Una fragancia que en 1921 deslumbró al mundo, 100 años después sigue moderna, conjugando un hito histórico: La visión y el refinamiento de una mujer, un hombre prodigio de la perfumería, un terroir único en el mundo y un frasco con una anatomía minimalista. Todo estaba adelantado para la época, como la misma Gabrielle Chanel.
Esta amalgama de personajes y lugares, dieron paso al N°5 un patrimonio experiencial y una aventura fascinante, hoy tan vigente que después de 100 años de celebridad sigue siendo un icono global insustituible. Una forma de celebrarlo es la colección que la Casa CHANEL ha lanzado bajo el nombre CHANEL FACTORY 5, que durante los meses de julio y agosto estará disponible en edición limitada en la Boutique de Fragancia y Belleza CHANEL ubicada en Multiplaza.
Esta colección nació de la idea de volver a los inicios del N°5, a su primer empaque: la botella simple imperecedera, un objeto cotidiano que se volvió lujoso cuyo valor no es implícito, sino intangible por la experiencia misma de llevarlo y por la maravillosa historia que lo vio nacer. Así, el N°5 sigue sorprendiéndonos, con la capacidad de reinvención de La Casa CHANEL emanada de Gabrielle Chanel quien rompió los códigos de su época y más allá. CHANEL propone volver al primer packaging del N°5, la simple botella de laboratorio, funcional e icónica, dando un guiño al Pop Art con su edición CHANEL FACTORY 5 que impulsa a la libertad ante lo convencional, a no tomarnos tan en serio, y ser ligero sin ser superficial. Atizar la juventud de la imaginación ante la vejez del hábito.
Por la importancia de la celebración, a partir del 29 de junio, CHANEL desplegará una escenografía industrial en París, Londres, Monterrey (México), Chengdu (China continental), Taipéi (Región de Taiwán), Singapur, RAE de Hong Kong, Seúl y Kioto, con pop-ups imaginados como parques temáticos dedicados al N°5 que mezcla la identidad en blanco y negro del N°5 y los colores brillantes de cultura pop. Esa puesta en escena está en los 17 productos de esta edición limitada de la COLECCIÓN FACTORY 5, donde el público sigue el producto a través de su línea de producción que finaliza en la tienda de la fábrica.
¿Puede una mujer dejar una herencia olfativa para varias generaciones?
Decir que el N°5 es el gemelo olfativo de Gabrielle Chanel lo confirma, en él se refleja su personalidad indescifrable, una fragancia que la evoca conjugada en un puñado de flores entre sofisticación y vanguardia. Cuando Gabrielle Chanel y el perfumista Ernest Beaux crearon el N°5 en 1921 ofrecieron no solo una fragancia sino un patrimonio inmaterial, que a su vez, dio a la región de Grasse un lugar primordial en el mundo.
Grasse, capital global de la Perfumería
La campiña de Grasse al sur de Francia favorecida por entre los vientos cálidos mediterráneos y los Alpes marítimos es un ‘terroir’ fértil privilegiado por su microclima. Es el lugar donde germinan unas flores de calidad extraordinaria. Es por esto que en 1921, el creador de la fragancia, Ernest Beaux, prodigio de la perfumería y a servicio de Mademoiselle Gabriel Chanel, eligiera el jazmín de Grasse entre una de las flores de la composición. El resultado de su alquimia fue un éxito fue tan inminente y global que contribuyó con el posicionamiento de Grasse como la capital de la perfumería del mundo.
Entonces es natural y orgánico que la historia de la fragancia N°5 comenzara en esta región francesa donde se asentaron desde el Siglo XVIII los primeros perfumeros quienes tenían la tarea de aromatizar los guantes de cuero de la realeza. Es por esto que se cultivaban campos de rosas, jazmines, nardos, mimosas, azahares, violetas y lavanda, elevando a Grasse al estatus legendario de cuna de la perfumería y proveedor de materias primas exclusivas. Hoy día, La Maison Chanel tiene el privilegio de poseer sus propias plantaciones de rosas y de jazmines en Grasse.
La revolución de Gabrielle
En 1921 Gabrielle Chanel, la visionaria diseñadora de moda de 38 años y la primera modista que había puesto su apellido a una empresa, rechazó la idea de que un perfume tuviera que estar directamente asociado con el aroma de una sola flor, y rompiendo con esa tradición de la época, que favorecía a los soliflores le pidió a Monsieur Beaux una fragancia artificial, planeada, diseñada y entallada como si de un vestido hecho a mano se tratara: “soy costurera, no quiero rosa o lirio de los valles, quiero una fragancia compuesta”, dijo la señora. Entonces Beaux se fue a hacer la tarea en su laboratorio de Grasse.
La intención de Gabrielle era liberar la feminidad de sus limitaciones olfativas de la misma manera que utilizó sus creaciones para liberar a las mujeres del corset y de tantos paradigmas mentales. Con ellos, afirmó un nuevo estilo y la estela abstracta del N° 5 se convirtió en su espejo, en forma de fragancia.
Impulsado por el reto de la modista, Ernest Beaux acababa de crear una composición de vanguardia combinando los mejores ingredientes naturales con moléculas sintéticas llamadas aldehídos, que eran cosas nuevas de ese momento. Mezcló las proporciones como antes no lo había hecho nadie, exaltó las notas de la fragancia y dio en la diana pues el N° 5 elude la comparación con otras fragancias y no se ajusta a ningún marco previo.
