Cero diminutivos

Cero diminutivos


La mayor parte de los padres comienzan a hablarles a sus hijos desde que estos son pequeños; lo mismo hace el resto de los familiares. Esto, naturalmente, no es malo, pero la forma en que lo hacen ya sea con diminutivos o abusos de mimos sí puede afectarlos en el desarrollo del lenguaje.

Según el fonoaudiólogo Miguel Quezada, es importante la manera de qué y cómo se les habla a los infantes, pues esto incidirá de manera positiva o negativa en los infantes.

Desde que un niño nace recibe estimulación comunicativa. "Con solo acercarnos a él, ya está recibiendo información sobre si el rostro que está mirando es agradable, y eso lo va ligando a otra información sensorial, como, por ejemplo, los colores y movimientos".

A partir de los 12 meses, cuando el infante ha logrado sentarse y caminar, indica que también empieza a exteriorizar su mayor producción a nivel del lenguaje verbal y comienza a decir: mamá, papá, agua, ven, pan y tatai.

Y en este período de crecimiento (1-4 años) es cuando los padres, familiares, vecinos y amigos tienen que proveer al niño de una manera de hablar apropiada. "No por quererlo mucho nos tenemos que referir a él en pequeñito, hablando en diminutivo para entablar una comunicación afectiva", dijo Quezada.

Lo ideal, opina, es que se les hable de forma puntual y cariñosa, pero que siempre el lenguaje sea coherente. "Que sea un modo de hablar igual a como se le hablaría a un niño más grande, estructurado, y que tenga una coherencia para que el niño vaya elaborando frases para el desarrollo de su lenguaje".

Insiste en que es importante la riqueza del lenguaje verbal que le ofrezca el adulto al niño y, por eso es esencial que los padres vigilen con quién dejan a sus hijos y qué cosas están viendo en televisión, internet y otros medios audiovisuales.

Y es que el niño no solo aprende el lenguaje repitiendo, sino que también va aprendiendo sobre lo que ya tiene. Es como un andamiaje porque va añadiendo vocabulario nuevo e incluso que va fortaleciendo las estructuras que ya tenía, opina el especialista.

"Al principio, va a parecer un lenguaje muy ‘parpanezco’, pero después va ir mejorando hasta lograr un lenguaje de un niño de 4 y 6 años, dependiendo de la riqueza del lenguaje que se le esté ofreciendo", dijo.

Recalca que no hay que exagerar los diminutivos, porque esto "no expresa mayor cariño, y lejos de hacer crecer el lenguaje del menor, lo va a estancar y eso sí es negativo".

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