Paul Irizarry, puertorriqueño de 33 años, aprendió a tocar el piano desde los cinco años, pero cuando llegó la hora de elegir un rumbo, ingresó a la Academia de la Fuerza Aérea de su país.
El delicado estado de salud de un familiar le obligó a abandonar sus planes. Dejó el curso y la música volvió a tocar a su puerta.
Con un piano prestado aprendió a hacer ritmos en el género urbano y hoy, 13 años de carrera después, enumera a Tego Calderón, Nina Sky, Wisin y Yandel, Voltio, Tito El Bambino, Daddy Yankee, Don Omar, Vico C, Ivy Queen, como artistas que son sus clientes. Voces de otros géneros como Thalía y Ricky Martin también han pedido sus servicios.
Ha ganado tres premios Grammy, de unas 15 nominaciones que ha recibido.
Además, hace unos años le puso hip hop a la melodía de la Orquesta Sinfónica de Londres, proyecto que se realizó en el legendario estudio Abbey Road.
Casi nadie le llama Paul o Irizarry. Se dirigen a él por su seudónimo de productor, arreglista e ingeniero de sonido: Echo.
Ahora, enfocará su trabajo en Panamá. Está en el país para preparar parte del cuarto álbum del cantante panameño Nigga y, a mediano plazo, espera poder abrir un estudio de grabación como el que tiene en su natal Puerto Rico.
Considera que en su labor hay que arriesgarse. “Si produces ritmos que funcionan y gustan no te puedes quedar allí, tienes que probar con algo distinto, tiene que haber alguien distinto a los demás, porque llegará el momento en que todos se cansarán de esa música del momento”, sostiene Echo.
Y esa es la filosofía, señala, que aplicará cuando abra su estudio en Panamá.