La ecuación prodigiosa llevaba un ramo de 80 aromas cuyas preciosas notas: rosa de mayo, jazmín, ylang ylang, sándalo, y otras flores que se mezclaron por primera vez en la historia junto a los aldehídos y lo introdujeron en la “fabricación de perfumes en la era moderna”, haciendo del N°5 una fragancia abstracta incomparable.
Ahora había que denominarlos, entonces Mademoiselle Chanel asestó otro golpe genial: eligió el símbolo de número, y el número 5 para recrear un nombre, en lugar de los apelativos rococó de otras fragancias. Avanzada para su época acortó el nombre y argumentó que era su amuleto de la suerte, pues siempre presentaba sus colecciones el 5 de febrero y el 5 de agosto
Las campañas de un icono
En 1937 en el apogeo de su notoriedad, Gabrielle Chanel, como siempre, ícono e iconoclasta, se convirtió en la primera mujer en ser el rostro de su propia fragancia. Fue así como apoyándose en una chimenea en una suite del hotel Ritz de París donde pasaba largas temporadas, posó frente a la cámara de François Kollar para un anuncio que apareció en la revista Harper’s Bazaar.
Con el paso del tiempo, el perfume ganó tanto protagonismo que podemos recordar la famosa frase que dijo Marilyn Monroe en una entrevista en 1952 al revelar que para dormir cada noche “solo llevaba puesto unas gotas de N° 5”. La siguiente década, Jacques Helleu, Director Artístico de CHANEL Fragrances (hasta 2007) asoció a mujeres hermosas a la fragancia y retó a importantes fotógrafos y cineastas a retratar las campañas de estas embajadoras: Ali MacGraw Lauren Hutton, Catherine Deneuve, Carole Bouquet, Nicole Kidman y Giselle Bundchen posaron para los talentosos Richard Avedon, Patrick Demarchelier y Dominique Issermann y filmaron bajo la dirección de directores de renombre como Helmut Newton, Ridley Scott y Baz Luhrmann.
En ese mismo camino, para esta ocasión tan especial de los 100 años del N°5, Thomas du Pré de Saint Maur, Jefe de Recursos Creativos Global de Fragancia y Belleza, Fina Joyería y Relojería de CHANEL, eligió a la ganadora del Oscar Marion Cotillard como la nueva embajadora de la marca y a Johan Renck como director. Así, el director, Johan Renck, llevó al N°5 a la imaginación más alta: su recurso fue la luna, una mujer enigmática es iluminada; un hombre, la espera, y comienzan una danza embriagadora de seducción y travesuras con la coreografía de Ryan Heffington… El vestido de encaje bordado en dorado fue elegido por Virginie Viard, la directora creativa de CHANEL y fue inspirado en un vestido icónico usado por Mademoiselle Chanel.
Una historia de narices
Los tres perfumistas que sucedieron a Ernest Beaux se volvieron custodios del N°5: Henri Robert, Jacques Polge y ahora Olivier Polge han supervisado el abastecimiento de las materias primas que forman parte de la icónica fragancia para garantizar el legado. Entre la ejecución y el trabajo de campo, el brillante perfumero Olivier Polge, lleva registro del calendario de cosechas de los ingredientes utilizados en la receta donde destacan el jazmín y la rosa de mayo de Grasse, desde la cosecha hasta los métodos de extracción. Lo acompaña en este tamiz el Laboratorio de Creación y Desarrollo de Fragancias CHANEL, donde la tecnología y la innovación permitieron que, a excepción de Henri Robert, los sucesivos perfumistas de La Maison sacaran a la luz otras facetas del N°5 en cinco interpretaciones.
Jacques Polge creó una tercera interpretación del N°5 en 1986 El Eau de Parfum con una nueva concentración que revivió la sensualidad de la fragancia original de Ernest Beaux. En 2008, el señor Polge lanzó una cuarta versión aireada y luminosa. El perfumista intentó imaginar cómo habría olido el N° 5 si Ernest Beaux hubiera tenido acceso a una gama de materias primas contemporáneas en el momento de su creación. Para reinterpretar la firma de la fragancia original, Jacques Polge utilizó almizcles blancos, omnipresentes en las fragancias de la década de 2000. En 2016, su hijo, Olivier Polge creó una nueva variación guiado por el deseo de frescura y creó el N° 5 L’EAU con acordes cítricos de limón, mandarina y naranja, siendo la variación que más se diferencia de las anteriores.
La Sostenibilidad de CHANEL
En 1987, la firma CHANEL valorando el conocimiento artesanal y las tierras fértiles de Grasse, se asoció con la familia Mul, los mayores productores de la región. Para garantizar un futuro duradero en el patrimonio de la perfumería. Los perfumes CHANEL utiliza solo la cantidad de flores precisas para cada composición. Además de la rosa de mayo y el jazmín, hoy, los cultivos se han expandido e incluyen especies desde el iris hasta el geranio y nardo con cinco cosechas excepcionales, reservadas excepcionalmente para fragancias CHANEL.
La familia Mul y CHANEL comparten valores, visión y preservación de la preciada herencia al mejorar las técnicas de cultivo a un modelo de agricultura sostenible para que las flores sean lo mejor de sí mismas, sin riesgo de agotar la fertilidad de ese terroir privilegiado. Es por esto que por cada cultivo, como un laboratorio natural, se hacen análisis de cada parcela de tierra para comprender su máxima expresividad y secreto. Es por esto que desde 1988, en el epicentro de estos campos sublimes establecieron una fábrica para el tratamiento de las flores frescas a medida que se recolectan extrayendo su quinta esencia y la mejora olfativa de cada cosecha donde la trazabilidad es primordial para que así, CHANEL y la familia Mul produzcan las flores más aromáticas y garanticen esa calidad a perpetuidad.