Fueron 55 años en el trono, 55 años como príncipe del pequeño Estado de Mónaco. Fueron 55 años de cambio para este diminuto Estado, que el príncipe Rainiero Grimaldi convirtió en el paraíso para la aristocracia, los multimillonarios y el jet-set del mundo.
Rainiero III (Louis Henri Maxena Bertrand Rainier) falleció ayer a los 81 años, tras una batalla contra problemas broncopulmonares, cardíacos y renales.
Será enterrado en la cripta de la Catedral de Mónaco junto a su esposa Grace Kelly (fallecida en 1982) el próximo viernes (en ocho días).
El soberano había sido ingresado al hospital el 7 de marzo; el 31 abdicó a favor de su único hijo varón, Alberto.
Pero los problemas de salud de Rainiero no era nuevos. En 1994 ya había sido intervenido para sustituirle parte de la arteria coronaria izquierda; fue intervenido nuevamente en 1998 y en el 2000, y el año pasado fue internado en diversas ocasiones al hospital.
De sangre azul
Hijo de la princesa Carlota Luisa Grimaldi y de Pierre Melchior, conde de Polignac, fue el trigésimo príncipe de Mónaco, descendiente, junto con su hermana Antoinette, de la dinastía Grimaldi.
Cuando murió su abuelo, Louis II el 9 de mayo de 1949, Rainiero asumió la soberanía a los 26 años de edad. Entre otros títulos que ostentaba están cuatro ducados, uno de marqués, tres de conde, seis de barón y tres de señor. También está en posesión de la "Espuela de Oro", la más antigua y la segunda en importancia de las condecoraciones papales.
Fue educado en Inglaterra, Suiza y Francia, donde estudió Letras y Ciencias Políticas en la Universidad de París.
Participó en la Segunda Guerra Mundial, donde obtuvo rango de coronel. Fue en este entonces cuando su madre renunció a los derechos al trono en su favor.
Además, fue un gran hombre de negocios y hasta llegó a ser socio de Aristóteles Onassis en los 60.
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