El matrimonio homosexual es un término equivocado para calificar la unión de parejas del mismo sexo. La palabra matrimonio viene del latín matri-monium, matri significa “madre” y “monium” la protección que da el padre a la madre en función de la prole. Su función es establecer públicamente la protección de la familia. Es heterosexual, no de realidades homogéneas. No cabe invocar discriminación.
La Constitución panameña protege el matrimonio, la maternidad y la familia. El Artículo 26 del Código de la Familia establece: “el matrimonio es la unión voluntariamente concertada entre un hombre y una mujer, (…), que se unen para hacer y compartir una vida en común”. El Artículo 34 del Código de la Familia prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo. De no hacerlo, desvirtuaría la esencia del matrimonio como institución jurídica natural, necesaria para el sano desarrollo de la prole, que necesita del cuidado de la madre y el padre.
En algunos países, la presión de grupos homosexuales organizados ha logrado que, además del matrimonio homosexual, se legalice la adopción de niños por parte de estos.
Todavía no se conocen los resultados de estos experimentos, pero leyendo el libro La Hija de un homosexual cuenta su historia, que narra la desgarradora historia vivida por una joven con su padre homosexual, vale la pena un profundo estudio sobre el caso. En Massachussets, donde el matrimonio homosexual es “políticamente correcto”, el suicidio y la violencia entre adolescentes homosexuales cuadruplica a los heterosexuales.
En las últimas elecciones de EU, los californianos fueron consultados sobre el tema, apostando por el matrimonio heterosexual. Hungría, uno de los países de Europa del Este que primero abrió las puertas al matrimonio homosexual, ha elaborado una nueva Constitución en proceso de aprobación, que establece el matrimonio solo entre un hombre y una mujer. En junio de 2010, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos respaldó a Austria al negarse a casar a dos homosexuales. La sentencia aclaró que el Convenio Europeo de Derechos Humanos no obliga a los Estados miembros del Consejo de Europa a reconocer el derecho al matrimonio homosexual. Encuestas efectuadas en nuestro país, evidencian el rechazo unánime de la ciudadanía al matrimonio homosexual.
Concluyendo, solo la heterosexualidad engendra hijos. Dar la opción del matrimonio a homosexuales sería usurpar los derechos de familia y dar la espalda a la voz de la naturaleza que, a la larga, nos pasaría factura.
