Es un lugarcito de esos agradables, que ocupa uno de los locales desabridos de minicentros comerciales, favoritos de peluqueros, lavanderos y farmaceutas. Adentro, han intentado darle calidez y carácter, con algo del colorido que caracteriza el folclor mexicano, y cubriendo los sobres de las mesas con papel manila, lo que garantiza por lo menos una superficie más pulcra que una pasada perfunctoria de un limpión. Pedimos margaritas, hechas a mano. Nos cobraron casi cinco dólares por unos vasos grandes, llenos de hielo, que en palabras de RdT "son un refresco". Las siguientes, de máquina, a tres dólares, sí estuvieron más cargaditas. Mientras tanto, nos entretuvimos con un guacamole bastante decentón (de tarro, glorificado con un poquito de aguacate fresco), un excelente pico de gallo y unos frijoles refritos nada malos.
El queso fundido no vino en molcajete, pero sí en un bol de cerámica muy lindo, pero ¡chanfles! el chorizo vino en tucos, no desmoronado. Los totopos parece que eran los del fondo de la pila, porque muchos estaban quebrados. Pedimos dos sopas: una de frijoles negros, con un leve sabor metálico conferido por (según el fino gaznate de la salomónica RdT) tomatillos; la de tortilla la encontré casi perfecta, con buen sabor, pollito suavecito, cilantro, con los sabores bien integrados como si hubiera dormido un poquito, sus tortillitas de rigor (debacle con RdT, quien encontró totopo y tortilla muy gruesa, vis à vis mi opinión que prefiero una tortilla honesta, anque sea gruesa, en vez de una gringada tipo Frito-Lay). Tienen varios tipos de fajitas, pero las pedimos de camarones. Definitivamente, deliciosas, si hubieras estado en un teppanyaki estilo tailandés, sabían a Chinatown y de seguro hubieran hecho feliz a la famosa china poblana.
RdT "trapeó" al salonero por ofrecer unos tacos "al pastor". A pesar de que llevaban los ingredientes de un taco al pastor (puerco liso, piña y especias), estos definitivamente no provenían de un trompo rosticero como es debido, sino que eran tuquitos hechos a la plancha. El pobre muchacho no sabía, pero nosotras sí, para su mala leche (pero los recomiendo por sabrosos). También probé flautas de carne gruesotas (más trombón que flauta), que trajeron salsa de tomate pero poco más, y que engalanamos a la fuerza con pico de gallo y guacamole.
Tanto las enchiladas suizas (con pollo y salsa verde) como las rojas con carne en principio estaban bien, pero sufrieron por causa del grosor de las tortillas, ya que la proporción masa-relleno-salsa se desequilibró. Menos tortilla, por favor. Tres postres: un cheesecake de fresas, uno de caramelo y un flan, estuvieron buenos. Para los que pagan impuesto de salida, buenas noticias: la comida viene casi sin picante. El sitio es superior a una franquicia tex-mex, pero dista de ser la joya de la corona azteca. No obstante, ofrece porciones decentes a buenos precios (los nachos son enormes, llenos de la carne que elijas, quesos, frijoles, crema, etc.), varias cervezas nacionales e importadas, tragos, algo de vino y muchas sonrisas de parte del personal. Dixit.
FICHA TÉCNICA
• COMIDA: de regular a buena
• SERVICIO: Cordial
• AMBIENTE: Agradable
• PRECIO: Menos de $15
• RECOMENDADOS: sopa de tortilla ($3.85), pico de gallo ($1.40), tacos al pastor ($4.55)
• RELACIÓN COSTO-CALIDAD: Nachos ($6.65)
• ACCESO A DISCAPACITADOS: Hay acceso en la puerta.
• FUMAR: Terraza
• HORARIO: De martes a domingo 12 mediodía a 11:00 p.m. Cerrados lunes.
• DIRECCIÓN: Galería Costa del Este
• TELÉFONO: 271-5375
• ACEPTAN: Visa, MasterCard