Sobre la gran aventura de leer del mexicano Benito Taibo

Sobre la  gran aventura de leer del mexicano Benito Taibo
Sobre la gran aventura de leer del mexicano Benito Taibo


Benito Taibo está convencido de que la lectura no debe obligarse a nadie, porque debe ser un placer al que se tiene que llegar desde el amor por las letras y el cariño por las palabras.

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Para este escritor mexicano, leer es como un soplo vital, una corriente constante de energía y de luz.

Les recuerda a todos, en especial a los chicos y a los jóvenes, que “los libros no muerden. Los muchachos deben leer lo que se les antoje. No estoy en contra de las modas literarias. En el siglo XIX se leyeron las obras de Julio Verne por moda, que no es una connotación necesariamente negativa. Si hay algo que a ellos les gusta, a leer lo que les mueve y les conmueve”, dice.

A ese público está dedicado su nuevo libro de cuentos Cómplices: esta vez, la aventura es leer (Planeta), que presentó en el XII Feria Internacional del Libro de Panamá.

Opina que todo lector tiene el derecho a no terminar una obra si no lo capturó lo suficiente, pero que también debe compartirlo si le gustó su trama o su mensaje o sus personajes.

A Benito Taibo el ser lector le ayudó a conquistar a la niña de sus sueños, cuando él, de chico, le recitó en voz baja (con una pena enorme) un poema de amor.

En ese momento descubrió que la literatura también servía para conquistar, además de “transformar a la gente y al mundo. Los libros son como los ladrillos que construyen a nuestra civilización”.

LA ALEGRÍA DE ESTAR RODEADO DE LIBROS

Isabel y Julián, personajes de Cómplices: esta vez, la aventura es leer, tienen la ocasión de residir, desde sus imaginaciones febriles de lectores, dentro de los argumentos de clásicos de la literatura como Los Tres Mosqueteros, de Alexandre Dumas; El señor de las moscas, de William Golding; Los miserables, de Víctor Hugo; El nombre de la rosa, de Umberto Eco; y Tormenta de espadas, de George R. R. Martin, entre otros.

Al autor de este libro, Benito Taibo, le gustaría vivir en el maravilloso mundo creado por Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, aunque admite que de alguna manera sí está en contacto con situaciones surrealistas porque habita en la capital mexicana.

“Vivo en Macondo, en un país dominado por el realismo mágico, donde hay torrenciales aguaceros y muchas mariposas. A veces todavía me asombro de lo que me rodea”, indica el autor de poemarios como Siete primeros poemas (1976) y Recetas para el desastre (1987).

SERES DE FICCIÓN

Sobre personajes por los que siente empatía, Benito Taibo destaca a Ignatius J. Reilly, el protagonista de La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, porque es “una mezcla entre Don Quijote y Sancho Panza”.

También le caen bien Ishmael, de Moby Dick, de Herman Melville, por las aventuras que experimenta en alta mar, y la Wendy de Peter Pan, de James Matthew Barrie, porque es una chica valiente y excelente narradora de historias.

CERO INTOLERANCIA

Plantea que el papel de la literatura es descubrir y confirmar que no debe haber espacio en la sociedad para la discriminación, la intolerancia y el anarquismo.

“Los libros nos invitan a reflejarnos en el otro, que no eres mejor que el otro, que no es tu enemigo el que es de izquierda o es musulmán o es judío o es de un color distinto. Cuando te sumerges en un libro estás frente a otro ser humano igual que tú”, plantea el responsable de novelas como Polvo (2010), Persona normal (2011) y Querido escorpión (2013).

Se siente como el escritor Fernando Pessoa, para quien la literatura debía existir porque el mundo no le bastaba. “En estos tiempos violentos necesitamos más que nunca de la literatura, para que sea una espada para acabar con los dragones”, opina este periodista, poeta y promotor de la lectura, nacido en México en 1960.

DAR EL EJEMPLO

A los docentes y a los padres de familia les recomienda que si desean que sus hijos sean lectores, que ellos como adultos pongan el ejemplo siendo lectores voraces.

También les pide a los responsables de las casas y las escuelas que olviden la idea de que hay libros para edades específicas.

A partir de que el joven tiene discernimiento y quiera leer, que busque las obras que le apetezcan. “Claro que hay textos más complejos que otros, pero para eso el lector se va formando, y ese es un proceso único y nadie lo vive igual. Yo a los 14 años leía a Séneca mezclado con las obras de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. Todos los lectores somos atípicos”.

Grita a los cuatro vientos que nadie se coma el cuento de que hay literatura juvenil o para mujeres, que solo son etiquetas inventadas en los departamentos de mercadeo. “Ni Verne ni Salgari escribían para jóvenes, lo hacían para comprender su mundo ignoto. Ellos estaban escribiendo para sus pares”.

“Leo mucho y rápido y todo el tiempo. En mi mesita de noche siempre encuentras tres o cuatro libros. Salto de uno a otro sin ningún tipo de orden. Tengo libros hasta en el baño”, indica entre risas Benito Taibo, quien por estos días está inmerso en las páginas de Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, de Benjamín Alire Sáenz, y la Enciclopedia de las cosas que nunca existieron, de Michael Page y Robert Ingpen.

 

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