El drama En primera plana (Spotlight) presenta la importancia del periodismo como fiscalizador de los que ostentan el poder, y la naturaleza, el alcance y el daño que provoca el poder sobre todos, en particular, sobre los más inocentes.
Su director, Thomas McCarthy, además coguionista de la película junto a Josh Singer, se concentra en un hecho real ocurrido a mediados de 1970 en Boston, Estados Unidos, cuando casi 90 sacerdotes abusaron sexualmente de niños y niñas en sus parroquias a lo largo de varios años, y cómo en 2002 el área investigativa del periódico Boston Globe demostró que la archidiócesis de Boston protegió a estos agresores.
Spotlight estudia el poder invisible, aunque real, que tiene la Iglesia en algunas ciudades y países del mundo, y las relaciones que esta teje entre los representantes del derecho, la Policía, los políticos y la sociedad a la que supone ayuda y protegen los sacerdotes.
La trama de Spotlight recuerda, como planteaba Michel Foucault, que el poder destructivo está en todas partes, en los sitios menos esperados, hasta en las instituciones donde se supone no debe existir esa maldad como es en la Iglesia.
Los periodistas del Boston Globe, brillantemente interpretados por Mark Ruffalo, Michael Keaton y Rachel McAdams, dejan en evidencia, como opinaba E.M. Cioran, que el poder es sobre el placer, la necesidad y el supuesto derecho absoluto de abusar de otros, y estos profesionales de la comunicación lo descubren como un vicio enfermo que ejercen todos, hasta los que dicen ser los más castos y puros de los hombres como es un pequeño pero lacerante sector de la curia.
Spotlight aborda las causas y los efectos de la pedofilia reflejada en el miedo de las víctimas y su pánico de que la sociedad los rechace, a pesar de que son ellos los que llevaron la peor parte.
También evidencia cómo la presencia de la muerte está reflejada en aquellos niños violados, hoy adultos, que terminan sus vidas bajo el yugo de las drogas, el alcohol, la soledad y hasta el suicidio como vías de escape, y el resquemor a que no pase nada o poco porque la tradición indica que la impunidad solo hiere a los excluidos y desahuciados de la sociedad y esa misma impunidad favorece a los poderosos: gobernantes, sacerdotes, políticos, banqueros, empresarios y cualquier otro oficiante que altere y manipule el sistema de valores.
Esta excelente y altamente recomendada producción, que se estrena hoy en Panamá, deja al espectador con una angustia grande, un vacío enorme, un sabor repugnante por las acciones de los victimarios.
En primera plana deja claro cómo el poder de la Iglesia se protege, se resguarda y se preserva a sí misma, aunque al final también nos da esperanzas porque si las víctimas y aquellos que deben cuidarlos, es decir, todos nosotros, se unen en una fuerza compacta pueden desmoronar los cimientos del poder y que caigan, aunque sea, algunos de los culpables.
LAS SOMBRAS DEL PODER
El osado periodista investiga en pos de arrebatarle la máscara a los mentirosos, a los corruptos, a los ladrones, a los miserables.
De eso habla la brillante En primera plana (Spotlight) cuando propone algo sencillo y básico: que los sacerdotes violadores sean llevados ante la justicia y paguen por sus delitos.
Spotlight, considerada como una de las 10 mejores producciones de Estados Unidos de acuerdo con el American Film Institute, es un análisis del contexto humano y social en torno a la pedofilia por parte de un grupo de sacerdotes en Boston, que terminaban felices y contentos por allí mientras sus víctimas estaban destrozadas por dentro y por fuera y con la lamentable impresión de que su existencia no era problema de nadie.
El largometraje confirma que la mayoría de las denuncias se “arreglaban” fuera de los linderos del sistema legal para que el asunto no llegara a la corte, acuerdos que cuidaban celosamente la integridad del agresor y le daba unas migajas al agredido.
Una de las fuentes de los cientos de artículos que publicó el Boston Globe fue un psiquiatra, que por 30 años atendió a los clérigos violadores que fueron inscritos en programas de rehabilitación organizados por la Iglesia católica, especialista que calculaba que alrededor del 6% de los curas en Estados Unidos está involucrado en este tipo de atroces delitos.
Este psiquiatra señalaba que el perfil de los niños atacados eran aquellos que no tenían papá en casa, que vivían en situación de pobreza, que tenían entre 9 y 12 años, que residían en barrios marginales y cuyas madres tenían más de un hijo. O sea, encima, usaban y utilizaban a los más desvalidos entre los desvalidos para cometer sus fechorías.
