Alberto Barrera Tyszka crea para conjurar el dolor. Su manera de enfrentarse a la tristeza, la pena y el sufrimiento que le produce el trance político, social y financiero que padece Venezuela fue escribir la novela Patria o muerte.
“Hoy, y desde hace años, la situación en Venezuela es muy difícil de procesar. Hemos estado cerca de situaciones que parecen límites, incluso cuando vivía Hugo Chávez.
En esta sociedad polarizada siempre parece que algo grande va a pasar. Después esa hecatombe no llega y vivimos siempre en una zozobra”, resalta el escritor, que presenta Patria o muerte el viernes 19 de agosto, a las 7:00 p.m., en el salón Boquete del centro de convenciones Atlapa, en la XII Feria Internacional del Libro de Panamá.
“Estamos en medio de un delirio y de una falta de sentido común. Nuestra realidad parece increíble. Siempre se dice que la realidad supera a la ficción, y en el caso venezolano nuestra realidad a veces parece inverosímil”, anota Barrera Tyszka (Caracas, 1960), que obtuvo el Premio Herralde de Novela 2006 por La enfermedad.
Por eso, comenta que a los venezolanos les cuesta explicar en el extranjero los sucesos que les pasan, porque “salen de toda lógica. En teoría, Venezuela es uno de los países más ricos del mundo por sus reservas de petróleo, entonces, ¿cómo entender que sea una nación destruida y empobrecida?”.
“El país sigue en una incertidumbre tras otra. Han pasado más de tres años de la muerte de Chávez y hay cosas que no han cambiado. Esa sensación de falta de certeza en relación de lo que puede venir o no, nos sigue acompañando.Desde diciembre de 2015, cuando la oposición gana la Asamblea Nacional, el país ha entrado en una nueva incertidumbre que tiene que ver con el referéndum revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro. No sabemos cuándo va a pasar, o si va a pasar. Somos un país que no sabemos salir de nuestras crisis, que han traído solo consecuencias económicas fatales”, anota.
De forma deliberada, en Patria o muerte (ganadora del XI Premio Tusquets Editores de Novela 2015), toma la decisión de incorporar a los que están a favor y en contra de Hugo Chávez.
“Uno de los problemas de la polarización política que existe en el país es que reduce la realidad, y eso ha pasado en Venezuela en todos estos años. Fue algo que aprovechó mucho el chavismo a su favor, eso de dividir a la sociedad entre los que me idolatran y los que no, y quien no es fiel a mí está en contra mía. Esta polarización simplifica y reduce todo”, indica.
"Las distintas posturas no pueden estar ni satanizadas ni descalificadas a priori, en cada una hay puntos de vista válidos y reacciones que deben ser escuchadas. Eso ocurre en todos los países. Lo único que salva a los países es su propia complejidad, así como el reconocimiento del otro y la aceptación del otro", señala.
Su obra se desarrolla durante la última etapa de la enfermedad que llevó al fallecimiento a Hugo Chávez (1954-2013) y darle la mayor cantidad de matices posibles a su trama. “Hay gente que genuinamente creyó o cree, no sé si todavía, en Chávez y en su proyecto”.
MÁS DE UNA VENEZUELA
Patria o muerte, de Alberto Barrera Tyszka, está edificada a partir del parecer de un conjunto de venezolanos contemporáneos que tienen opiniones diversas en torno a Hugo Chávez.
Por ejemplo, está el caso de Beatriz, la esposa del oncólogo Miguel Sanabria, quien admite que Chávez saca lo peor de ella.
“Esto pasó en los momentos más altos de polarización del país. Chávez llegó a convertirse en un factor irritante para un sector de la sociedad, incluso antes que él se definiera por el socialismo. Es que todo giraba en torno a su figura. Hay líderes así, que crean dinámicas personales muy fuertes que destapan la irracionalidad y entonces se generan por igual odios y devociones”, manifiesta.
ENCIERRO
La madre de María le advirtió a su hija, de 9 años, que la saca del colegio donde cursa tercero de primaria si se registra otro asesinato por las cercanías de la escuela. “Este personaje trata de defenderse de la realidad escondiéndose. De alguna manera vive en una cárcel, no sale y obliga a su hija a vivir en ese encierro”, explica.
