El tango, que en 1970 era un género en decadencia en Buenos Aires, Argentina, para 2013 aportaba el 10% del producto interno bruto del país y generaba más de 3 mil millones de dólares en el mundo.
Algo parecido pasa con el Carnaval de Río de Janeiro en Brasil o en el Festival de Cine de San Sebastián, en España.
Los ejemplos anteriores fueron expuestos durante la reciente conferencia “Aportes del sector cultural al fortalecimiento del tejido económico y social”.
Son el reflejo del potencial que tienen los eventos culturales para mover la economía, el mismo que a Panamá le falta descubrir, pues de acuerdo con el Informe de Competitividad Turística 2015, en el país hay riqueza cultural, pero los turistas no se enteran de las actividades.
En respuesta a esa situación ya identificada por los actores del ambiente cultural, esta semana el Instituto Nacional de Cultura (Inac) y la fundación Ciudad del Saber, con la participación del especialista Gerardo Neugovsen, de Tikal Ideas, presentaron la propuesta de un entramado de colaboración en ese sector cultural llamado Trama.
El proyecto busca “visibilizar el aporte del sector cultural al tejido económico y social del país”, así como “promover políticas públicas que a través del fomento y de la creatividad y la innovación permitan desplegar todo su potencial”.
“Queríamos mostrar evidencia de cuál es el impacto del sector cultural, evidencia de que hay emprendedores culturales y creativos en Panamá”, comenta Javier Stanziola, director nacional de Planificación y Presupuesto del Inac.
Así surge una primera etapa que se desarrollará durante el año, y que incluye charlas y conversatorios dirigidos a distintos públicos, un módulo de formación de emprendedores, conducido por el Centro de Innovación de Ciudad del Saber, así como el Encuentro Trama 2015 - Cultura, Innovación y Economía Creativa, que tendrá lugar del 15 al 18 de septiembre.
Si se pregunta qué es economía creativa, es el encuentro entre la economía, la cultura y el conocimiento. Un concepto que también tiene activos tan intangibles como infinitos, según Neugovsen, pues “estamos en una transición de la era industrial a la del conocimiento”.
Transición colaborativa
Hay un cambio de era que no dará marcha atrás, y estamos en el pico de esa curva entre la era industrial y la del conocimiento. Y ese conocimiento implica la cultura vista desde una perspectiva distinta.
“El desafío del sector cultura es cambiar nuestra mirada, cambiar nuestro chip ”, expresó Neugovsen.Según Neugovsen, nos encontramos en la transición de una visión ornamental y eventista de la cultura, a una mirada más profunda, sin divisiones entre cultura popular y de élite, y en la que la cultura no necesariamente es sinónimo de arte. En esa transición, agrega, la cultura debe dejar de asociarse al ocio y tiempo libre, y empezar a ser reconocida en un sentido transformador social y productivo.“Estamos muy conectados con este salir de la era industrial y entrar a la era del conocimiento, en la época en donde se pone en evidencia la importancia que tiene el recurso intangible de la creatividad, de la innovación, la cultura y la tecnología en los nuevos modelos económicos”.
Onda expansiva
La economía creativa no solo contabiliza los ingresos que genera la cultura, sino el impacto social que tiene. Un mismo evento puede tener diferentes escenarios. De ser un concierto, hay un movimiento económico en torno a todo lo que involucra la preparación, luego otro por parte de los espectadores que compraron las entradas y otro que involucra a las personas que venden sus productos en esos eventos.En el caso del tango, en Buenos Aires, la dinámica económica que se genera en torno a este baile no tiene que ver solo con ingresos, sino con todo el “ecosistema” que se genera a su alrededor, explicó el especialista.La dirección Nacional de Planificación y Presupuesto dirige sus esfuerzos a medir los efectos de su agenda como institución, así como los aportes que entregan a los emprendedores, comenta Mariana Núñez, directora del Inac.“Estamos sistematizando la manera como nos piden ayuda, así como los resultados de sus actividades, con cifras en blanco y negro, la cantidad de personas impactadas y los efectos a largo plazo”, anotó la directora.
Además, se están haciendo mediciones que van desde cuántas personas y de qué edades están visitando los museos, hasta cuál es el entendimiento de cultura que tienen las personas que asistieron al Verano Azul del Inac.Los resultados preliminares revelados esta semana muestran que el 40% de los encuestados reconoce cultura como “la historia de mi gente”, que el 57% va acompañado de entre una y tres personas, y que la mitad de las personas consume entre 1 y 10 dólares.“A final de año esperamos poder ver en el sistema de información cultural, que esperamos poder lanzar en octubre, los pininos del mapa estadístico de la cultura en Panamá”, agrega.
La trama
Con el lanzamiento del proyecto Trama se echarán a andar charlas, debates, conversatorios, que buscarán generar colaboración entre los gestores y emprendedores culturales de todos los sectores, según Stanziola. “Vamos a lanzar la convocatoria para que las personas presenten sus planes de negocio, para luego escoger al grupo que va a pasar por esa formación. Habrá mucha discusión y mucho debate dentro del Inac y Ciudad del Saber en términos del nivel de formación”, dijo.Para Ana Karina Smith de de la Guardia, directora de Operaciones del Festival Internacional de Cine de Panamá, la propuesta ha tenido buena recepción, “la consideramos muy atinada para el momento tan importante que vive Panamá”, comentó, y agregó que “las propuestas culturales tienen que ser sustentadas sólidamente, no solo a las entidades de gobierno y a los patrocinadores, sino a la sociedad en general, mostrando así los impactos positivos al país en los diversos aspectos que tocan”.Por otro lado, Marie Claire Fontaine de Bueno, quien es parte de la organización del Macro Fest y el Panamá Fashion Week, piensa que “aunque se podría decir que sí se ha generado una economía creativa, que es un poco tímida hasta ahora, tenemos fe en que va fortaleciéndose poco a poco”.La responsabilidad de que este entramado arroje resultados positivos y se consolide en el sector económico, productivo, social y cultural, no depende de un solo actor, según Neugovsen, sino que “recae en los hombros de los actores principales, que son los gestores culturales y los emprendedores, y por añadidura, los sectores públicos vinculados con esto, es decir, ministerios de cultura, secretarías de cultura, ministerio de economía creativa”.

