Uno de los primeros libros que llegó a las manos de un niño llamado Santiago Gamboa (Bogotá, 1965) fue la novela Tom Sawyer, de Mark Twain.
“Recuerdo la increíble sensación de aventura y libertad, y asimismo la extraordinaria fuerza de la amistad. Yo pasaba casi todos los fines de semana en fincas, y la figura de Tom me acompañó en muchísimos paseos por el campo y el río”, manifiesta quien hoy viernes conversa con Pablo Montoya y Jaime Abello Banfi, a las 8:00 p.m., sobre “Horizontes de la literatura colombiana”, en el salón Boquete de Atlapa en el ámbito de la XII Feria Internacional del Libro de Panamá.
Para un lector, la casa familiar de este escritor, filólogo, diplomático y periodista sería la soñada, ideal y perfecta. “Tuve la suerte de nacer en una casa donde había más de cinco mil libros, y además mis padres, que eran profesores universitarios, me compraban todos los libros que quería, sin límite. Era el único lujo del que disponía”.
Durante su adolescencia compró con su propio dinero obras de la editorial Seix Barral, “que era mi fetiche: las novelas de Onetti, de Vargas Llosa, de Cabrera Infante. Recuerdo el día que compré la bella edición de Juntacadáveres, de Onetti, que aún conservo, en la librería Lerner de Bogotá”.
Más de un título que ha leído con admiración le ha cambiado la vida. “En este preciso momento, por ejemplo, el cuarteto de la escritora italiana Elena Ferrante que lleva como título Dos amigas. También el Cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell”, señala Santiago Gamboa, que el sábado 20 de agosto, a las 7:00 p.m., participará en la mesa redonda sobre “Periodismo y las nuevas tecnologías”, con Jaime Abello Banfi y Elmer Menjívar, en el salón Chaquira de Atlapa.
VIVIR PARA ESCRIBIR
Para Santiago Gamboa, se pueden redactar miles de páginas sobre los grandes escritores que han conquistado la inmortalidad gracias a sus libros, obras que contienen “una visión nueva y original del mundo”.
Si le pides al hijo de la pintora Carolina Samper y el historiador del arte Pablo Gamboa Hinestrosa que te indique sus autores favoritos, responde de inmediato: “desde Homero hasta Borges. Desde Heródoto hasta Cees Noteboom. Desde Balzac hasta Roberto Bolaño”.
COLOMBIA
La primera novela de Santiago Gamboa fue Páginas de vuelta (1995), a la que siguieron Perder es cuestión de método (1997), Vida feliz de un joven llamado Esteban (2000), Los impostores (2001), El síndrome de Ulises (2005), Hotel Pekín (2008), Necrópolis (2009), Plegarias nocturnas (2012) y Una casa en Bogotá (2014).
Sobre los autores colombianos contemporáneos que deben ser leídos menciona El olvido que seremos, de Héctor Abad, “porque nos muestra la violencia desde el punto de vista de las víctimas”. Satanás, de Mario Mendoza, “porque nos muestra la violencia desde el punto de vista del asesino”.
Si quiere iniciar su descubrimiento de las letras colombianas por sus jóvenes creadores, entonces recomienda que deben buscar todos los libros de Juan Cárdenas, de Andrés Felipe Solano y de Margarita García Robayo.
COMIENZOS
¿En qué momento supo que quería dedicarse a la escritura?
Cuando me di cuenta de que quería vivir toda mi vida al interior de un libro.
¿Cuándo sintió o descubrió que ya era considerado un escritor?
Uno se convierte en escritor cuando tiene lectores anónimos, personas que acceden a tus libros y los leen sin conocerte, sin ser tus amigos o parientes.
PERIODISMO
En la Feria Internacional del Libro de Panamá participará este sábado 20 de agosto en una mesa sobre periodismo, ¿cuándo ejerce el periodismo?
Trabajo en periodismo desde 1991, cuando gracias al escritor peruano Julio Ramón Ribeyro entré a trabajar a la agencia France Presse. A partir de ahí ha sido para mí una gran pasión, que desde hace unos años practico desde la esquina de la opinión y las crónicas de viaje.
¿Qué le ha enseñado el periodismo al Gamboa escritor y qué le ha enseñado la literatura al Gamboa que escribe periodismo?
El periodismo me ha enseñado a escribir rápido y a ser preciso. El tictac del reloj es bueno para el novelista que no quiere publicar un libro cada 10 años. Y por supuesto, el rigor del novelista le hace bien al periodismo.
INDEPENDENCIA
¿El escritor tiene alguna responsabilidad con la sociedad?
Tiene la que él mismo elija tener. Porque el escritor, sobre todo, es un funcionario de sí mismo, independiente, que no debe dar cuentas a nadie más que a sus propios lectores. Ahora bien, tal vez por mi formación francesa yo siento la necesidad de participar en los debates sociales.
POR LA PAZ
¿Qué opinión le merece el proceso de paz que se lleva a cabo entre el gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos y los grupos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional?
Estoy de acuerdo y apoyo plenamente ambos procesos, como puede verse en mis columnas de opinión del diario El Espectador, y en mi libro de ensayo La guerra y la paz.
¿Las dos negociaciones las ve fructíferas o una más que la otra?
El destino de ambas es llegar a la firma de la paz. Porque el conflicto de Colombia es hoy una guerra inútil y obsoleta, cuyas raíces pueden ser debatidas en un escenario político y sin necesidad de armas.
¿Siente que el colombiano promedio está optimista o pesimista ante ese proceso de paz?
Esto es algo cambiante, porque si bien la paz es lo mejor para cualquier sociedad, políticos como Álvaro Uribe y sus acólitos han convencido a mucha gente de que es un regalo a las FARC y que hay que seguir con la guerra. Suena inverosímil, pero es así. Es como convencer a un enfermo de que es mejor seguir enfermo en lugar de curarse, pretextando que odia a los enfermeros. Una locura, pero hay mucha gente que lo sigue. El odio mezclado con ignorancia produce estos delirios. Solo espero que la sensatez y la cordura prevalezcan. De lo contrario Colombia se hundirá en la ruina de otros 50 años de dolor.