Cuando el autor estaba en España, en una gira promocional de esta novela, ocurrieron los atentados terroristas en Bruselas en 2015 e inmediatamente hizo una conexión con Venezuela, porque “lo primero que dijeron las autoridades fue que la gente no saliera de casa”.
Aquel Estado lo único que podía asegurar, como defensa ante la violencia, era el aislamiento. “Es lo que decide ese personaje: frente a la vida salvaje en las calles, donde reina la impunidad y ante la ausencia de un verdadero Estado, para sobrevivir se encierra en su hogar”.
“Nosotros pensábamos que no éramos nadie” y Chávez es el “único que ha hablado por nosotros”. Así piensa un grupo de mujeres de clase trabajadora sobre la importancia que fue para ellas el dirigente.
“Un sector importante de venezolanos se sintió genuinamente representados por Chávez. Él no llegó al poder de forma gratuita, fue el síntoma de un país con muchos problemas y con una historia complicada”, señala.
Cuando Chávez gana por primera vez la presidencia, lo hizo con un gran porcentaje de aprobación y “después pasó a un sistema que se distorsionó rápidamente. Chávez fue muy hábil, siempre estuvo en mente su proyecto militarista, de concentración de poder, sin ningún sentido de alternancia política, pero eso no quiere decir que el cuento que él vendió no tuviera algo de verdad. En su discurso había una narrativa que caló en el pueblo”.
REDES SOCIALES
En una sociedad en la que los medios de comunicación social van de la propaganda política a la aplicación de la censura y la autocensura, internet es el paraíso.
“El mundo de las redes sociales tiene un protagonismo en la sociedad venezolana. El desarrollo tecnológico ayuda a resolver el problema del acceso a la información y el control que ejerce el Estado para controlar esa información. Lo que el Gobierno llama una nueva hegemonía comunicacional”, resalta.
Las redes sociales entonces se convierten en un espacio interesante. “El mejor periodismo de investigación en Venezuela migró de los periódicos a los blogs y a los sitios web, que antes se les veía como medios menores y clandestinos”.
Hablando de medios, en los últimos años en Venezuela proliferaron con éxito los libros sobre investigaciones periodísticas, “porque necesitábamos saber qué era lo que pasaba y por qué estamos como estamos y cómo llegamos hasta aquí. Los lectores buscaron en los libros de historia y de periodismo las respuestas que no encontraban en los periódicos”.
CONTROL
“Quizás nunca se sabrá de qué murió Chávez”, sentencia. Por eso, dice, se esmeró en hacer un registro periodístico serio y riguroso sobre el tema en Patria o muerte.
“Todas las referencias que hay en la novela son ciertas y confirmadas. También quería ser respetuoso con el lector que tenía una relación de afecto con Chávez, que no sintiera que en el libro había una burla hacia él”.
Rememora que los venezolanos experimentaron toda la enfermedad de Chávez “con un nivel opacidad muy agustiante. Nadie nunca del gobierno dijo nada concreto, ni siquiera cuando ocurrió el desenlace final”.
LOS NIÑOS
Patria o muerte también indaga en cómo la crisis de los adultos venezolanos afecta a sus niños.
"Hay niños que nacieron cuando Chávez era presidente y que tienen ahora 15 o 17 años. Niños que desde que nacieron solo escucharon hablar en sus casas sobre política y no tenían otra opción", comenta.
Son gente joven que califican su realidad de "espantosa, porque sienten que no tienen futuro. Ese mundo adulto intoxicado políticamente contamina a la infancia que es la posibilidad de un mejor futuro. Por eso, los jóvenes quieren huir de ese futuro adulto".
FUTURO
Es imposible saber qué le depara a Venezuela a mediano plazo, asegura. “Preocupa la situación de la crisis económica. Es algo ineludible para quien esté en el gobierno en el futuro”.
Lo que le preocupa aún más es qué hará el país con los militares.
“Chávez tenía un proyecto que estaba muy ligado con los militares. Convirtió a miembros del ejército y de la fuerza armada en una fuerza política importante. Casi la mitad de las gobernaciones están a cargo de los militares y también están grandes puestos públicos. ¿Cómo hacer para devolver a los militares a los cuarteles?”.