Para el año 2002, el águila harpía fue declarada ave nacional de Panamá. Su nombre se deriva de la palabra griega Harpe, que según la mitología representaba una ave de presa como monstruo volador con afiladas garras.
A pesar de tener estas características, la majestuosidad de este animal representa su determinación y su elegancia.
Solo basta con ver de cerca una de estas bellezas, que mide poco más de un metro de altura, y pesa unas 18 libras, y al abrir sus alas toma medidas impactantes de hasta dos metros.
A pesar de su gran tamaño, un águila harpía al nacer solo puede volar y ser independiente, en cuanto a alimentación y supervivencia, a partir de los 5 ó 6 meses de edad. Lo cual pone muchas veces en peligro su propia subsistencia.
Karla Aparicio, bióloga especialista en el estudio del águila harpía, explica que no es hasta los dos años que esta especie es totalmente independiente.
Por lo tanto, su cuidado demanda más tiempo por parte de sus padres.
Se alimenta de osos perezosos, monos y otras aves más pequeñas, se reproducen cada tres años y colocan dos huevos de los cuales, en su mayoría, solo sobrevive uno.