Con el drama político Dignidad, su autor, el dramaturgo español Ignasi Vidal, quería plasmar el ambiente interno de una oficina de un partido político, “para reflejar la tremenda similitud de lo que ocurre en un despacho con cualquier otra actividad”.
Aunque esta obra, que se presenta en el Teatro en Círculo del 3 al 27 de mayo, fue escrita para describir a una España contemporánea; su contenido es universal en cualquier país cuya clase política está en medio de una crisis profunda.
“La tesis de mi obra es que los políticos no son extraterrestres que vienen a ocupar nuestras instituciones, sino que vienen de entre nosotros, son uno de los nuestros. Vienen de nuestros barrios, colegios, clubes sociales. Ellos son nosotros. Tienen nuestros defectos y nuestras virtudes y no podemos pretender tener mejores políticos sin impulsar un cambio en nosotros mismos, como individuos y como sociedad”, explica Ignasi Vidal sobre esta pieza que ha pasado por escenarios en Argentina, Ecuador y Rumania.
Aunque la corrupción en España es el pan de cada día, “ahora es posible que estemos mejor. Hay una mayor conciencia de lo que se puede hacer o no. El problema es que el que se corrompe ahora lo hace con mayor saña. Pero también con mayor riesgo”.
Los héroes en España son los jueces. “Trabajan incansablemente para atajar la corrupción. El poder político intenta manipularlos, y mucho, pero cada vez más, los políticos son conscientes de que los jueces son el muro de contención de los pilares de nuestra democracia”.
Las elecciones las ganan los menos malos. “Espero y confío en que no siempre sea así y que haya excepciones. No hay ninguna otra actividad humana que atraiga a tanta gente mediocre y gris como la política”.
Opina que en España los niveles de mediocridad parlamentaria alcanzan “el máximo histórico. Para un ciudadano tener que escoger qué papeleta meter dentro del sobre de votación es como escoger entre ‘muerte’ o ‘muerte con saña”.
De forma curiosa, “la gente más brillante, la que debería tomar responsabilidades, huye de la cosa pública. Al brillante habría que llevarlo a rastras al parlamento, como dice Fernando Savater, pero se resiste tanto que ese rechazo a ocuparse de la cosa pública es aprovechado por un buen puñado de mediocres dispuestos a medrar en las instituciones”, sostiene Ignasi Vidal.
El gran problema está en la estructura de los partidos políticos. “No hay cosa más repugnante que la política interna, donde las ideas son sustituidas por el interés particular y en las intrigas siempre vence el más mediocre, porque pocas personas brillantes resisten vivir en un ambiente tan putrefacto como el que se respira dentro de un partido político”.
La obra Dignidad estará en la cartelera del Teatro En Círculo de martes a sábado se presentará a las 7:30 p.m. y los domingos a las 5:30 p.m. La producción corre por cuenta de Diana Abouganem y es dirigida por Arturo Wong Sagel. Participan en esta puesta en escena los actores Larry Díaz y Karl Hoffmann.
En la sala del Teatro en Círculo, igual del 3 al 27 de mayo, se presentará tras la función de Dignidad la comedia Sin perdón por los pecados. Estará de martes a sábado a las 9:30 p.m. y los domingos a las 7:30 p.m.
Sociedad
-¿Cuáles son los principales enemigos de la dignidad humana?
Esta es una pregunta demasiado compleja para mí. Tal vez leyendo a Schopenhauer, el gran examinador de la conciencia, encuentre alguna respuesta. En mi caso, yo soy el único enemigo de mi dignidad. Trato de ser digno. No siempre lo he sido. Trato de mejorar cada día para no mancillar esa dignidad a la que se refiere. Entonces veo que no soy mucho mejor que algunos a los que me permito el lujo de afearles su conducta.
-¿Qué papel tiene la amistad en un mundo corrupto?
Supongo que el mismo que en uno que no sea corrupto. En mi obra de teatro Dignidad, el punto donde pivota toda la acción es en la amistad entre estos dos políticos.
-¿A veces siento que la sociedad civil, que somos todos, tenemos memoria histórica de corto alcance?
Absolutamente cierto. Y selectiva. Somos capaces de criticar en los otros lo que hemos tolerado a los nuestros.
Los señores del dinero
-En nuestros países se especula que el verdadero poder es el económico y que el poder político está supeditado a lo económico. ¿Está de acuerdo?
Totalmente. En España, se hundió a un partido político, que amenazaba con romper el bipartidismo, justo en el momento en el que llevó a los tribunales a una de las grandes entidades bancarias del país. En su lugar, aparecieron partidos más dóciles con los señores del dinero.
-¿Alguna democracia que hoy o ayer sea un ejemplo a seguir?
La democracia en sí es el ejemplo a seguir. La democracia es un invento de la humanidad y como tal es imperfecta. Pero hay que aspirar a seguir mejorándola, porque es la única forma de vivir en paz y prosperidad que conocemos. Tiene una gran resistencia al maltrato, soporta incluso a los partidos políticos (esto es mucho. Jajajaja) la democracia es el más bello invento organizativo de la humanidad.
-¿Esto es culpa de la democracia como forma de llegar al poder o en qué medida no está la sociedad a la altura de las exigencias de la democracia?
Esto es culpa nuestra. No culpemos al sistema. Tenemos los políticos que merecemos. Como sociedad (hablo de las sociedades que viven en democracia) tenemos que aprender mucho, falta educar en democracia. Hasta ahora nos han dado el juego, nos han contado por encima como se juega, pero seguimos sin querer leer las instrucciones para conocerlo a fondo. Preferimos que nos cuenten, poco a poco, como ir mejorando en el juego en lugar de conocerlo cien por cien. Incluso no nos parece mal hacer alguna trampa de tanto en tanto, con el pretexto de que el vecino también la hace. No es el sistema, no. Somos nosotros.