Leonardo Padura: la complejidad de ser cubano

Leonardo Padura: la complejidad de ser cubano


Lo que menos le gusta al cubano Leonardo Padura es escribir guiones de cine, porque se siente limitado ante la mirada milimétrica del productor y el concepto estético que tenga el director sobre la historia. Su fascinación es la novela que combina misterio con una mirada social de su entorno, porque es un género literario que le permite transitar por los confines de la libertad.

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Aunque su relación es tensa con el séptimo arte, recuerda a su maestro Raymond Chandler (1888-1959), narrador estadounidense de novela negra que, a pesar de su disgusto con un Hollywood que no termina de respetar a los creadores de tramas, participó en clásicos como Double Indemnity (1944) y Strangers on a Train (1951).

Con eso en mente, Padura accede de vez en cuando a construir vidas cinematográficas. Un caso reciente es su colaboración como guionista con el realizador Laurent Cantet para Regreso a Ítaca, que triunfó en los festivales de cine de Sao Paulo y Venecia.

“Cualquier actividad que se realice en libertad –no solo el arte- es una forma de estar cerca del paraíso".


Leonardo Padura
Escritor

 

Regreso a Itaca es sobre el poder de la amistad y el valor de los recuerdos. “La amistad nos apoya, los recuerdos nos completan. Esos dos son de los grandes temas, o mejor dicho, obsesiones, de todo mi trabajo como escritor de novelas y guiones de cine”, explica Leonardo Padura.

Viene al istmo para celebrar a la novela negra, un género en el que encuentra “una forma muy generosa de hacer literatura, pues te da todas las posibilidades que seas capaz de explotar. La asumo más como novela social que como novela de misterio, y gracias a ella he podido ir haciendo una crónica de la muy peculiar vida cubana de los últimos 30 años y crear un personaje como Mario Conde que, de muchas formas, ha sido un vocero y testigo de los conflictos sociales, económicos, psicológicos de mi generación. Quizás por eso ahora esté llegando al cine”, manifiesta sobre el estreno en septiembre de la película Vientos de La Habana, sobre el devenir del inspector de policía Mario Conde.

“El restablecimiento de relaciones entre Cuba y EU es como salir de una pesadilla interminable”.


Leonardo Padura
Escritor

Amadeo es escritor, Aldo es ingeniero mecánico, Tania es oftalmóloga, Rafael es pintor y Eduardo es periodista. Todos tienen alrededor de 50 años, son cubanos y amigos. Además, son los protagonistas de la producción Regreso a Ítaca.

Rafael se queja de que en su juventud en Cuba prohibieran a los Beatles, el pelo largo... ¿Lo mejor no sería ‘prohibido prohibir’?

Esa debería ser la solución. Se nos prohíben demasiadas cosas y muchas de ellas, aunque son las que queremos hacer, son prohibidas por alguien que tiene el poder de decidir sobre cualquier cosa de nuestra vida. Desde el largo del pelo hasta la música que hemos escuchado, pasando por los libros que podemos leer y hasta por los que deberíamos escribir. Lo peor es que nos dicen que es por nuestro bien, pero no preguntan qué queremos.

“No hay nada más serio que la música”, dice Amadeo. ¿Se aplica a otras artes?

El arte es muy importante en la vida. Sin arte no hay civilización moderna. No hay mejor modo de expresar y reflexionar sobre la condición humana que a través del arte. Digo yo…

Cuba vive entre los que se van y los que se quedan.

El sentir del cubano es muy complejo. En general, hay de todo, como en casi todas partes. Conformes e inconformes, entusiastas y pesimistas, exiliados e inxiliados… Hoy el arte cubano, sobre todo el cine y la novela, hablan más de los inconformes, los pesimistas, de los perdedores y perdidos, porque son más dramáticos y reveladores de una realidad con sus propios traumas.



¿La suya es una generación perdida? 

La mía es una generación bastante maltratada. Es una generación a la que se le prometió el “futuro” a cambio de sacrificios, y luego se le pidió más sacrificios sin que llegara ese futuro. Una generación que casi siempre fue mandada, sin opciones de escoger. Y que al entrar en edades provectas se encuentra con pocas posibilidades económicas y sociales a pesar de su alta preparación cultural, y por eso muchas veces tienen que escoger caminos alternativos o vivir de la ayuda que le envían los hijos que se fueron del país. No es así en todos los casos, pero es así en muchos.



¿Cómo está Cuba?

Ahora mismo se vive un momento de tensión económica. Otro más. Y se planifica un futuro mejor, otra vez. Ya no sé nada de casi nada…



¿Le preocupa Cuba?

Me da miedo que todos los sacrificios no nos hayan servido para lograr los grandes propósitos, pues se puede producir un cambio económico muy extraño. Hoy en Cuba le sociedad ya no es tan homogénea como hace 25 años y eso cambia las percepciones. Me da miedo que a pesar de que el gobierno pide “cambios de mentalidad”, estos no ocurran y siga practicándose la política de la decisión vertical, que incluye qué se puede leer y ver en el cine, y escribir en un periódico a partir de lo que alguien decida que es lo conveniente o necesario.



Las crisis obligan a las familias a separarse en Cuba. Le hago la pregunta que Amadeo le hace a Tania: ¿esa decisión es la buena?

Te respondo como Tania: ¿quién sabe cuál es la decisión buena? Esa situación ocurre y la sangría de cubanos que se va a buscar su vida a otra parte no se detiene. Da igual que seas pelotero, escritor o médico, o un simple ciudadano sin otros atributos. Se van muchos jóvenes, y eso empobrece a la sociedad, a la cultura y a la familia cubana. Antes había gentes que lo hacían por claros motivos políticos. Hoy la mayoría se va por simples razones económicas.

Regreso a Itaca no se exhibe en el Festival de Cine de La Habana. Una lectura es que el cine sigue siendo un arma de reflexión y de confrontación, ¿no le parece?

Por supuesto.. Y otra que las formas de decisión cultural en Cuba no han cambiado en lo esencial en los últimos 60 años. Una pequeña película titulada PM fue la primera obra excluida y condenada, allá por 1960.

Enrique proclama que "la realidad no es el paraíso".

Y sí, claro, cualquier actividad que se realice en libertad –no solo el arte- es una forma de estar cerca del paraíso.

¿Cómo ve las elecciones presidenciales en Estados Unidos y cómo ha visto el proceso de restablecer las relaciones entre Washington y La Habana?

Las elecciones, como todo el mundo las veo con muchas expectativas. El restablecimiento de relaciones, es como salir de una pesadilla interminable. Aunque al día de hoy las muchas cosas que esperábamos no se han producido aún. Por ejemplo, la eliminación del embargo para que los dos países puedan tener relaciones más normales en la economía, los viajes, las comunicaciones…

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