Este fin de semana se estrena en Estados Unidos la producción Ghostbusters, una comedia de ciencia ficción, firmada por Paul Feig, que es un remake (reposición) de un clásico de 1984 a cargo de Ivan Reitman.
Los grandiosos intérpretes Bill Murray, Dan Aykroyd, Sigourney Weaver y Harold Ramis ahora son reemplazados por una generación renovada que encabezan Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Leslie Jones y Kate McKinnon.
Como todavía es un poco pronto para saber si esta nueva versión de los Cazafantasmas le gustará a los críticos de Norteamérica, la página especializada en cine rottentomatoes.com seleccionó algunos ejemplos de cómo es mejor dejar quieto a los originales, en particular, si forman parte de la historia del cine de la década de 1980.
CHAPUCERA
En 1980, el maestro John Carpenter dirige y coescribe un título memorable del terror basado en lo sobrenatural: The Fog (La Niebla, Estados Unidos).
En 2005, a Revolution Studios y a Columbia Pictures se les ocurre traer de vuelta esta historia de fantasmas y el padre de la criatura fue el director Rupert Wainwright.
El resultado fue un fracaso. Javier Ocaña, del periódico español El País, lo definió de la siguiente manera: “Wainwright, con más presupuesto y mejores condiciones técnicas, es incapaz de rodar un solo plano que se acerque a la tensión y al desparpajo del original. Formalmente chapucera y narrativamente nula”.
CONCURSO DE BAILE
Mientras que Prom Night (1980, Canadá), titulada en algunos territorios de Iberoamérica como Llamadas de terror, reunió a dos actores de terror que también ejercieron con gracia la comedia: Leslie Nielsen y Jamie Lee Curtis.
Esta trama de terror, perteneciente al llamado subgénero de las noches de graduación, fue realizada por Paul Lynch y como logró su nicho llegó a tener tres entregas más.
En 2008 le pidieron a Nelson McCormick que mostrara la parte que da pánico de la fiesta de los estudiantes de secundaria que se gradúan. Aunque el filme Prom Night le fue bien en la taquilla de la unión americana, recibió un 8% por parte de rottentomatoes.com.
Por ejemplo, Jeannette Catsoulis, de The New York Times, destacó que este largometraje “ofrece menos sustos que los episodios de eliminación del programa de televisión Dancing With the Stars”.
TEDIOSA
Tras la imagen del esposo y padrastro perfecto, Jerry Blake se guarda algunos secretos en The Stepfather (1987), de Joseph Ruben, una cinta que fue aplaudida en el Festival de Cine Fantástico Sitges.
Luego, en 2009, al cineasta Nelson McCormick le piden que se haga cargo de otro remake, acepta y decide hacer algunos cambios, le pone más intriga que miedos al argumento y brinda su mirada en su propia The Stepfather.
Kirk Honeycutt, de The Hollywood Reporter, lo evalúa así: “este remake convierte un thriller de horror que recordábamos con cariño en una película de suspense floja y tediosa”.
MONÓTONA
Los seguidores de las armas de fuego de alto calibre, aderezadas con algún discurso propagandístico, debieron disfrutar de Red Dawn (1984), de John Milius y que tenía como estelar al hoy difunto Patrick Swayze.
En 2012, a Dan Bradley le dan la misión de resucitar este thriller y obtiene una nominación a los premios Razzie en la categoría de peor precuela, remake, copia o secuela.
Michael Phillips, de Chicago Tribune, resalta que “muchas de las situaciones y trampas de la película original se repiten aquí, pero sin la grandiosidad y el nihilismo de Milius. Hay menos de las dos cosas en el nuevo Red Dawn. No es un desastre. Solo es monótona”.
ALMUERZO
El día de los muertos (Day of the Dead, 1985), que venció en el Festival de Cine Fantástico de Sitges, es uno de los grandes títulos de George A. Romero, el señor que cimentó las bases del cine gore de zombis.
En 2008, Steve Miner no logra llegarle ni al dedo pequeño del pie derecho a lo elaborado por don Romero.
Cuando uno salió del cine, lo que deseaba era que unas cuantas docenas de muertos vivientes se almorzaran, despacio, a Steve Miner por semejante canallada.
Ah, como a Hollywood le cuesta aprender las lecciones de sus desastres, hicieron una segunda y tercera parte.
INSÍPIDO
En A Nightmare on Elm Street (1984) quedó patente que un brillante representante del slasher (subgénero que tiene como estrella a un psicópata o asesino en serie) es el filoso amigo Freddy Krueger.
Wes Craven, quien dirigió y redactó el guion, fue el responsable que más de un espectador no quisiera dormir, y menos solo, en su cuarto durante las noches.
Después de varias secuelas, cuando ya el personaje no daba para mucho más que no fuera la lástima, en 2010 a Samuel Bayer le tiran el paquete de darle vida, otra vez, a Freddy.
Jordi Batlle Caminal, del diario La Vanguardia, resume cómo quedó aquello: “producto insípido que vuelve a contarnos lo que Wes Craven en el título original pero sin elegancia, ironía ni impacto en sustos y asesinatos”.
NADA QUE DECIR
Hay una road movie (película de carretera) que te educa sobre los peligros de invitar a un desconocido a que aborde tu vehículo: The Hitcher (1986, Carretera en el infierno, Estados Unidos).
