AristólogaEspecial para La Prensa vivir+@prensa.comFui a Bennigan’s Marina (o sea, el de Amador) por tres razones: primero, por una fulminante falta de imaginación; segundo, porque andaba por el vecindario y tercero, porque Bennigan’s hace unas alitas Buffalo muy decentes y se me antojaron.
El local es sumamente atractivo, con altas paredes recubiertas en piedra, sillas fashion, de esas de mimbre (que no te alientan a calentar puesto por mucho tiempo porque te queda el tejido grabado). Pero al fin, agradable, bastante liberado del ambiente de faux-pub que tanto les gusta a ellos y a su rival Friday’s.
Tomamos una banqueta tapizada y abrimos el menú, percatándonos de muchas nuevas ofertas, así que decidimos pedir únicamente lo que dijera new: hamburguesas en pita, salmón colmado de cebolla, champiñones y provolone; baby backs en salsa de cerveza Guinness (alias la reina de Irlanda, dado el tema del local) las pedimos, y no había ni salmón, ni pita ni costillas. De vuelta al menú, ordenamos los camarones rebozados con salsa Guinness, y para nuestra gran sorpresa, sabían espantoso: y es que tuvo que haber contaminación cruzada entre la salsa Buffalo y la Guinnes a la hora de aderezar, porque no existe ninguna otra explicación para la irrupción del sabor de tabasco y vinagre, ni los punticos naranja que se dejaban entrever sobre el rebozo.
Pedimos la hamburguesa Philly, o sea al estilo de Filadelfia, ciudad famosa por sus emparedados de bistec. Llegó a la mesa sobrecocinada y sin sal. ¿Qué más puedo decir?
Luego, aún antojada de alitas Buffalo, pedí la ensalada que dice, explícitamente "Nuestras Boneless Buffalo Wings"… o sea, que prometen alitas, pero sin hueso; ¿verdad? Pero no. La ensalada de marras trajo un poco de lechuga picada con una pinta de cansancio feroz, y encima, cinco taquitos de pechuga apanada. No hay que tener ocho años reseñando restaurantes para reconocer la diferencia entre una pechuga y un ala. Te juro que era como si a la gallina madre le hubieran dado talidomida, ese medicamento antiemético que les daban a las mujeres encinta circa 1960, que hizo que unos 10 mil niños nacieran con las manitas directamente pegadas a los hombros, sin bracitos.
Lo único decente, de todo lo que pedí, fue la corvina con salsa de queso azul: estuvo impecable, fresquita, cocinada a la perfección, acompañada de unos vegetales al vapor muy dietéticos y sanos… y un arroz realmente execrable, de esos precocinados que saben a cartón.
El postre fue un copón gigantesco de helado de vainilla con brownies y salsa de caramelo, que entre dos no logramos terminar. Y con esto, me acabo de convencer de lo que digo siempre a los turistas: al ‘Causeway’, a beber cerveza y comer helado. La comida no funciona en el 99% de los casos. Dixit.
FICHA TÉCNICA
• COMIDA:Mala
• SERVICIO: Regular
• AMBIENTE: Muy agradable
• PRECIO: Menos de $15. $15-$25 - $25 en adelante.
• RECOMENDADOS: Bleu cheese corvina ($10.95)
• ACCESO A DISCAPACITADOS: Estacionamientos y rampa.
• FUMAR: Terraza
• HORARIO: Lunes a jueves, 11:00 a.m. a 12:30 p.m. Viernes y sábado, 11:00 a.m. a 1:30 a.m. Domingos, 11:00 a.m. a 12:00 p.m.
• DIRECCIÓN: Amador
• TELÉFONO: 340-7140
• ACEPTAN: Efectivo y tarjetas de crédito.