Las imágenes y figuras que ustedes pueden apreciar en nuestras fotografías de hoy, las hemos traído por varias razones.
Primero, porque cuando elaboramos los textos alusivos a las figuras esta semana llamada santa en el mundo católico y que hoy termina, estaba en plena transición. Segundo, porque más que por participar en sus ceremonias, siempre nos han interesado enormemente las iglesias, por las riquezas y las bellezas que desde el punto de vista artístico y simbólico han logrado acumular. Es así como una de las primeras cosas que efectuamos cuando viajamos es visitar templos, de manera especial católicos, porque allí es en donde la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, las cosas que se oyen y se ven, son algo muy digno de admirar. A ellos y como si fuera poco hay que añadir los mitos y los símbolos que en ellas, sobre todo en las más famosas, se pueden observar.
Y es casualmente figuras, materiales, mitos, símbolos de los cuales les queremos hablar hoy.
La iglesia veragüense de San Francisco de la Montaña se puede considerar en Panamá como la muestra de arquitectura religiosa más rica y bella que entre nosotros se puede encontrar. Posee nueve altares además de retablos, como el del Santo Cristo de la Virgen del Rosario, de la Inmaculada, de la del Carmen, de Santa Bárbara, de las Ánimas, de San Francisco de Asís, de la Pasión, de San José, de San Antonio, San Roque y puede que otras más.
No nos estamos olvidando de iglesias como la de Las Tablas, San José, Santa Ana y la Merced en Panamá, pero a todas en un solo artículo no se les puede con muchos detalles incluir.
Para comenzar, la iglesia cuyas efigies aquí aparecen es una de las más antiguas que contra todos los obstáculos ha logrado subsistir. Y eso es mucho decir. Todo lo que sea historia, arte, belleza, silencio, meditación en nuestro medio se le ha acostumbrado destruir.
De manera que, puntualizando, son los mitos y símbolos que esta iglesia encierra a lo cual hoy nos vamos, aun cuando sea muy por encima, a dedicar.
En las fotografías ustedes observarán la cantidad de flores, hojas, copas, caras, partes de árboles, conchas, capiteles, figuras humanas, manos, sangres, coronas, caracoles, torres y tantos objetos más.
Todos ellos responden a variados símbolos cuyo estudio, así como el de muchos otros, constituye un poderoso e interesante tema para estudiar y comprender.
Si comenzamos con plantas como el acanto, el laurel, el acebo o flores como el cardo u otras más, el motivo por el cual tanto se usan hay que buscarlo en lo que para la imaginación de los humanos hay que saber plasmar, o sea lo que han querido significar.
¿Y qué decir de las torres, los capiteles, las columnas, las lámparas, el sol, los cubos con números, una especie de serpiente, la sangre en la cara, halos sobre la cabeza, mantos y demás figuras dignas de estudiar?
Si acaso hemos logrado con las anteriores palabras interesar a ciertos lectores con el tema de los símbolos, existen variados diccionarios a los cuales para encontrar los significados podemos consultar. O si no, de esos significados les volveremos a hablar en otra pronta ocasión.
Y ya para terminar, los domingos se nos han convertido en un verdadero suplicio y más cuando en el artículo de Raíces pasado "vaticinar" apareció con "b" y no con "v" que es como debió ser. Nosotros lo escribimos bien, eso lo podemos probar.
Y pensar que cuando nos enseñaron ortografía nos hacían aprender unas estrofas como la que sigue, que nos la sabemos de memoria y que a letra dice así: "Con V se escriben, válvula, vaca, vanagloria, virola, vasija, vaticinar, varas, vejiga, vegetaciones, valor, vacilar y siguen muchas estrofas más.
Y a pesar de todo eso vaticinar apareció, repetimos con B. ¡Qué vergüenza! ¡Qué pena! ¡Qué dolor! Terminamos tan disgustados que ni de los símbolos dijimos lo que teníamos que decir.
