Desde que Gabriel Serra llegó a México D.F. en 2008 para cursar la carrera de cinematografía en el Centro de Capacitación Cinematográfica, se encontró en sus calles cientos de taquerías y torterías.
“Era una experiencia visual y olfativa muy intensa, y al mismo tiempo desagradable”, rememora Serra (Nicaragua, 1984), de manera exclusiva para La Prensa.
Con aquella imagen le vino una pregunta: “¿de dónde vendrá tanta carne?, tomando en cuenta que es una ciudad de 25 millones de habitantes. Me vino a la cabeza la imagen de 25 millones de cabeza de reses y 25 millones de personas comiendo esas reses”.
Indagando sobre el tema se topó con el rastro frigorífico La Paz, Los Reyes, en el estado de México. Fue entonces cuando se dio cuenta de que deseaba rodar una película “sobre la muerte representada en una persona que mata y que reflexiona sobre su condición en una labor aparentemente tan sencilla como el ser matarife”.
Así nació La Parka, que escribió y dirigió Serra, que se presenta en el Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF Panamá) y que le valió en 2015 una nominación al premio Oscar en la categoría de mejor cortometraje documental. Antes de recibir la bendición de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood debía buscar a su personaje.
SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE
Un día de finales de 2011, llegó Gabriel Serra al rastro La Paz, Los Reyes, acompañado del abogado Roberto González, contador de esa empresa, y le comentó que “quería hacer un documental sobre la vida de las personas en ese rastro, y al inicio el licenciado me dijo: ‘imposible, no creo que los socios quieran que filmen aquí’. Entonces me gustó tanto ese lugar, que insistí y me dejaron grabar ahí la película”.
Los dueños de la empresa no solo le dieron el permiso de filmar en sus instalaciones, sino que además “lo llevaron a conocer a algunos trabajadores: el más viejo del rastro, el más joven y ninguno me convencía”.
De pronto, a los lejos, observó a un hombre con capucha roja “sobre un montículo donde había una jaula y pregunté quién es ese”. Era Efraín, el matarife a quien sus compañeros de trabajo le dicen con estima La Parka.
Lo llevaron con él y comenzaron a conversar. “Noté que tenía una cara con rasgos físicos muy pronunciados. Al rato de hablar sobre su vida, el tiempo que llevaba ahí y su oficio, me dijo algo tan detallista, poético y cruel que me atrapó y me hizo decidirme de hacer el documental sobre él: ‘cuando las vacas se acercan a la jaula, ellas sienten la muerte y se les sale una lágrima del ojo”.
La Parka ha pasado por 42 festivales. Ahora está en el Festival Internacional de Cine de Panamá, donde se proyectará mañana domingo 12 de abril a las 6:00 p.m., en el teatro Anita Villalaz.
PROCESO
Cuenta que la relación que mantuvo con Efraín desde un inicio fue de respeto. Lo visitó al rastro por dos meses antes de filmar.
“Cuando ya estábamos a dos semanas de empezar a grabar le comenté, de manera respetuosa, que quería hacer una película sobre él y su vida en el rastro, que la película no tenía fines comerciales y que únicamente se iba a poder ver en festivales de cine”, indica Serra.
Efraín aceptó. Le hizo dos entrevistas: “una de las dos fue en el rastro y la otra en su casa. La familia estaba tranquila y contenta. Éramos pocos los que grabamos el documental, así tratábamos de ser lo más silenciosos y respetuosos posibles”.
ATMÓSFERA
La primera vez que vio que Efraín mataba a una res, sintió más de una contracción en su estómago. “Efraín lo hace con una elegancia, respeto y delicadeza. Nunca había visto que matar podía ser un oficio tan respetable y tan admirable”.
Hay una atmósfera de terror gore, más una capa de suspenso, en más de un momento del cortometraje La Parka. “La transformación de la belleza en poesía y oscuridad me atrae desde mis primeros trabajos. Soy una persona que vive la vida muy intensamente, y me gusta generar emociones viscerales con imágenes e historias que trastoquen los sentidos”.
“La delgada línea que tiene el documental La Parka, de ser un retrato humanista y sencillo, y por otro lado, un documental de misterio y gore, estaba desacorde no solo con mi propuesta, sino también con lo que yo viví en ese lugar y yo tan solo lo magnifiqué”, resalta Serra.
Desde que es pequeño se ha acostumbrado “a tocar el cuerpo de mis familiares muertos, así como de amigos que han muerto. Ha sido muy cercana la línea, sin embargo, le tengo miedo, me da miedo pensar en situaciones en que puedo exponer mi vida o en las que solo me imagino muriendo en un accidente o de maneras muy drásticas”.
EL OSCAR
La Parka fue nominada en 2015 al premio Oscar en la categoría de mejor cortometraje de documental.
“Para todos nosotros ha sido una felicidad inmensa ver que un ejercicio escolar se convirtiera en una película que trascienda su propio formato, es decir, la imagen y sonido, y que realmente cale en muchas personas y que sea reconocida por gente tan importante en la industria”, anota Gabriel Serra.
También es una responsabilidad para “los que realizamos esta película, ya que haber llegado a un nivel tan alto te demanda mantenerte a esa escala profesional de excelencia y perfeccionamiento”.
La película tiene más de un mérito “a niveles de contenido, lenguaje y sonido, entras en un mundo y la obra se vuelve contundente, poética y reflexiva. Además, parte de algo específico y sencillo, y se convierte en tu tema muy grande y que da mucho que hablar y pensar”.
¿Cómo fue recibida el documental en el país? La Parka tuvo una aceptación regular, estuvo en unos 4 o 5 festivales y recibió 3 premios.
Preguntado si causó alguna reacción entre los organismos que defienden a los animales o entre quienes consumen carne, manifiesta que no ha habido ningún organismo que "me haya escrito, mas bien muchas personas vegetarianas han querido ver el documental y piensan de que mi documental es político, sin embargo, siempre les hago el hincapié que no es sobre el consumo de la carne, es un documental sobre la muerte y la vida de una persona que esta cercana a ella".
¿Qué sigue después de La Parka? "Para mí, y para los que hicimos la película, se viene un buen tiempo. Cada uno podrá hacer proyectos que nos gustan, y además, se nos viene mucho trabajo y hay que estar preparados para la toma de buenas decisiones y seguir haciendo cine".