‘Asalto Navideño’ y mi vecino de al lado



El San Felipe de la década de 1970 era un barrio de lo más musical. Cada cuarto de alquiler (la palabra apartamento la vine a escuchar de adolescente) ofrecía su propia banda sonora de acuerdo al gusto y los orígenes de cada adulto responsable.

Esto me permitió tener un oído de lo más educado con la música de la época, gracias al simple hecho de estar rodeado de seres tan heterogéneos.

Por ejemplo, tenía un vecino del piso dos (yo vivía era un edificio de cuatro pisos) que era fanático del rock y le encantaba poner temas de Boston y Kansas según su estado de ánimo.

Otro, en la planta baja, era de una línea más suave en términos de composición, y le iban de maravillas los temas de los Bee Gees y grupos similares.

En mi hogar, lo fuerte por orden materna, era la música típica panameña (en especial Osvaldo Ayala) y los temas románticos (sobre todo José Luis Rodríguez, El Puma).

Este relato viene a cuento porque tenía un vecino, exactamente al lado del cuarto que yo compartía con mamá, que era dueño de una costumbre de lo más extraña.

Nunca le hablaba a nadie, ni siquiera los buenos días le daba a la gente que se topaba con él en las escaleras o en el patio interno, donde estaban ubicados los sanitarios y los baños comunales.

Siempre era hermético este caballero, que por entonces tenía cuarenta y tantos años, puro silencio, salvo a finales de diciembre, cuando sacaba a su balcón las enormes bocinas de su componente, ponía a todo volumen lo mejor de la Fania, en particular un disco de este sello creado por el músico Johnny Pacheco y el abogado Jerry Masucci.

Pero no era raro su comportamiento por inclinarse por uno de los más grandes proyectos rítmicos del siglo XX, sino porque en diciembre, particularmente entre Navidad y Fin de Año, se transformaba en el ser humano más conversador y encantador del mundo.

Este hombre alto, gordo y reservado se convertía en un individuo vital, energético y extrovertido. Invitaba a sus vecinos a su cuarto (compuesto por una sala/comedor, recámara y balcón) y repartía cervezas y picaditas a diestro y siniestro.

Hace uno o dos años me lo encontré sentado en una banca  de la Plaza Herrera. Los años lo habían tratado con extrema severidad: delgado hasta los huesos, espalda encorvada, escaso de dientes, con algunas cicatrices en su cara arrugada y la mirada perdida. Lo saludé con cierta reserva, pero no me reconoció y no quise ser necio, por lo que no insistí en obligarlo a recordar épocas mejores.

Fue gracias a este vecino peculiar que escuché por primera vez Asalto Navideño, un álbum que en este 2011 llega a los 40 años con una frescura increíble.

Se trata de uno de los más grandes álbumes grabados en español sobre temas relacionados con la Nochebuena, y fue una idea de tres leyendas de la salsa: el trombonista Willie Colón, el cuatrista Yomo Toro y el cantante Héctor Lavoe.

Se grabó en la Fania Records, en la ciudad de Nueva York. Recuerda Johnny Pacheco en una entrevista con la agencia de noticias EFE, que nadie en aquel estudio se concentraba con las canciones por el alto nivel de bromas que había en el ambiente.

Además de Colón, Toro y Lavoe, participaron en este disco emblemático otros monstruos de la música como el profesor Joe Torres (piano), William Sweet Campbell (percusión), Louie Timbalito Romero (timbales), José Mangual (bongó), Santi Choflomo González (bajo), Justo Betancourt (coro)y Roberto García (cuatro), entre otros.

Asalto Navideño se volvió pronto en un notable éxito gracias a temas hoy clásicos como “La Murga”, “Traigo la salsa”, “Esta Navidad”  y “Canto a Borinquen”.

El disco tuvo tan buena recepción en varios puntos del continente americano que en 1973 salió una segunda entrega que tuvo temas inolvidables como Pa’los pueblos, Arbolito y La banda.

Ni se imaginan lo emocionado que estuve cuando muchos lustros más tarde entrevisté a los maestros Willie Colón y Tite Curet Alonso (compositor, entre otras tantas, de La Murga), pero esa es una historia para compartir en otra ocasión.

¿Qué recuerdos musicales en torno a Navidad atesoras en tu mente?

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