A las 9:00 p.m., las luces del Figali Convention Center bajaron de intensidad, se encendieron tres pantallas gigantes ubicadas en la parte frontal del sitio y los acordes de la guitarra de Carlos Santana se escucharon.
Acompañado del ritmo de tambores, Carlos Santana, el titular de la noche, interpretó su primer tema, Jingo.
El público del Figali gritaba. El lugar estaba tres cuartas partes lleno, quizá unas 7 mil personas. Dos generaciones parecían juntarse, comentó Tito: madres e hijas, padres e hijos disfrutaban juntos la música, los primeros tatareando Black Magic Woman y los últimos Evil Ways.
También comentaba que no hubo artista nacional para un opening, como dice la ley.
Mientras, Santana cautivaba al público. "Jingo... jingo ba ba, lo ba ba, lo baba lo ba".
Con Bobby Allende en las congas, Dennis Chambers en baterías, Jess Cressman en el trombón y Andy Vargas como vocalista, siguieron temas de antaño, hasta que llegó María María, cuando el público, que se portó de forma ordenada en todo momento, se prendió nuevamente.
Santana siguió interpretando con su guitarra temas de antaño, como Samba pa ti y I ain´t got no Money. El ambiente era apacible.
Poco antes de la mitad del concierto, habló: pidió la paz mundial, el respeto a la mujer y la tolerancia. "La mujer es una compañera, no una propiedad, ¿comprende?", dijo.
"Buda, Rash, Jesús, Krishna... ellos quieren lo mismo para todos", dijo.
A mitad del show, 10:15 p.m., salió a escena el argentino Alejandro Lerner, quien interpretó una canción de su repertorio, Hoy es adiós.
PÚBLICO
A esta altura del concierto, el público tenía reacciones variadas.
En el área VIP (que estaba lleno), el orden imperó, aunque las personas sí se pararon de sus sillas a bailar.
En el área general, algunas personas se fueron a mitad de concierto. Una señora preguntó: ¿"y cuándo es que canta Santana"? A los 5 minutos la vi salir con su hija. El eco también fue notable, aunque mejor que en conciertos del año pasado.
Vendían cervezas y sodas, y permitían fumar. En el área general, un olor dulzón se sentía, aunque no se vio en ningún momento nada inapropiado. En todo momento hubo seguridad, y la salida de emergencia estaba claramente marcada con un cartel grande, blanco con letras rojas.
El estacionamiento sí fue un problema. Los autos estaban sobre la acera, y los guardias de tránsito amenazaban con colocar boletas. Pero no había dónde dejar el auto.
Para los pelaos
Después de las 10:45 p.m., poco antes de que Rubén Blades saliera al escenario a cantar al ritmo de la guitarra del mexicano, el tono del concierto cambió. Santana interpretó los temas más conocidos por la nueva generación, como Black Magic Woman. Luego vino Oye cómo va, junto a Rubén Blades, Smooth y Corazón Espinado.
Casi a las 11:30 p.m., la canción más esperada: Evil Ways. Después de dos horas y media de concierto (como prometió en entrevista previa) el público salía del Figali después de ver a un genio de la guitarra.
