'El Renacido' (The Revenant): todos somos salvajes



El cine tiene como función social presentar temas vedados, prohibidos y censurados. Uno de los deberes del séptimo arte es desarrollar historias que muestren las diversas capas que tiene una realidad siempre ambigua y uno de sus lineamientos es invitar al proceso de discusión sobre aquellos aspectos que muchos desean ocultar.

Esto viene a cuento luego de ver la ambiciosa, provocadora, deslumbrante, agresiva y catártica El renacido (The revenant), del director mexicano Alejandro González Iñárritu, nominada a 12 premios Óscar, incluyendo mejor película, director y actor (Leonardo DiCaprio).

El filme es sobre las duras pruebas que sorteó el cazador y aventurero Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) tras ser atacado por una feroz osa grizzly, ya que él terminó gravemente herido y sus compañeros, acosados por tribus indígenas, lo abandonan a su suerte en medio de un clima atroz.

Este infatigable y furioso drama de sobrevivencia, basado en hechos reales, es también una declaración sobre la perseverancia y la tozudez, la tenacidad y la entrega, el amor y el sacrificio, de un padre hacia su hijo.

El renacido, además, es sobre la venganza, las razones y los deseos de Glass por aplicarla y si es un recurso que al final sirve de algo para calmar el dolor y la pena.

Más de un personaje de El renacido desprecia a los demás y basa sus decisiones en instintos primarios como ambición, codicia, asco y desprecio. Son seres que encima no creen en la reconciliación ni en el perdón mutuo.



Tanto los héroes como los villanos del filme se parecen entre sí, al punto que al espectador le cuesta diferenciarlos en algunos casos, porque ambos están en medio de terribles tragedias, donde la vida y la muerte están a la orden del día.

Por eso, esos hombres que carecen de razón, que van perdiendo sus vínculos con sus familias, a veces por la muerte o por la distancia, y que luchan contra sus semejantes y contra una naturaleza hermosa y poderosa a la vez, parecen salidos de los dantescos cuadros pintados por Goya y de obras de teatro como Otelo y El rey Lear de William Shakespeare.

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PUEBLOS ORIGINARIOS

El renacido también es un soberbio western atípico y, por ende, reivindicativo sobre las injusticias hacia los pueblos originarios. Su argumento denuncia un hecho imperdonable que no ha cambiado lo suficiente desde la época de la invasión colonial europea al continente americano: los poderosos, llámense gobernantes y sociedad civil, le quitan la libertad y el derecho a existir a las minorías, un conglomerado que debe vivir con el miedo de ser marginado, discriminado y hasta eliminado.

Esta es la clase de producción cinematográfica que propone y exige que ese período de barbarie no se vuelva a repetir y que olvidar aquellos años salvajes es una irresponsabilidad sin paralelo.

El renacido es sobre la capacidad de hacerle daño al otro porque se le considera diferente e inferior, en medio de un turbio período de la colonización de Norteamérica donde reinaba el principio de que todos eran salvajes.

Esta condición escabrosa y represiva de la maldad y la violencia como métodos de acción no han desaparecido. Lo viene a confirmar el hecho que hoy los extremistas de derecha e izquierda, los nacionalistas, los fanáticos religiosos y los antigubernamentales atacan escuelas, iglesias, hospitales, guarderías, centros comerciales y hoteles porque menosprecian a esas miles de personas que van a eliminar porque piensan que carecen de valor y respeto.

El renacido, entre otras, es sobre mantener activa la memoria histórica, pues tenerla con vida le da identidad a los pueblos y ayuda a construir una sociedad más justa porque crea bases a partir de una verdad histórica que está compuesta por la visión de los vencedores y los vencidos. Nada de borrón y cuenta nueva.

UN RODAJE SEVERO Y AL NATURAL

El Renacido es el tipo de película cuyo proceso de creación da pie, a su vez, a un filme. La nueva cinta de Alejandro González Iñárritu pasó más de un páramo para llegar a las salas del mundo.

20 personas del equipo técnico renunciaron por las severas condiciones climáticas de un rodaje con períodos de frío extremo que llegaban a los 25 grados bajo cero.

