El aceite de cocina reciclado para ser usado nuevamente en la alimentación de seres humanos y animales es el escándalo alimentario más reciente en China, preocupando a los consumidores y suscitando amenazas de acción de parte del Gobierno.
Los chinos lo llaman “aceite de albañales”, una sustancia hedionda extraída de los desagües cloacales o recolectada clandestinamente entre los residuos de los restaurantes, de uso extendido entre los locales modestos de comida barata.
El Gabinete chino, el Consejo Estatal, emitió el lunes una orden en la que promete combatir los desechos de restaurantes “que aparecen en las mesas por medio de canales ilegales” y considera que su comercio clandestino “impone graves riesgos para la seguridad alimentaria”.
Qin Xiong, ex chef propietario de un pequeño restaurante, niega haber participado en ese comercio, pero dice haber visto barriles de restos de comidas y de aceite que salen todas las noches de los grandes restaurantes y hoteles de la ciudad.
“Los desechos son por lo general depositados en barriles metálicos sucios, cada uno con unas 55 libras”, precisó Qing.
Se los llevan en bicicletas con canastas y lo venden por decenas de dólares al mes, agregó. Filtran los desechos para convertirlos en alimento para cerdos y reciclan y revenden el aceite, agregó.
Aunque el Gobierno no especificó un riesgo para la salud, la prensa estatal y los expertos de la industria dijeron que el aceite reciclado podría contener carcinógenos y rastros de aflatoxina, una sustancia mohosa potencialmente mortífera.
“Solo existe una escasa probabilidad de que uno se intoxique inmediatamente después de comer este aceite”, afirmó Zheng Fengtian, experto en seguridad alimentaria en la Universidad Renmin en Beijing.
“El mayor problema es que después de comer este aceite recocinado la gente desarrolle cáncer entre 10 y 20 años”, agregó.
