Se busca Príncipe Azul, Sapos abstenerse es parte del Festival del Humor presentado este verano por Teatro El Ángel. La obra es una comedia ligera sobre el efecto de las grandes, pero desfasadas expectativas que algunas mujeres cuelgan en sus relaciones románticas con hombres. Utilizando un formato de viñetas cortas, esta propuesta de la obra de María Campot funcionaría mucho mejor como un programa de televisión. Y de serlo, no solo sería un éxito de sintonía, sino también mostraría el potencial de un contenido comercial más informado y mejor estructurado de lo que se difunde actualmente en las televisoras locales.
La obra cuenta con nueve viñetas, arrancando con una frenética reunión de producción sobre la obra que estamos a punto de ver que en realidad añade poco. La obra realmente empieza con un monólogo bien estructurado y manejado con mucho control por Dayra Torres. Vestida en un traje celeste brillante tres tallas más pequeño, Dayra establece el tono de la obra enumerando sus razones por las cuales las relaciones de pareja entre hombre y mujer son tan difíciles. La actriz involucra con preguntas y mucho encanto al público en esta explicación y encuentra el balance entre crear la incomodidad necesaria para que su punto sea entendido (“los príncipes azules no existen”) y nos riamos al mismo tiempo de sus desaciertos amorosos. El resto de los monólogos llevan la marca incomparable de la dirección de Daniel Gómez Nates.
Las actrices utilizan un movimiento de cuerpo muy sensual y un lenguaje que encontramos a diario en las calles de la Central y Calidonia para conectarse con el público. Los diferentes personajes invitan al escenario al público para que ayude con la utilería o se acercan a sus asiento para cuestionarlo sobre sus relaciones de pareja. El escenario está casi vacío, a excepción de tres cajas de madera que los actores utilizan para marcar diferentes ritmos y emociones. Para una obra que se enfoca en el punto de vista femenino, es sorprendente que sea el actor masculino del elenco el que se destaque por su versatilidad. Mike Pilisi interpreta una gama de personajes, incluyendo el ya trillado maquillador afeminado, irracional y estridente, un Adán en el paraíso bíblico enfrentando un jocoso segundo divorcio gracias a las redes sociales, y un tímido príncipe azul en potencia. Mientras que las actrices muestran una energía y movimientos similares en todos sus diferentes personajes, Pilisi trae a escena diferentes propuestas en términos de la amplitud de sus movimientos y ritmo.
Lo más interesante de la obra es su texto. Sin presentar ideas ni conceptos revolucionarios, los monólogos y diálogos muestran de manera sencilla y amena diferentes debates sobre el rol de la mujer en la sociedad y el impacto de los medios de comunicación en nuestras relaciones sentimentales. A pesar de las bien logradas interacciones con el público, no dejo de pensar que la propuesta que se escogió para mostrar este texto no tiene la profundidad o capas necesarias para una experiencia teatral, pero sí para un excelente programa de televisión. Necesitamos de más productores de televisión comercial o estatal que adapten este tipo de textos y masifiquen la conversación sobre sexo y género en el siglo XXI.

