Todo empezó cuando en la búsqueda por contar historias para los niños, Marcela Rincón González le apareció “la idea de hablar sobre el personaje de un libro que estaba cayendo en el olvido porque su lector no había vuelto a leerlo”.
“La idea del olvido siempre fue algo muy potente en la historia y la que hizo que toda la trama se desarrollara. La película también surge de la nostalgia de nuestra niñez y de lo que para nosotros significaron los libros”, comparte esta directora sobre su filme El libro de Lila, que se presentará gratuitamente el sábado 7 de abril, a las 7:30 p.m., en el Mirador del Pacífico de la cinta costera II, como parte de la programación de la séptima versión del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF Panamá).
Su sinopsis es la siguiente: “Lila, un personaje de un libro para niños, se sale repentinamente de su mundo de papel y termina atrapada en un lugar al que no pertenece. Lila descubre que la única persona que la puede salvar es Ramón, el dueño del libro. Pero será difícil ya que Ramón ya no es un niño y ha dejado de leer y creer en la fantasía. Lila y su nueva amiga Manuela deciden convencer a Ramón de lo que sucede, y juntas enfrentan un viaje peligroso al Desierto de las Memorias Perdidas para encontrar el libro de Lila”.
Relaciones
Una lectura de esta producción, el primer largometraje animado de la artista colombiana Marcela Rincón González, es que es un homenaje a los lectores y a los libros “y a las historias que surgen de esa linda relación entre el libro y el lector”.
También es un recorderis de que los adultos van perdiendo su alma de niños, lo que los lleva a ser más serios, más pragmáticos y quizás menos imaginativos.
“Totalmente, y lo peor es que muchas veces desde muy pequeños empiezan a forzar a los niños a comportarse como adultos, hay como una aversión contra la fantasía, nosotros creemos que hay que defender eso. La imaginación y la fantasía son súper necesarias. El mundo no avanzaría si no existieran aquellos que se atreven a pensar diferente”, opina Marcela Rincón González, quien estudió comunicación social y se especializó en escritura de guiones para cine y televisión.
Fascinación
El libro de pequeña que le fascinaba a Marcela Rincón González era La historia sin fin, una de sus obras “memorables de infancia; eso también se nota en mi película”.
Su autor, el alemán Michel Ende, es un escritor que ha marcado su vida “y que tiene la maravillosa facultad de crear personajes y mundos entrañables. Este libro también me encantó porque mi padre me lo regaló y era una edición especial de la editorial Alfaguara, en la que por primera vez vi un libro con letras de colores que iban cambiando según el capítulo”.
Ya que hablamos de títulos, rememora que uno de los primeros libros que le obsequiaron sus padres fue El Principito (1943), del narrador y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry.
Puesta en escena
Marcela Rincón, productora de El libro de Lila, opina que una historia animada da más libertad en cuanto a la puesta en escena que rodea a sus personajes.
“La animación es una técnica que da vía libre a la imaginación… Se parte de una hoja en blanco, de allí en adelante puede surgir todo un universo, conocido o desconocido, de color o en blanco y negro, enorme o diminuto, simple o complejo… ¡puede convertirse en tantas cosas! Por eso es tan atractivo y adecuado para contar una historia de fantasía”, plantea.
Considera que hacer cine para niños es mucho más exigente que elaborar una producción pensada para los adultos. “En nuestra productora, Fosfenos Media, llevamos 12 años dedicados a contar historias para niños. Hemos experimentado eso de distintas formas y es un gran reto lograr contar buenas historias para los niños”.
El libro de Lila, plantea Marcela Rincón, “exigió un largo y dedicado trabajo de escritura; se necesita ser muy riguroso y disciplinado para lograr que una historia sea divertida y, al tiempo, estéticamente bella y con un mensaje poderoso para el público”.
La productora invita a la audiencia panameño a ver El Libro de Lila porque, “además de que hay muy pocas producciones cinematográficas en nuestra región dirigidas al público infantil, es una película muy especial porque rompe con los estereotipos femeninos tan comunes en las historias infantiles. Es una historia llena de magia y fantasía, cargada de mucha identidad latinoamericana, con un mensaje profundo es inspirador para los niños y no tan niños”.
Otras producciones
En los últimos cinco años se han estrenado en Colombia tres largometrajes animados fuera de El libro de Lila, ellos son: Gordo, clavo y bajito, de Carlos Osuna, en 2012; Anina, de Alfredo Soderguit, en 2014; y Regue Chicken, de Dago García, en 2015. Mientras que llevar a cabo El libro de Lila tomó ocho años. “Fue un largo camino de grandes aprendizajes, sufrimientos, pero sobre todo, de enorme satisfacciones. Aproximadamente 180 personas participaron de esta producción, entre ellos alrededor de 32 animadores”, indica la productora Maritza Rincón.