Los restaurantes del final de la Alberto Navarro cambian con tanta frecuencia que me dirigí hacia El Cangrejo con no poca aprehensión, porque recordaba que alguien me había mencionado Abacanto como sitio de tapeo, con música en vivo en las noches.
Pero bueno, yo fui al mediodía por razones propias.
El sitio no es ni agradable ni desagradable: lo decoran unos cuantos afiches, en fin, lo que obviamente ha sido un lugar decorado con ciertas limitaciones de presupuesto, y se espera que el ambiente lo ponga la música y no el decor.
Había una sola muchachita atendiendo y varias mesas.