Rodrigo de la Serna siempre fue la primera opción para ser uno de los protagonistas del drama social Camino a La Paz (Argentina).
El director y guionista Francisco Varone tenía en mente al actor argentino desde que empezó a escribir el guion de esta producción, que se proyectará hoy 8 de abril, a las 7:30 p.m., en la Sala 5 de Cinépolis Multiplaza, y el domingo 10 de abril, a las 11:00 a.m., en el Anfiteatro de la Presidencia, como parte del quinto Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF Panamá).
Varone le compartió una primera versión de su texto hace varios años y el intérprete “la leyó, le gustó y se comprometió a estar en la película. Rodrigo maneja muy bien el humor, algo muy importante en esta historia. Es un actor que siempre aporta, en todo sentido; desde lo gestual, con su interpretación de los textos, las pausas, logrando profunda y real emoción”, explica.
Mientras que el otro peso pesado de Camino a La Paz es Ernesto Suárez, actor, director y maestro de teatro en Mendoza, su provincia argentina natal. “Quería buscar un actor no muy conocido en cine o televisión. Hablamos con mucha gente del medio a ver quién nos recomendaban y por suerte dimos con Eugenia Levin, una directora de casting que nos dijo que Ernesto era el indicado.
Aunque es su primera película, su trabajo es sobresaliente”, recuerda Francisco Varone, quien nació en Buenos Aires y se graduó de la Universidad del Cine de su país.
Para lograr la química necesaria, el director y Rodrigo de la Serna viajaron a Mendoza a conocer a Suárez para crear lo que terminó siendo una amistad que se evidencia en la pantalla grande.
“Lo vimos en el teatro, salimos a comer, pasamos un día juntos, donde nos fuimos conociendo. Cocinamos juntos, tocamos la guitarra y de a poco fuimos armando un vínculo más íntimo”, dice sobre los protagonistas de esta historia sobre un taxista (Rodrigo de la Serna), que es contratado por Khalil (Ernesto Suárez), para que lo lleve de Buenos Aires a La Paz (Bolivia).
“Tanto Rodrigo como Ernesto son dos personas muy amigables y sencillas, entonces, a medida que avanzaba el rodaje, se fueron llevando cada vez mejor, conociéndose, hablando de sus vidas, sus experiencias y sus problemas”, añade Francisco Varone, que debuta con el largometraje Camino a La Paz.
Francisco Varone decidió usar el formato de road movie (películas de carretera) para Camino a La Paz porque “los viajes siempre nos cambian, porque suceden cosas nuevas, inesperadas, y nos vemos obligados a relacionarnos con gente nueva y o en situaciones para las que no estábamos preparados”.
Ese aprendizaje “puede ser algo pequeño, pero siempre es válido. Por eso el formato de road movie me parecía un marco ideal para explorar estas inquietudes”.
El rodaje lo hicieron en orden cronológico. Primero las escenas de Buenos Aires y luego el viaje a Bolivia.
En algunas ocasiones, "por razones de logística o estética del paisaje y las locaciones tuvimos que alterar ese orden. Pero mi intención siempre fue la de respetar la verdadera ruta del viaje".
Por otro lado, el título de esta película, como su trama sobre la diversidad cultural y religiosa, sugiere que la misión de todos debería ser ir tras la paz. “Es una lectura válida. No es algo que tuviera pensando, pero hay una relación importante con la búsqueda interior. Buscar la paz me suena a algo grande, casi una utopía”.
El sendero que propone su filme “es el de tratar de conocerse un poco más a uno mismo”.
LIBERTAD RELIGIOSA
Argentina, comenta Francisco Varone, es un país “con un gran número de católicos, judíos y agnósticos. También hay muchas otras religiones y no creo que sufran discriminación”.
Enumera que entre el 1% y el 2% de su población la componen musulmanes. Lamenta que existan pocos personajes musulmanes en el cine argentino. Solo recuerda una película que “involucre el islam. Es Habi, la extranjera. Tiene que ver con el lugar que ocupa el islam en la cotidianidad de los argentinos”.
Sobre el proceso de tener acceso a las ceremonias religiosas, Varone se acercó al grupo Halveti Jerrahi, cuyos orígenes son de Turquía. “Me contacté con ellos gracias a un amigo de la escuela de cine que se convirtió al islam hace varios años.
Fueron generosos conmigo y me recibieron con mucha amabilidad”, anota. Las escenas que se ven donde sus personajes “visitan una comunidad de musulmanes están filmadas en la casa donde esta agrupación se reúne. Son todos miembros reales, es una escena casi documental”.
¿Qué tal fue la reacción de los musulmanes en Argentina? “Tuve contacto con algunos que fueron a verla y siempre la respuesta fue buena. Estaban contentos de ver una historia que los involucra y con una mirada menos estereotipada”.
Mientras que los no musulmanes se sorprenden “gratamente de encontrarse con este mundo que es parte de la Argentina y que no conocían”, porque Camino a La Paz es una invitación al diálogo interreligioso, un hecho que no siempre se alcanza por culpa del fanatismo, “un defecto que aplica tanto a la religión como a muchos otros aspectos, como la política, el deporte, etc...”.
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