En 2007, Dave Meyers pierde los cabales y acepta darle continuidad a lo ya tratado por The Hitcher.
Matt Zoller Seitz, de The New York Times, da su veredicto: “Un filme de acción y terror malgastado con pretensiones intelectuales. Hay una diferencia entre negarse a dar respuestas a los espectadores y no tener nada que decir”.
TORPEZA NARRATIVA
Uno de los musicales más conocidos de la década de 1980 es Fame (Estados Unidos, 1980).
El reverenciado Alan Parker, en compañía de las actrices Irena Cara y Laura Dern, nos ofreció una hermosa puesta en escena sobre la importancia de las manifestaciones artísticas y cómo los adultos y los Gobiernos deben ponerle más atención a la creatividad, y de paso, promoverla más entre la sociedad.
La Academia de Hollywood le otorgó seis nominaciones al premio Óscar y en la noche de entrega se quedó con dos estatuillas doradas: mejor canción original y mejor banda sonora.
Pasado el tiempo, Kevin Tancharoen toma el timón de una reposición en 2009.
Alberto Bermejo, del periódico El Mundo, califica así esa renovada Fame: “un espectáculo trasnochado. De los números musicales tan solo resulta medianamente convincente el primero. Un conglomerado amorfo, tópico, entrecortado y antiguo, de una torpeza narrativa francamente disuasoria”.
JASON
Con la primera Viernes 13 es cuestión de a quién le preguntes cómo resultó.
El jurado del Festival de Cine Fantástico de Sitges incluyó a Friday the 13th (1980) en su sección oficial, lo que representó un buen augurio para los cultores del género.
Un respaldo que luego se repitió en las millones de entradas de cine que vendió por medio planeta.
En cambio, los responsables de los premios Razzie le propinaron dos nominaciones: peor película y actriz secundaria.
Después vino un cerro de secuelas, una más desastrosa que la otra, al punto que la leyenda de Jason Voorhees, ante cada nuevo capítulo de la longeva franquicia de terror, daba más risa y pena ajena que escalofríos entre la audiencia.
ALCOHOL
Arthur (1981, Estados Unidos), dirigida y escrita por Steve Gordon, cuenta las simpáticas aventuras del multimillonario Arthur Bach (Dudley Moore).
Esta comedia obtuvo cuatro nominaciones al Óscar, de los cuales cosechó los de mejor actor secundario (John Gielgud) y canción original.
Se pensó que cualquier actor podría contagiar a la platea global con las carcajadas que les provocó las fabulosas rutinas de Dudley Moore.
Jason Winer creyó que su hombre para sustituir a Moore era Russell Brand, quien se quedó con el paquete de ser el líder en Arthur, el soltero de oro (2011).
Lo que trajo como resultado fueron dos nominaciones a los premios Razzie: peor actor y peor remake.
Colin Covert, del Minneapolis Star Tribune, le dio un consejo a los que se atrevían a ver este acto cinematográfico abominable: “Si tienes que ver Arthur elige unos cines que sirvan alcohol. Vas a necesitarlo”.
VERGÜENZA
Si ya de por sí Clash of the Titans (1981, Estados Unidos), de Desmond Davis, era una adaptación bastante libre, y ligera, del mito de Perseo, hijo de Zeus, lo que hizo el director Louis Leterrier en 2010 daba ganas de llorar.
Peter Travers, de la revista Rolling Stone, comentó sobre la Clash of the Titans de 2010: “Es una farsa, con buenos actores trabajando por la plata y usando barbas y mucho maquillaje para ocultar su vergüenza”.
Otro pegadizo musical ochentero es Footloose (1984, Estados Unidos), sobre cómo en un pueblo de Estados Unidos está prohibido bailar, y claro, un chico rebelde hará lo posible para que eso se modifique.
El largometraje de Herbert Ross ponía énfasis en la vida rural norteña y cómo el romance colabora a superar un trauma.
La Academia de Hollywood recompensa el filme con una nominación al Óscar: mejor canción original.
El realizador Craig Brewer juraba que también podía tirar sus pasos y se echó sobre sus hombres una nueva Footloose en 2011.
Claudia Puig, del USA Today, sentenció que “con todo lo tonta que era, la primera película tenía un espíritu más inocente y alegre que este remake fiel, pero calculador”.
OTROS CASOS
La página rottentomatoes.com también mencione entre los peores remakes a Sorority Row (2009, 22% de calificación), que toma como punto de partida a The House on Sorority Row (1983); a The Vanishing (1993, 47%), supuesta renovación de Spoorloos (1988); Maniac (2013, 49%), a partir de una producción del mismo título de 1980; Robocop (2014, 49%), que se basa a su vez en el Robocop de 1987; The Karate Kid (2010, 66%) está distante del original de 1984, y ni hablar de City of Angels (1998, 59%), que no es ni siquiera la sobra de esa belleza que es Wings of Desire (1987).
También incluye en este grupo poco favorecido a My Bloody Valentine (2009, 57%), a partir de un título, similar en baja calidad, de 1981. En tanto, la Evil Dead (2013, 62%) tiene un nulo valor si se le compara con el The Evil Dead de 1981, como tampoco tiene nada que ver la Fright Night de 2011 (72%) con la de 1985.
En el caso de Hairspray, rottentomatoes.com sí resalta que tanto la original de 1988, como su reposición de 1988, son producciones que merecen sus aplausos.
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