A la larga, gracias a las pesquisas del Boston Globe, salieron a la luz 249 sacerdotes acusados de pedofilia gracias al aun más valeroso testimonio de casi mil 500 víctimas que se cansaron de callar y de ocultarse.
EN BUSCA DE LA VERDAD
El drama En primera plana también debe ser visto por el público en general por otras razones.
Para que descubran la parte ingrata de un oficio periodístico que se dedica a colaborar con la justicia y que no siempre es entendido por sus familiares y amigos, por sus superiores y colegas, por los lectores y por los que ostentan el poder, así como para que sepan los riesgos y sacrificios de los buenos comunicadores (sabiendo que también los hay innobles) cuando cumplen de manera correcta su deber.
Esta brillante película, seleccionada como una de las mejores cintas del año por la National Board of Review, presenta a un grupo de profesionales de la información que van más allá de los discursos oficiales y que vigilan el funcionamiento de los que están arriba.
Sin su labor, responsable y calificada, muchas veces lo que está en deterioro y podrido nunca saldría a flote.
Los heroicos reporteros del Boston Globe ganaron un merecido premio Pulitzer por sus historias y colaboraron para que el tema fuera conocido por propios y extraños en Estados Unidos, aunque la mayoría siga sin el castigo debido.
En Spotlight se muestra, de forma sucinta, qué hace y cómo lo lleva a cabo el periodista que busca la verdad a través de sus técnicas habituales de investigación (observar, analizar, confirmar, planificar...), el manejo y validación de sus fuentes (públicas y privadas), el análisis de los datos recolectados, la valoración de lo obtenido, y el tiempo (casi nunca holgado) para llevar a cabo el contenido de sus investigaciones.
Claro que hay un nivel idealizado hacia el periodista y su labor en Spotlight.
Seguro que hay reporteros que manejan la información a la convenencia de ellos y para beneficio de los intereses de sus amos, pero también es cierto que hay comunicadores como los que existieron en el Boston Globe y que se enfrentaron a la todopoderosa Iglesia católica (otros se enfrascan con militares o políticos) y que con su dedicación les brindaron una pequeña luz al sendero minado por el que han pasado las víctimas.
Spotlight, nominada a tres premios Globo de Oro (drama, director y guión), está ya inscrita como una de las más increíbles películas estadounidenses sobre periodismo junto a otras inolvidables como Network (1976), de Sidney Lumet y Todos los hombres del presidente (1976), de Alan J. Pakula, entre otras.
El director Thomas McCarthy no desea crear historias paralelas que distraigan la atención: carece de romances, explosiones, elaboradas reflexiones de sus personajes, persecuciones automovilísticas, música tramposa intensa, ni cortes veloces de edición, ni siquiera una fotografía de postal de oficinas de turismo.
En primera plana está elaborada como si Thomas McCarthy fuera la reencarnación de Lumet y Pakula, artistas parcos en términos cinematográficos, pero profundos en sus planteamientos, que no daban vueltas en sus argumentos políticos y sociales sino que disparan en seco al punto de destino de sus dardos.
SIEMPRE ALERTA
Una de las últimas escenas de En primera plana muestra a un abogado que recibe a una madre cuyos dos hijos han sido, de manera reciente, atacados sexualmente por sacerdotes.
Esto deja el recorderis a la audiencia de que estos casos no pasaron solo en los años de 1970 sino que son continuos y permanentes, que no pertenecen a un ayer distante sino que lo más probable es que ocurran hoy mientras usted lee estas líneas en alguna parte del planeta.
Es increíble que el ser humano, la especie que ha tenido la mayor evolución en la historia de la Tierra, sea tan bárbaro, tan primitivo y tan irracional en algunos aspectos de su comportamiento como si aún estuviéramos en plena Edad de Piedra.
Por eso, En primera plana lo dejará perplejo, le transmitirá una sensación de duelo y de dolor; le dejará el corazón y la conciencia hecha jirones.
Lo que desea este filme es que el asistente a la sala de cine no sea un mero observador de esta situación sino que actúe y comparta estos hechos crueles que los poderosos quieren siempre enterrar con capas de olvido e indiferencia.
Spotlight nos enseña que no hay una real democracia, desarrollo, libertad y justicia mientras los violadores sigan ocultos y protegidos, mientras los intereses de los dueños del balón signifique mucho más que la memoria, la pérdida de la inocencia y el desconsuelo del que sufre.
En Spotlight usted sentirá una atmósfera siniestra, invasiva y despiadada que son los malos curas, que aparecen poco en la película, pero que están allí y producen miedo e indignación.
¿Qué opinan de los casos de sacerdotes acusados de pedofilia?
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