En una ocasión anterior habíamos entrevistado a Lorena Valencia, graduada de Georgetown University y fundadora de la organización Enseña por Panamá (ExP), la cual, como subsidiaria de Teach for America, se dedica a mejorar la educación en Panamá, no solo en términos académicos sino también humanos: no es solo sobre darles clases a niños, es sobre educarlos bien, enseñarles a ser personas completas y funcionales en un mundo que ha puesto bloqueos a su progreso.
La organización busca a profesionales, preferiblemente recién graduados de sus carreras, para que dediquen dos años a enseñar en aulas, cubriendo casi todas las disciplinas, desde matemática y español hasta ciencias y arte.
Esto lo hacen a través de un programa de reclutamiento y voluntariado, donde los profesionales interesados pueden aplicar al programa.
Suena como un sacrificio, sobre todo en una sociedad que le da prioridad a una idea muy específica del crecimiento profesional y económico, pero como asegura David Bernal, director de reclutamiento, “uno necesita experiencias de vida que te ayuden a desarrollar determinadas aptitudes, y eso es lo que hace este programa: te lleva a contextos donde las aptitudes que tú desarrolles te sirven para todo”.
David, encorbatado, quieto y de una profesionalidad admirable, explica que el “mayor impacto de este programa es que cambia la vida de muchas personas; de jóvenes que nunca hubiesen tenido la oportunidad de tener una persona que no solo les dé clase, sino que va a estar especializado en formarlos y a ser perseverante”.
En cuanto al reclutamiento, que concluye este sábado 21 de noviembre, David comenta que “hay mucha demanda de inglés y en el área científica. Lo ideal sería en el área informática. También en matemática y humanidades nos hacen falta”.
Los aspirantes al programa serán apoyados por un tutor especializado en educación, normalmente uno que ya haya trabajado con ExP anteriormente, quien lo guiará por medio de su odisea didáctica.
David asegura que no hay nada de qué preocuparse. “Si alguien te grita”, explica, “no te diremos cuenta hasta diez y luego me dices [ríe]”.
“[Los docentes] tendrán evaluaciones semanales por los estudiantes y evaluaciones de su trabajo”, continúa. “Entonces, a partir de estas evaluaciones, tú sabes cuáles son tus cualidades y defectos, y eso es una transformación que uno va teniendo: durante el primer año es probable que tengas que corregir muchas cosas, pero durante el segundo ya es el momento donde uno consolida todo lo que ha aprendido”.
Durante la experiencia completa, los participantes tendrán un curso intensivo sobre educación, junto con un periodo previo de capacitación en la Ciudad del Saber. Además, los participantes de Enseña por Panamá no deben preocuparse por quitarle el trabajo a alguien más: los puestos que vienen a llenar como docentes han estado vacíos por varios años, y hay un riguroso proceso para elegir a las escuelas.
En esta ocasión, por cuestiones de logística, ExP ha elegido enfocarse en escuelas de Panamá y Chiriquí, sobre todo en las áreas más rurales de estas provincias.
El verdadero objetivo de ExP es, sin embargo, que los participantes se enamoren de la educación y que participen dentro de sus campos para mejorarla y enriquecerla, entendiendo que la falta de educación es un problema mucho más intrínseco a la sociedad y holístico de lo que parece, y que por lo tanto requiere de mucho más que solo maestros. “Hay un arquitecto en Chile”, dice David, acomodándose en su silla, “que pasó dos años en este programa, y apenas salió inició un proyecto para construir colegios a partir de su experiencia. Y ahí ves cómo él hace que los niños vean el otro rol del sistema educativo. Cualquiera, no solo un docente, puede crear un impacto en la educación cuando entiende la realidad del problema”.