Repensar Panamá ve con mucha preocupación el agravamiento de la crisis institucional que por décadas ha venido erosionando casi todos los aspectos de la vida política, económica, social y cultural de nuestro país. En particular, el inicio de calendario con miras a las elecciones generales del 2024 ha sido marcado por hechos que atentan contra el futuro de la ya débil democracia panameña, cuyo debate resulta ineludible.
El fallo de dos magistrados del Tribunal Electoral, alejado del derecho e invasivo de un ámbito jurisdiccional fuera de su competencia, calificado como “totalmente improcedente” por el magistrado que salvó su voto, constituye el punto de ruptura de la confianza en una de las pocas instituciones que conservaba un mínimo de credibilidad ciudadana.
El Tribunal Electoral ya venía fallándole al país en tareas esenciales, porque la democracia no se limita exclusivamente a contar los votos y hacer respetar los resultados. Proporcional a la forma en la que disminuye el papel del Tribunal Electoral, crece el clientelismo, principal fuente de corrupción antes, durante y después de los torneos electorales, cuya finalidad es conquistar y conservar el poder político a cualquier costo. Promover una cultura democrática más allá del ejercicio del sufragio, basada en valores éticos, indispensables para el servicio público, el civismo y la participación de los ciudadanos también deben constituir objetivos fundamentales del Tribunal Electoral.
El relajamiento de los procesos de reforma electoral, el irrespeto de la Asamblea de Diputados a los consensos establecidos en la Comisión Nacional de Reformas Electorales, la creación arbitraria de nuevos corregimientos y distritos, basada en intereses de cacicazgos politiqueros, la falta de acatamiento a la distribución de curules en circuitos plurinominales que no responden a cambios demográficos y a preceptos constitucionales, terminan de profundizar el previsible caos en el que estamos inmersos.
Ante este complejo panorama, al que se suman la difícil situación económica, agravada por una peligrosa guerra en ultramar, el encarecimiento generalizado del costo de la vida, y los males que como sociedad ya veníamos arrastrando desde antes de la pandemia, el país navega huérfano de un liderazgo orientador reconocible que proponga y convoque a salidas coherentes a la crisis.
Repensar Panamá se suma a las voces que exigen la salida de los dos magistrados responsables del mencionado fallo y la designación en el Tribunal Electoral de figuras alejadas de la política partidista, capaces de recuperar la confianza perdida. Respaldamos, al mismo tiempo, el clamor de la sociedad panameña para que la Corte Suprema de Justicia declare inconstitucional dicha decisión improcedente y antijurídica. Finalmente, demandamos de la Asamblea Nacional el respeto a la ya frágil institucionalidad del país e invitamos a todos los estamentos de nuestra sociedad a reflexionar y manifestarse antes que sea demasiado tarde.
Los firmantes:
Julio Bermúdez Mosquera
Juan Moreno Lobón
Elberto Cobos
Juan David Morgan
Aracelly De Gracia
Jorge Arosemena
Miguel Del Cid Molina
Stanley Motta
Alexis Dixon Rodríguez
Eduardo Pazmiño
Mario Galindo
Juan Planells
Fernando Martínez
José Javier Rivera
Alma Montenegro
Ivanor Ruiz
Argentina Ying
Marelisa Tribaldos
César A. Tribaldos G.
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