En estos tiempos enredados, lo divertido se ha convertido en sinónimo de trivial. Lo que es falso y equivocado.
Una película, por ejemplo, te puede divertir de manera inteligente y sensible. Esto queda comprobado con la comedia dramática Instant Family (Familia al instante), que logra entretener y conmover al espectador en iguales porciones.
El director Sean Anders nos lleva de la risa al llanto entre una escena y otra de esta historia sobre una pareja (Mark Wahlberg y Rose Byrne) que nunca tuvo hijos propios y que un día adopta a tres hermanos, cuya madre biológica no ha sido un ejemplo a seguir.
En todo momento, el tono y el ritmo de Familia al instante camina por el filo de una navaja sin quitarle presencia ni restarle importancia a sus temas centrales: el poder transformador del amor, la necesidad de que todos necesitamos sentirnos queridos, lo positivo de tener una buena familia y lo complejo de ser papá, mamá e hijo.
Entre carcajadas y lágrimas uno está ante una producción que también es una reflexión sobre la capacidad humana de hacer daño a los demás, y a la par, cómo el ser humano es capaz de dar tanto cariño.
Tema
Ha tenido que esperar a rodar su séptima producción para que un título le salga redondo. Aunque Familia al instante tenga un desenlace predecible y si bien cae en lo didáctico para que comprendamos los retos de sus personajes, es el mejor filme de Anders en todos los sentidos: en la historia que narra, en la dirección de sus actores (de diversas edades) y la forma como presenta los conflictos de esa pareja que no es perfecta y las heridas de esos tres chicos que han pasado su corta existencia en varios hogares temporales.
A cuatro manos
Sean Anders escribió y filmó Familia al instante desde el conocimiento de causa, pues se inspiró en su propia experiencia.
Él y su esposa adoptaron a tres chicos y las fases divertidas y tristes que cuenta en su película guardan reminicencias a lo que experimentaron cuando iniciaron el proceso de adopción en el Seneca Family of Agencies Kinship Center.
Anders escribió Familia al instante a cuatro manos con John Morris, con quien ha firmado cuatro de sus películas. Ambos guionistas le recuerdan a la audiencia que estos chicos pasan hasta cinco años de una casa temporal a otra (cuando tienen la suerte de ser adoptados por alguien de manera permanente). O que si pasa de los 12 años es más difícil que consigan un hogar. O que pocos estadounidenses toman la noble decisión de adoptar a un ser que le urge amor o que muchos de esos muchachos tienen heridas en el corazón que no van a desaparecer de un día para otro por algún arte de magia, si es que esas heridas llegan a cerrar.
Aunque a Familia al instante no le da miedo desarrollar lo difícil y traumático de los procedimientos de adopción para todas las partes, Anders nunca deja de lado la comedia sana, la risa terapéutica y las carcajadas que ayudan a sanar a un alma rota de tanto sufrir de soledad y abandono.