Quedé pasmada al regresar a casa cuando leí mi propia reseña del primer local de Órale, en Costa del Este, que visité en enero de 2007. Mis impresiones de entonces fueron completamente distintas a las actuales.
En primer lugar, aquel era un lugarcillo más bien íntimo, aunque ya dejaba vislumbrar ciertos detalles que han mantenido con éxito en el local de acá, en Plaza Nueva York, como los enormes tableros con rueditas que hacen las veces de menú. Este mismo, me parece, ha aumentado considerablemente en cantidad de ítems y precios, si bien no en la calidad de los mismos.
Por ejemplo, la sopa de tortilla que encontré tan rica el año pasado, este año no me pareció para nada buena y, además, ha subido un dólar.
El queso fundido estuvo bueno, desafortunadamente lo pedimos con rajas que no resultaron ser ni de poblano ni de jalapeño, sino de pimentón y vinieron salteadas con cebolla en no un charquito, sino una laguna de grasa. El plato de nachos, te advierten, es gigantesco.
Ni más ni menos, es un mejunje enorme con tres tipos de queso, y si pides el de “la abuelita”, traen todo tipo de carne: pollo, res, puerco; en fin, absolutamente gigantesco. Los tacos al pastor costaron, en aquel entonces, cuatro dólares con cincuenta y cinco; mientras que esta vez ya había ascendido el precio a seis cincuenta.
Mismos tres taquitos, mismo cerdito, piña y cebolla. Otro plato que estuvo muy rico fue uno de filetito de cerdo con tomates, que trajo una enchilada verde, frijoles, guacamole y el puerco salteado en abundante tomate, jugosito. Muy rico.
El pico de gallo que trajeron a la mesa, más que picado, parecía licuado y no nos llamó la atención en absoluto. El guacamole estaba bastante decente en comparación. La quesadilla sincronizada no dijo ni fu ni fa, vino con su queso y jamón y un poco de guacamole.
Pero lo que más ha cambiado es el ambiente. De somnolienta fondita de vecindario ahora es un sitio enorme, con un balcón y música alta. Por la cantidad de botellas de tequila que rodeaban las paredes, da la impresión de que el objetivo de la administración es convertirlo en una especie de Carlos ‘n’ Charlie’s, o sea un sitio donde los jóvenes se distraigan. Presenciamos cómo los saloneros se ponían sombreros de animales, etc. para “felicitar” a un presunto cumpleañero.
Por supuesto, mientras el 50% del personal se entretenía en eso, a las otras mesas nos dejaban de brazos cruzados. El servicio es bastante deficiente.
Las mesas vienen cubiertas en papel manila y ponen crayones en los vasitos de las servilletas. Divertido para los que buscan un lugar bullicioso; torturante para quienes quieren disfrutar de una comida agradable. Dixit.
FICHA TÉCNICA
• COMIDA: Regular • SERVICIO: Lento • AMBIENTE: Bullicioso • PRECIO: De $15.00 a $25.00 • RECOMENDADOS: Lomito al tomate ($13.50) y Tacos al pastor ($6.50) • RELACIÓN COSTO-CALIDAD: Nachos de la abuela ($12.65) • ACCESO A DISCAPACITADOS: Sí • FUMAR: No • HORARIO: De lunes a domingo de 11:30 a.m. hasta que se vaya el último cliente • TELÉFONO: 392-5250 • NOMBRE: Visa, MasterCard, American Express