Su presupuesto fue de 135 millones de dólares, es decir, el doble de lo establecido, entre otras porque más de un equipo de grabación se estropeó a causa de que, literalmente, se congelaba.

Además, elevó los costos porque se filmó de forma secuencial y todo en escenarios reales, en exteriores inhóspitos de Calgary (Canadá), Montana (Estados Unidos) Ushuaia y Tierra del Fuego (Argentina).

Los 135 millones de dólares convierten a The Revenant en la producción de mayor cuantía firmada por el realizador mexicano, pues, por ejemplo, Birdman (2014, 4 premios Óscar) costó 22 millones de dólares y Biutiful (2010, 2 nominaciones al Óscar) se hizo con 20 millones de dólares.

Leonardo DiCaprio, que encarna a Hugh Glass, comió pescado crudo recién capturado, así como hígado de bisonte sin cocinar. El actor también durmió entre cadáveres de animales, entró y salió varias veces de ríos congelados y en más de una ocasión estuvo a punto de sufrir una hipotermia.

Es decir, su propuesta interpretativa osciló entre dos métodos actorales: el que abogaba Konstantin Stanislavski y el que proponía Antonin Artaud.

‘El Renacido’, un drama de aventuras basado en hecho reales y que ocurre en el siglo XIX, tuvo un rudo proceso de rodaje.





MEDIO AMBIENTE

En El Renacido, el medio ambiente es uno de sus protagonistas, al brindar momentos liberadores y en otros aullidos de furia de las montañas, el viento y la nieve. A veces en la trama la naturaleza es de un terror punzante y en otros es como un bálsamo al brindar una hermosura excelsa.

De allí que los sonidos que escuchamos son naturales y provienen de los escenarios verdaderos antes mencionados, por una sabia decisión del editor de sonido Martín Hernández.

Por su lado, el director de fotografía, Emmanuel Lubezki, no usó filtros ni ningún tipo de recurso artificial de iluminación.

Esto lo llevó a sacarle todo el provecho posible a la luz natural, que en algunas áreas era solo de unos 90 minutos diarios, y de noche echaba mano de la luminosidad que provenía de las fogatas, la luna y las estrellas.

EL PERSONAJE

Hugh Glass (Leonardo DiCaprio), personaje central de El Renacido, laboró para la compañía exploradora

Ashley’s Hundred, cuyo líder era el general William Henry Ashley.

El radio de acción de la empresa eran los territorios de Dakota, Montana, Wyoming y Nebraska.

Hay distintas versiones de cuánto caminó Glass gravemente herido tras luchar en 1823 contra una osa grizzly (la que sale en la película nace de las virtudes computacionales de Richard McBride). Unos periódicos de la época hablaban de 128 kilómetros y otros de 320 kilómetros.

Varios autores han escrito, desde la ficción o el ensayo histórico, sobre su hazaña, como John G. Neihardt (1915), Dale L. Morgan (1952), Fredrick Manfred (1954), John Myers (1976), Robert McClung (1990), Roger Zelazny y Gerald Hausman (1994).

González Iñárritu prefirió usar el libro The Revenant: a nivel of revenge (2002), de Michael Punke.

En 1971, Richard C. Serafian llevó al cine el acto de sobrevivencia de Glass en la producción Man in the Wilderness, protagonizada por Richard Harris y John Huston.

TERRENO HOSTIL

El Renacido solo tiene en su contra que es demasiado larga (156 minutos). Hay escenas que se repiten una y otra vez, como la relación emocional y metafísica entre Glass y su familia, o cuando muestra constantes y bellas tomas panorámicas o de detalles deslumbrantes, en un intento forzado de Alejandro González Iñárritu de ser el Terence Malik de su generación. Esta reiteración le hace daño al ritmo narrativo.

Quizás a un sector del público, más que el metraje, lo que puede incomodarle es ese halo sombrío característico en todo el cine de González Iñárritu y su deseo de presentar un thriller de venganza al estilo rudo de su colega Werner Herzog.

iga a   Daniel Domínguez en  Twitter:  @DanielDomnguez1  y en   Instagram:  Daniel.Dominguez2006

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