A casi todo el mundo le encanta oír un buen chiste de vez en cuando, ya sea como alivio después de un día estresante, para tomar un aire del agobiante y cansón día a día, o para pasar un rato divertido entre amigos.
Los “maestros” de la comedia en Panamá coinciden en que al panameño le gusta los chistes “picantes”, o sea, aquellos que tienen un poquito de morbo. Concuerdan, además, en que juegan mucho con el doble sentido.
El comediante Generoso Espinosa asegura que al panameño le “encanta” oír chistes sobre “homosexuales, políticos y campesinos ‘vivos’ que evaden problemas con su ingenio”.
Los humoristas también tienen su “listita” del tipo de chistes que no deben contar. Por ejemplo, explica Juan Bravo (mejor conocido como “El Chiquitín de Mama”), al panameño no le gusta los “chistes finos”, en los que tiene que “pensar mucho” o los que son “muy muy muy blancos”. Es que “le gusta los chistes masticados y fáciles de digerir”, asegura.
Otro tema “intocable”, agrega Espinosa, es la iglesia. Y el ya conocido humorista Andrés Poveda, suma a la lista de no gustados, los chistes de personas con discapacidad. “Más allá de eso, todo vale. Que le caiga la piedra al que sea”.

