Es la primera vez que presenta el espectáculo de danza contemporánea de Romeo y Julieta. En Panamá sintió la libertad para hacerlo. Le pareció que le vendría bien a él y a la gente con la que se mueve.
El coreógrafo español Fernando Hurtado se ganó esa libertad con los años. Ya cumple una década desde que trabajó por primera vez en el país. Ahora comparte otras apreciaciones sobre la danza panameña. Aquí un extracto de la entrevista con este diario.
¿Qué fue lo más difícil y lo más satisfactorio de este montaje?
Lo más difícil es que hemos trabajado con un elenco en el que no había hombres, y Romeo y Julieta tiene una energía muy masculina. Lo difícil fue intentar que todas las partes femeninas tengan una energía masculina y lo más satisfactorio es ver cómo eso se va consiguiendo.
Siempre les digo: "piensa qué pasaría si todos pensaran como tú, cómo sería si todos actuaran como tú. Yo voy a estar el día 13 en mi sitio y voy a defender el espectáculo, ¿tú qué vas a hacer?". Es satisfactorio que de los 70, la mitad logre entender esto.
¿Qué progresos ha notado en la danza y en qué hace falta trabajar más?
Es una pena decirte que no he notado una evolución en estos 10 años, es verdad que han apoyado proyectos, otros menos, otros más. Pero creo que se nota un cambio cuando algo de verdad agarra, cuando algo empieza a visualizarse hacia el exterior.
He notado cambios en las propuestas de producción. Son iniciativas privadas que intentan empujar la danza pero siempre desde la parte privada. No hay una escalada arriba que sea visible.
En su experiencia, ¿qué está fallando que los proyectos no prosperan?
El interés político (...) Hasta que la gente deje de tirar papeles al suelo, hasta que no toque el claxon y se grite. Hasta que las librerías y los museos estén llenos, ahí empezaremos a ir bien. Pero como todo se mide por una cuestión económica, hay la falta de interés. Si hay interés de verdad, hay recursos.
¿Cómo se despierta el hambre de la cultura?
Viendo y comiendo cultura, metiéndote en la escuela, en los chavales, como en el caso del programa Enlaces, de Calicanto; educando a los padres, a los maestros, con mucha actividad y sobre todo mucha continuidad.
¿Qué recogería como ganancia en estos 10 años?
Creo que por lo menos hay una continuidad, algo iremos dejando. La gente pregunta qué vamos a hacer el año que viene. Muchas niñas van creciendo, yo mismo voy madurando con estos proyectos (...) Sí echo de menos que en 10 años algo teníamos que haber recogido de más.
¿Hasta dónde le gustaría llegar?
Panamá necesita una compañía de danza contemporánea estable, compañía de teatro estable, algo estable. Eso significa que haya compañías de danza contemporánea presentando proyectos, trayendo coreógrafos de afuera o nacionales con alguna referencia. Creo que todo país debería tener eso, una compañía de danza de referencia visible, y también de teatro y música.
