Regio lo que han hecho con un lugarcillo sin sosiego que quedaba a un costado de la Catedral Metropolitana, y que ahora se llama La Forchetta, y para redundar en el nombre, utiliza un tenedor torneado como psa-servilletas.
Bonito detalle, pero ahora a lo sacrosanto, en vista de la egregia compañía a pocas varas. Lo primero que notas es un menú de varias pizzas que te aguan la boca, y no te defraudan en su momento: pedimos la capricciosa, que además del consabido tomate y mozzarella, trajo alcachofas, hongos y jamón de Parma, puesto justo cuando la pizza salía del horno, para que no perdiera sus maravillosos dotes al crudo.
Además, pedimos un pulpo salteado con páprika o sea, pimentón seco, que llegó a buen punto y que solicitamos mano a mano con un chorizo frito que le hizo buen contrapunto al marisco.
Mientras, dos platos no fueron magníficos: el primero, una langosta cuya idea parecía prometedora, con mangos, tomates y pepinos, con un aderezo fresco de menta, que no logró la amalgama necesaria, y un carpaccio de res a la arúgula con parmesano al que no se le sintió mucho la esencia de trufas prometida, pero ni modo, la verdad es que el cielo estaba despejado y hacía un ambiente maravilloso mientras nos traían nuestros platos fuertes, que fueron tan gentiles de servirnos adentro del restaurante; y es que las mesitas de cafetín sobre la plaza aguantan una mesa puesta en regla.
Entrando a los platos fuertes, hubo un lechón a la vainilla con manzanas y otras hierbas aromáticas que estuvo bueno, pero no fantástico; igual opinión tengo del New Yorker que vino con todo tipo de embellecimientos, entre ellos mozzarella di buffala, etc., y que creo que hubiese quedado bien simplemente con la reducción de vino que trajo (de hecho, entre tú, yo y la pared, estaba medio duro).
Uno de los mejores platos de la noche fue un simple spaghetti con almejas y alcachofas, con el más simple aderezo de aceite de olivas y apenas un toquecillo de ajo, y que refrescó al paladar.
Entre los postres, vale mencionar la crema catalana y el semifreddo con frutas del bosque y almendras tostadas. Ambiente informal pero agradable, y bar completo, lista de vinos. Dixit.