En 8 provincias panameñas, de Darién a Chiriquí, Minera Panamá lleva a cabo un icónico proyecto de reforestación, enfocado en el desarrollo de modelos ecológicos, sociales y ambientalmente sostenibles, de la mano de comunidades. Se trata del Programa de Reforestación, el cual inició en 2011 y apunta hasta la fecha 4.300 hectáreas reforestadas, de un total de 7, 375 hectáreas, las cuales se deben ejecutar en los siguientes años.
Unas 200 fincas forman parte de este programa que beneficia directamente a una gran cantidad de familias, “el cual es pionero en el país y es un ícono de Centroamérica. No conozco ningún otro programa capaz de involucrar tantos tipos de personas, que van desde agricultores, ganaderos, conservacionistas, con objetivos tan diversos, como lo son la conservación de biodiversidad, suelos y fuentes hídricas, generación de recursos económicos, en el caso de los sistemas agroforestales, mejoramiento de los sistemas de ganadería, como lo son los sistemas silvopastoriles, y en adición a eso, una extensión territorial que incluye 8 provincias y una diversidad de ambientes microclimáticos”, asegura José Deago, superintendente forestal y responsable del programa.
Una de las peculiaridades de este proyecto es que se desarrolla mediante financiamiento, contratación y capacitación directamente con los propietarios de las fincas, lo que promueve el empleo en zonas alejadas, como en montañas y campos donde difícilmente llegan propuestas de trabajo y, según Deago, genera productividad, gracias a esta ejecución directa, se mantienen activos mas de 200 contratos.
Algunos beneficiarios son pobladores aledaños a la concesión; los demás están en diferentes puntos del país.
Por ejemplo, don Pedro Sánchez, de Embarcadero, Coclesito. Se dedicó por años a la siembra de sus 10 hectáreas en una finca llamada La Ciénega. A veces cosechaba plátano, yuca, maíz o fríjoles, lo que le proveía el sustento a él, a su señora doña Santiaga y a sus hijos.
Pero no siempre sucedía así, así que don Pedro sostiene: “Estamos en un momento tranquilo de la vida pa echar pa lante. Tenemos el efectivo que nos provee el contrato con la mina para reforestar el terreno con cedro espino, guayacanes, laureles, bateos y otros árboles nativos. Estamos agradecidos con el trabajo.”
Cada contrato tiene una vigencia de 5 años cuyas cláusulas estipulan, además del pago, una capacitación continua y la asesoría sobre cómo adaptar un terreno según los intereses del contratista. Algunos solo quieren la recuperación y la preservación de un ojo de agua; otros, volcarse a la producción silvopastoril; varios más, la producción responsable de alimentos, la reforestación o el turismo.
Pasados los 5 años de vigencia contractual, el emprendedor ha de quedar con una finca establecida y produciendo de tal manera que pueda ser sostenible a lo largo del tiempo.
Miguel Jaén, Gerente de asuntos comunitarios de Cobre Panamá, enumera los cinco pilares que fundamentan los programas: Infraestructura, Educación, Desarrollo Socioeconómico, Salud y Bienestar, y Relaciones Comunitarias.
“En Desarrollo Socioeconómico fomentamos el emprendimiento local. Aquí aparece la comercialización, que agrupa a los productores con tierras de capacidades productivas para consumir y para vender, a los que apoyamos con asistencia técnica, insumos y acompañamiento”, profundiza Jaén.
Alrededor de la mina funcionan emprendimientos relacionados con los pilares mencionados. Uno de ellos es Aventura Turística de la Región Atlántico (ATUR), formado por 6 socios y liderado por Keyvin Bonilla.
“Promovemos la región como destino turístico rescatando su historia y sus tradiciones y resaltando su potencial natural, dentro del turismo comunitario sostenible y también de aventura”, destaca Noemí Solís, socia de ATUR.
ATUR, además de haber recibido la asesoría de la mina en la formación de su negocio, obtiene capacitación frecuente. “Adelantamos una formación técnica en Guía Turístico Bilingüe. Estamos becados y aprendemos más sobre nuestra biodiversidad y de técnicas para desarrollar nuestro emprendimiento. Eso no ocurre en ninguna parte del país, pues nadie apoya tan desinteresadamente”, asegura Noemí Solís.
La emprendedora agrega que: “Minera Panamá quiere que seamos una comunidad sostenible”. La mina es la semilla de su sostenibilidad.