El presidente Juan Manuel Santos develó el sábado en el palacio de gobierno la escultura "La paloma de la paz" con la cual el famoso artista colombiano Fernando Botero respaldó el acuerdo alcanzado con la guerrilla de las FARC, que el lunes 26 de septiembre será rubricado en el ciudad de Cartagena.
Con una paloma blanca regordeta de 70 centímetros de altura con el pico dorado "me uno a este proceso transcendental de la paz en Colombia", escribió Botero en un mensaje leído por Santos durante la ceremonia en la que se presentó la escultura en bronce y que en adelante reposará en la Casa de Nariño, en el centro de Bogotá.
Botero, nacido en Medellín en 1932, no pudo asistir al evento pero envió unas palabras en que se mostró congratulado por el acuerdo del que dijo brindará "un futuro de esperanza e ilusión a todos los colombianos". "íEnhorabuena por Colombia!", expresó.
El regalo del escultor ambienta el preludio de la firma del texto en Cartagena, un acto al que asistirán varios mandatarios de América y los dirigentes de organizaciones internacionales como la ONU y la OEA.
Esta escultura se suma a ‘Madre Superiora’, que donó hace 30 años a la colección de arte de la Casa de Nariño, en el gobierno del presidente Belisario Betancur, informó la Presidencia colombiana.
El presidente Santos sostuvo que la escultura de Botero "va a inspirar a millones de colombianos a decirle sí al fin de la guerra". De esta manera el primer mandatario recordó que el próximo 2 de octubre está previsto un plebiscito en el que los colombianos decidirán en las urnas si aprueban el acuerdo.
Para que sea refrendado se necesitan poco más de 4.5 millones de votos de los 35 millones de ciudadanos aptos para sufragar.
Según encuestas privadas recientes, el "sí" cuenta con una ventaja amplia.
En la ceremonia de este sábado, Santos destacó el ingenio de varios artistas colombianos que desde la cultura han contribuido a la paz como es el caso del músico César López quien creó la "escopetarra" (una guitarra sobre una escopeta).
El Mandatario comentó que “el mayor desafío del posconflicto, que Dios mediante se iniciará el próximo 3 de octubre, no es económico, no es social o político, tanto como lo es cultural”.