Una fotografía es creada cuando luz entra por el lente de una cámara, se abre el obturador y la deja pasar exponiendo la película o sensor.
El obturador es como un "ojo" que abre y cierra. La velocidad de este "abrir y cerrar" define la cantidad de luz utilizada para crear la imagen. En un día soleado, con mucha luz, la velocidad de este "parpadeo" puede tomar solo una fracción de segundo, congelando completamente la acción.
Pero en la oscuridad, la velocidad de este "parpadeo" tendrá que ser mucho más lenta. El obturador tendrá que permanecer abierto por segundos, minutos u horas hasta cuando entre la cantidad de luz necesaria para lograr la exposición.
Todo lo que ocurra en ese lapso de tiempo quedará grabado en una sola imagen. Por lo tanto, la cámara debe permanecer inmóvil, preferiblemente sobre un trípode o cualquier superficie firme, ya sea un saco de arena, una mesa o algún peñón.