Se podría decir que el cáncer es como un oleaje, cual avalancha que en su paso intenta arrasar con lo que se tope en su andar.
Para muestra un botón: la incidencia de cáncer se ha doblado en los últimos 25 años en el planeta, y se estima que volverá a duplicarse antes de 2030.
Y es que de los 59 millones de fallecimientos que aproximadamente ocurren en el mundo cada año, el 13% (unos 7.6 millones) corresponde al cáncer.
De estos, anualmente el de pulmón causa la mayor cantidad de descensos (1.4 millón), seguido por el de estómago (740 mil), de hígado (700 mil), colorrectal (610 mil), de mama (460 mil), de cuello uterino (275 mil), de próstata (260 mil) y otros tipos de tumores oncogénitos que suman cerca de 3.2 millones, según recopila el documento Estado de la Oncología 2013, del International Prevention Research Institute.
Aunque los casos nuevos van en aumento, la prevalencia, es decir, la sobrevida, ha crecido a un ritmo más rápido, ya que cada vez hay más pacientes de cáncer vivos dentro de los cinco años del diagnóstico de la enfermedad, lo cual es posible debido a que “muchos de estos pacientes reciben tratamiento activo y un seguimiento intensivo”, cita el informe.
Hoy se puede palpar un antes y un después en el tratamiento. Desde que el griego Leónidas, un cirujano de la escuela alejandrina, describió la extirpación quirúrgica del cáncer de mama hasta la fecha se ha logrado un avance en la sobrevida de los pacientes, gracias al advenimiento farmacológico dirigido de forma personalizada.
Actualmente, hay muchas mentes involucradas en el desarrollo de moléculas que trabajan sobre el sistema inmunitario del paciente con cáncer, afirma a La Prensa el médico y científico argentino Daniel Ciriano, director médico regional de Roche para América Latina, en el “Roche Press Day”, un foro educativo de periodismo científico en salud realizado en Guadalajara, México.
En palabras de Ciriano, en estos momentos hay muchos científicos enfocados en brindar medicamentos adecuados al paciente con cáncer de forma personalizada. “Lo que nosotros debemos tener en cuenta es que el cáncer de mama, por ejemplo, no es un cáncer de mama, pues hay muchas variantes de este. Las células del cáncer de mama pueden no tener algunos receptores como el HER2 [gen que puede influir en el desarrollo de cáncer de seno], e incluso, no tener receptores a hormonas como los estrógenos y las progesteronas. Hay necesidades para tratar el cáncer de mama más allá del HER2. Poder tener nuevas moléculas que se suman al armamentario es bueno para el oncólogo y, sobre todo, es bueno para los pacientes”.
Para domar esta ola en crecimiento que representa el cáncer, el hombre está haciendo lo humanamente posible en sus manos gracias a su ingenio científico.