema de Información del Mercado Laboral).
Crear suficientes oportunidades de empleo formal, protegido y decente para todos los trabajadores y empleadores, tal como se ha hecho con la creación del programa Empleo Solidario.