Sumado a la corrupción, un medio ambiente en deterioro, el desempleo campante, la pobreza que no se detiene, la crisis alimentaria que se agrava, el racismo y la xenofobia que crecen, una libertad a medias, más el reinado del despotismo, una economía desigual y el despilfarro estatal... ¡vaya!... un futuro incierto en ciernes, hay otro mal social que golpea al mundo: la falta de justicia, como lo plantea la soberbia Three Billboards Outside Ebbing, Missouri.
Hay quienes secuestran, torturan, violan o matan, o todo lo anterior junto, y la ley no alcanza a los responsables de estos crímenes, como saben de primera mano los desgarrados, solitarios y condenados personajes que pueblan ese grito y esa protesta titulada Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (Tres anuncios por un crimen), comedia negra y dramática que recibió 7 nominaciones al premio Óscar, incluyendo mejor película , dirección y actriz principal.
Esta producción, escrita y dirigida por Martin McDonagh, explora una de esas realidades que no deberían darse en ninguna parte ni en ninguna época: un sistema policial que tiene pocos recursos para resolver toda clase de atrocidades, o que tiene demasiados casos por atender y poco tiempo y personal para atrapar a los autores de estas acciones, o algo más simple y aún más grave: en ocasiones, el poder de la justicia está enfermo del cáncer de la indiferencia y el no me importan las víctimas y sus familiares.
Mildred (encarnada con maestría por Frances McDormand) es una madre de clase baja que no es perfecta ni amorosa, pero que tiene muchas ansias de un cambio. Quiere, para variar, que los policías de Ebbing (un pueblo ficticio del sur rural de Estados Unidos) hagan su trabajo: investiguen y encuentren a los responsables de un asesinato, el de su joven hija.
Ha pasado un largo tiempo y no hay avances ni arrestos desde que ocurrió el hecho de sangre. Por eso, la desesperación, el dolor, la furia, la frustración y la impotencia, así como la dignidad y la sed de que se haga lo correcto, llevan a Mildred a una decisión radical, urgente y necesaria: costea con los escasos recursos financieros que tiene la instalación de una serie de tres carteleras en los alrededores donde mataron a su hija adolescente.
Las tres vallas, ubicadas en las afueras de Ebbing, Missouri, se instalan a unos metros de distancia una de la otra, y estas dicen: “La violaron mientras moría”, “¿Y aún no hay arrestos?”, “¿Cómo es eso, jefe Willoughby?”.
EN PIE DE GUERRA, ADIÓS A LA PACIENCIA
¿Era quedarse callada o alzar la voz? ¿Era dejar que el tiempo olvidara un suceso sangriento, como ha pasado con otros, o poner un alto a tanta crueldad y resignación? He ahí los dilemas de Mildred, el personaje central de la excelente tragicomedia Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (Tres anuncios por un crimen).
Mildred es una rebelde que lleva a cabo una revolución, y las revoluciones no siempre son comprendidas, ni siquiera por aquellos que saldrían beneficiados con las reformas que esta traería.
Quizás la gente en los Ebbing del mundo están más preocupadas porque no hay trabajo, porque la economía está hecha un desastre, porque cierran los negocios, porque las escuelas están hechas añicos, que hay más robos y menos vigilancia, y no les preocupa lo suficiente el destino de una madre vulgar, dada a la agresividad, que es cero amable, ni tampoco lo que le pasó a su hija (violada y asesinada), cuya personalidad era bastante parecida a la de su progenitora.
Porque el cineasta y escritor Martin McDonagh no quiere que el espectador crea que todo era rosas y felicidad en el hogar de Mildred.
Tampoco construyó como santos varones a los policías Willoughby (un magnífico Woody Harrelson) y Dixon (un genial Sam Rockwell), a cargo del caso de la muchacha abusada y brutalmente eliminada.
Qué va, nadie en Three Billboards Outside Ebbing, Missouri es perfecto, o por completo bueno o villano, porque todos ellos, como muchos de nosotros, somos inocentes y culpables.
Los habitantes de Ebbing son normales como cualquier persona común y corriente y, por ende, más de uno es imperfecto, complejo, indeciso, egoísta, malvado y retorcido.
De allí que Mildred, día tras día, recibe tanto apoyo como rechazo de un pueblo humillado que no comprende del todo la magnitud ni el valor de la protesta de esta Madre Coraje.
Martin McDonagh, a través de Mildred, le recuerda al espectador que muchas veces la policía solo sirve para ser el brazo represor de los poderosos, ya sean gobernantes, políticos, los miembros de Wall Street o los narcotraficantes, da igual.
Mildred, de clase trabajadora y posiblemente sin formación universitaria, se cansó de ser la indefensa. De allí que está en pie de guerra con todas las formas de autoridad (el Estado, el matrimonio, la Constitución, el machismo y la religión), porque le han servido para poco.
El norte de Mildred es poner en su lugar a un sector de una sociedad cínica que no le ayuda, pero que sí critica su proceder y sin asco le da la espalda.
REACCIÓN
Martin McDonagh busca que la audiencia se sienta irritada de manera progresiva, que exija ya no justicia sino venganza inmediata, y más de uno, desde su butaca, querrá que se castigue a los culpables del horrible crimen obviando los debidos procesos.
Minutos antes de que termine Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, después de interesantes transformaciones de sus personajes y uno que otro giro sorpresivo en su argumento, Martin McDonagh decide bajar un tanto la intensidad y la adrenalina.
Por eso, propone que antes de ejercer cada quien la ley del talión como mejor le parezca, los seres humanos debemos respirar y pensar antes de tomar la justicia por nuestras manos, para así volver a ser lo más civilizados posibles dadas las circunstancias, porque algunos personajes de esta película aprenden, a la brava, que hay otras formas de combatir el odio y la maldad, porque entendieron que si se vuelven tan violentos como los victimarios que desean encontrar, encerrar y eliminar, corren el riesgo de terminar pareciéndose a ellos.
UNA MUSA DE GUIONISTAS
Martin McDonagh pasaba en su automóvil por un pueblo de Georgia, Alabama, cuando vio en una solitaria carretera tres vallas publicitarias que hablaban sobre un crimen sin resolver.
Fue entonces cuando a este guionista y director británico se le ocurrió que esa imagen podía ser el principio de una historia cinematográfica.
Desde la primera línea, McDonagh redactó el guion de Three Billboards Outside Ebbing, Missouri pensando en que Frances McDormand (North Country y Mississippi Burning) era la única que podía interpretar al personaje central, aunque la actriz tenía sus reservas.
La primera vez que le ofreció el papel, McDormand le respondió que no estaba preparada para asumir el rol de una madre, de mediana edad, que busca justicia por el asesinato de su hija, entre otras, porque se sentía demasiado joven para la responsabilidad. Años después le propuso el mismo personaje, y fue el esposo de Frances, el director y guionista Joel Coen, quien la convenció de que debía aceptar este reto. Frances ya está acostumbrada a ser la musa de los escritores de cine, ya que el propio Joel Coen también escribió el libreto de Fargo (1996, junto a su hermano Ethan Coen), pensando en su compañera sentimental, y le brindó a McDormand ser una jefa de policía embarazada en Minnesota, que le permitió obtener el Óscar como actriz principal.