Aristóloga Especial para La Prensavivir+@prensa.comTenía mis buenos años de no ir al Rey Kung, y mi apreciación final fue que se han quedado en una burbuja de tiempo, por allá por el fin de la década de 1970 cuando (si no me falla la memoria) se construyó. Era un restaurante majestuoso para la época, tal vez no tanto como el Lung Fung, pero bastante similar en decoración y menú. Aún conserva sus rasgos clásicos, su decoración rococó china… y su carta, intacta.
Tal vez lo único que ha cambiado es que tiene un poco más de vinos, pero la comida sigue igualita, como en un túnel del tiempo; lo que pasa es que Madame Chang elevó el listón y algunos restaurantes hicieron lo propio, mientras que otros, notablemente el Sun Ly y ciertos más del área de El Dorado, sirven platillos menos "ortodoxos" al paladar criollo; no así el Rey Kung, donde no tienen carta de especialidades, o al menos eso nos informó el salonero. No obstante, la comida sigue siendo sabrosa dentro de sus parámetros.
Probamos varias cosas muy ricas. De entrada, puedo recomendar el leon pan wan ton, sancochado con salsa de ostiones, colmado de tiritas de puerco asado y relleno de camarones de buen tamaño y fresquitos. Barato a cinco dólares.
Igual de buena compra resultaron los langostinos en agridulce por 13 dólares, que trae por lo menos 10 crustáceos, y las costillitas kintu por 7.50 dólares, que son chuletitas de cerdo en pedazos grandecitos, con una salsa agridulce pero con textura más recia y de color más melcochoso que la típica del wanton, uno de mis nuevos musts de la mesa de Confucio.
Los vegetales mixtos son sabrosones, y traen joyitas como hojas de mostaza y hongos chinos, ma non troppo.
Igualmente, el cerdo con pepitas es un poco escaso de pepitas, pero harto en sabor. Si te gusta el pato Pekín en el paladar pero no en el bolsillo, opta por el pato asado, que cuesta la mitad y tiene una rica fragancia a cinco especias, aunque no tenga la piel laqueada del pequinés. Eso sí, tendrás que pedir la salsa Hoisin a voces, porque nuestro salonero parece que ensordeció, porque no la trajo.
No obstante, el gravy chinois que lo acompañó sirvió su cometido. Un filete satinado no lo estuvo tanto, pero el filete con castañas, bambú y vegetales (brócoli, apio, zanahoria, etc.) estuvo regio, al igual que la gallina (pechuga de pollo) con jengibre y cebollina.
Para los vegetarianos, sugiero el tau fu frito con hongos chinos, que vienen con una textura carnosa y satinada pocas veces lograda en casa.
Para los que aman los carbohidratos o se pueden dar el lujo de comerlos, recomiendo el arroz young chaw, con sus saborcitos de cinco especias, o el mei fun con langostinos. En el menú no aparece, pero si lo pides, te lo hacen por 12 dólares.
A la hora del cafecito, solamente tenían uno americano, y no muy bien colado. Si quieres edulcorante en vez de azúcar, lo tienes que solicitar.
En resumen, la cocina no es mala, es simplemente cantonesa ortodoxa. No hay sorpresas, ni buenas ni malas, pero los precios están bien. Dixit.
FICHA TÉCNICA
• COMIDA: Buena
• SERVICIO: Regular
• AMBIENTE: Tradicional
• PRECIO:Menos de $15
• RECOMENDADOS:’Tau fu’, frito con hongos chinos ($8.00), Filete con castañas, bambú y vegetales ($6.50)
• RELACIÓN COSTO-CALIDAD: ’Leon pan wan ton’ ($5)
• ACCESO A DISCAPACITADOS: Acera
• FUMAR: No
• HORARIO: 7 a.m. a 10 p.m.
• DIRECCIÓN: Calle 46 y Vía España
• TELÉFONO: 264-1750
• ACEPTAN: Visa, MC, Clave, Amex